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Ahora la guerra está en la Red

Un total de 178 países han resultado afectados hasta ahora con "ransomware"

Un total de 178 países han resultado afectados hasta ahora con «ransomware»

El viernes pasado el mundo se estremeció. No cayó una bomba nuclear, ni hubo un bombardeo masivo, ni tampoco un ataque terrorista con su escalofriante balance de muertos. Lo que se produjo esta vez fue un ciberataque, de cuyas consecuencias no pudieron librarse, entre otros, gigantes empresariales como Telefónica ni el sistema público de salud del Reino Unido, ni 30.000 oficinas del gobierno chino, ni infinidad de compañías japonesas.

Lo que ocurrió fue un secuestro. Un secuestro y encriptación de datos valiosísimos. Ya sea porque eran imprescindibles para el trabajo diario o porque eran estrictamente confidenciales. El código malicioso ransomware se hizo con los ficheros de miles de ordenadores de todo el mundo y exigió un rescate económico -con bitcoins, la moneda electrónica, por si hubiera dudas en torno al alcance del mundo digital en el que nos movemos-. Pero no había garantías de recuperación.

El ciberataque se propagó a través del virus WannaCry, tremendamente infeccioso: basta con conectarse a la Red. Tres días después del primer ataque, 179 países de todo el mundo han resultado infectados. Lo llamativo del caso es que todo apunta a que podría haberse evitado. Microsoft lanzó un parche de seguridad en marzo, pero no todas las compañías lo habían incorporado. Los equipos afectados estaban desactualizados.

El caso recordó desde el principio a Edward Snowden y su denuncia de las prácticas de la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU. (NSA). Ahora Microsoft ha confirmado esas sospechas: WannaCry se habría aprovechado de un fallo que desarrolló la propia NSA. Wikileaks ya advirtió en su momento, cuando ocurrió con la CIA, del riesgo de que los gobiernos almacenasen este tipo de vulnerabilidades, y ahora la multinacional de Bill Gates recuerda que el problema sigue estando ahí. «Extraordinario», ironizó Snowden en Twitter al conocer la noticia.


Desde el viernes, Edward Snowden ha publicado numerosos tuits señalando insistentemente la responsabilidad de la NSA en la propagación del virus. «Las herramientas de ataque de la NSA -las que nos prometieron que ‘nadie más que nosotros’ podría usar- afectaron al servicio a los hospitales del Reino Unido», escribió el sábado.


En todas las guerras del mundo, desde tiempos inmemoriales, la estrategia de batalla siempre ha sido buscar el punto débil del enemigo. WannaCry lo ha encontrado. Y cuando hablamos de miles de millones de datos, incluyendo información confidencial, sabemos que el caso al que nos enfrentamos no es baladí.

La vulnerabilidad de los equipos se ha convertido en un suculento festín para los hackers, que pueden ser los propios gobiernos y sus agencias de seguridad o unos talentosos señores desde el ordenador de su casa. Y los objetivos, desde los archivos más secretos de las grandes multinacionales hasta fotografías íntimas almacenadas en el ordenador de un particular.

Vladímir Putin, claramente celoso de lo que podríamos llamar la «intimidad del Kremlin», manifestó rápidamente su inquietud y no dudó en acusar directamente a Estados Unidos: tanto los equipos del Ministerio del Interior de Rusia o Sberbank, el gigante bancario del país, fueron víctimas del ciberataque,

Si Corea del Norte supone una amenaza mundial con sus incesantes pruebas de misiles, los ciberataques no son un mal menor para la seguridad mundial de gobiernos, entidades financieras, empresas y particulares. Pero, al menos de momento, los servicios de inteligencia no han mostrado el menor atisbo de reacción.

2 comentarios

  1. Dice ser mit

    Lo tuyo no son los análisis, leyendo lo que has escrito ya queda claro.

    16 mayo 2017 | 00:13

  2. Dice ser Joana

    Un mono con un lápiz escribiría mejor. ¿O acaso eres el mono?¿No te han dado suficientes cacahuetes o algo?

    16 mayo 2017 | 08:29

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