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Sin medallas, pero el más aplaudido en Río

Yusra Mardini, nadadora siria que conforma el equipo de los refugiados / COI

Yusra Mardini, nadadora siria que conforma el equipo de los refugiados / COI

Las vidas de los deportistas Olímpicos son historias de esfuerzo, superación, tenacidad y lucha. Pero este año, en Río, hubo por primera vez un equipo que sus relatos estuvieron por encima del resto, porque a pesar de vivir entre guerras nunca dejaron de luchar para alcanzar su sueño de estar en el certamen olímpico. Es el caso del equipo de los refugiados, que no ganó ninguna medalla, pero da igual porque su gran victoria fue poder superar su vida diaria y acabar asistiendo a la cita deportiva.

Tal vez la historia que más ha trascendido es la de  Yusra Mardini una joven siria que emigró en una patera hacia Europa. Su barca se estaba hundiendo en las costas griegas, cuando ató una parte de una cuerda  a la balsa y la otra a su cuerpo y empezó hacer lo que tanto le gustaba: nadar. Mardini no solo salvó su vida, sino también la de unas veinte personas más. Además, es de Siria Rami Anis, el otro nadador del equipo de los refugiados, compuesto por un total de diez atletas.

Los judocas Yolande Mabika y Popole Misenga son de la región de Bukavu, en el Congo. Esta es una de las zonas más afectadas por la Segunda Guerra del Congo, que empezó en 1998 y teóricamente terminó en 2002, pero la violencia permanece. Mabika fue separada de sus padres y llevada a una casa de asilo en la capital Kinshasa. La madre Misenga fue asesinada y su hermano de seis años desapareció. Él también fue trasladado al asilo a Kinshasa. Ambos descubrieron ahí el judo, un deporte que les hizo superar las penurias de la guerra.

Yiech Pur Biel, James Nyang Chiengjiek, Anjelina Nadal Lohalith, Rose Nathije Lokonyen y Paulo Amotoun Lokoro son los atletas que proceden del Sudan del Sur, el país más joven del mundo. Del 1983 al 2005 Sudan vivió sumergido en una Guerra, que terminó con la decisión de dividir el país en dos: el norte y el sur. Una separación que se concretó en 2011 y en un referéndum en el que los habitantes del sur decidieron constituir su propio país por una mayoría de más del 98%. Sin embargo, una disputa de poderes entre etnias rivales ha provocado que el nuevo país viva sumergido en un conflicto desde diciembre del  2013.

El corredor de maratón Yonas Kinde tuvo que huir de su país Etiopia por razones políticas. Aunque no participó en el equipo de los refugiados, también es de Etiopia Feyisa Lilesa, medallista de plata en el maratón de Río. Cuando cruzó la línea de meta lo hizo con los brazos en alto y cruzados. De esta forma, quiso poner de relieve que él proviene de la etnia oromo, perseguida en su país. Desde los años 70, en Etiopia gobierna la etnia amhara y mantiene un conflicto de baja intensidad con los omoro. En países vecinos como Somalia o Eritrea viven 2,5 millones de refugiados omoro.

El equipo de refugiados no ganó ninguna medalla, pero cada vez que salía a competir era el más aplaudido junto a los deportistas de Brasil, país anfitrión. El Comité Internacional Olímpico (COI) decidió conformar por primera vez este equipo para poner de relieve el drama de millones de personas que sobreviven entre el conflicto, la huida, el estigma, pero sobre todo con la fuerza de seguir hacia adelante. Según la Organización Mundial de Migraciones en 2015 hubo más de 15 millones de refugiados, unas cifras que superan la Segunda Guerra Mundial.

El COI ha decidido que en Japón se vuelva a incluir un equipo de los refugiados. Aún no se sabe dónde se celebraran los Juegos Olímpicos en 2024, pero esperemos que en ese entonces no haya la necesidad de repetir este conjunto. Y digo la necesidad porque eso querrá decir que todo el mundo puede vivir tranquilamente y en paz en su casa.

1 comentario

  1. Dice ser Antiiluminati

    ¿Siriana? Esto es ciencia ficción. Mira que leo despistes, por decirlo suave. Pero lo de siriana me llegó a la patata.
    Suena procedente del Planeta Sirio. Así que no es terrícola.
    No sabía que competían de otros planetas.
    Al principio pensé que era siria.
    ¡Qué fuerte!

    23 agosto 2016 | 15:17

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