«Deseo dar las gracias a todos los jugadores que han estado bajo mis órdenes por su compromiso y profesionalidad (…)». «También quiero dedicar unas palabras de agradecimiento a Vicente Grande y a Mateo Alemany por el apoyo y la confianza que siempre depositaron en mi trabajo y el respeto que siempre tuvieron hacia mi persona».

Las líneas que escribió hace unos días Gregorio Manzano en su blog fueron una verdadera declaración de intenciones. Sonó a despedida, y lo será por mucho que horas más tarde se apresurase a desmentirlo. Manzano está muy a gusto en el equipo y en la ciudad, pero la tremenda inestabilidad que vive continuamente el club en los despachos han llevado al técnico jiennense a tomar la decisión de dejar el Mallorca el próximo 30 de junio.

Ofertas no le faltan a Manzano, uno de los entrenadores más cotizados del fútbol español. Sevilla y Valencia son los clubes más interesados. En Valencia creen que Emery no le ha sacado a la plantilla el rendimiento esperado y Manuel Llorente quiere un cambio; mientras que en el Sevilla su presidente, José María del Nido, maneja varias opciones, la primera sería Manzano y luego Míchel, por si Manolo Jiménez, muy cuestionado por la afición, decide no continuar.

Otro conjunto interesado es el Atlético, donde el jiennense estuvo hace algunas temporadas y cuajó una gran campaña teniendo en cuenta que la calidad del equipo dejaba mucho que desear (por un gol no metió al equipo en la UEFA). Pese a ello, al final se decidió prescindir de él. Enrique Cerezo se arrepiente de que no hubiese continuado una campaña y ve con buenos ojos su regreso al Manzanares. Pero cuenta con un obstáculo: Miguel Ángel Gil Marín no está por la labor.