Cuando se dispuso a embestirlo como innumerables veces lo había hecho, giró el cogote rápidamente al pasar por debajo de la capa roja. Una vez más había sido burlado por la gracia del torero. El toro, al que le seguía brotando la espesa sangre desde el lomo a causa de las banderillas que decoraban su negro pelaje, no se dio por vencido y ante el movimiento ondulante de la capa emprendió nuevamente su ataque. Esta vez, al pasar por debajo de la tela y girar la cabeza, su cuerno derecho quedó enganchado a las costillas del matador, abriéndole la herida que le dio fin a la corrida. Instantáneamente el cielo se nubló casi por completo, el viento comenzó a soplar un poco más fuerte y mientras el toro seguía corriendo sin ningún destino aparente, comenzaron a llover claveles que caían desde las nubes y seguían el recorrido del enfurecido animal.
Es lo que tiene…cualquiera que se ponga delante de un toro se expone y se arriesga a lo peor.
29 julio 2010 | 12:51
Por mucho que el terero alerdee en la plaza de su agilidad, de su estética recargada, del aret de su danza, es el toro el que siempre transmite la fuerza, el vigor y sobre todo la virilidad.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
29 julio 2010 | 13:08
Los toreros saben a qué se arriesgan y los millones están esperándoles a la salida de la plaza. Al toro sólo le espera un minuto de gloria, antes de que empiecen a lastimarle con picas, banderillas y la espada final. Por eso me parece bien que de vez en cuando el toro goce de una victoria tan merecida como efímera…Se llama justicia poética.
29 julio 2010 | 16:02
Hola Walter…es con enorme placer que regreso con una lluvia de claveles por el fin de las corridas.
A mi siempre me ha impresionado la imagen de un toro vigoroso, fuerte y altanero entrando en la arena y luego al cabo de poco tiempo sale arrastrado muerto, no sin antes haber sido humillado hasta el infinito en el camino hacia su muerte. Ole por los toros que ahora podrán gozar de muchos minutos de gloria sin que vengan unos humanos aplaudir cada vez que otro imbecil humano los humillaba, desangrándolo con toda clase de tortura disponible al espectáculo.
29 julio 2010 | 16:18
Pensemos por un momento que no es un toro bravo ,que ese animal en la arena al que le están torturando es un perro o un gato.
¿Qué pensaríamos entonces?
Seguro que más de la mitad de espectadores de las corridas de toros tienen en casa un animal domestico , aman a su perro o a su gato, alaban su inteligencia y su cariño.
29 julio 2010 | 17:02
Hubo un tiempo, en que a los españoles se nos identificaba con flamenco y toros, más de uno ya se hartó, pero creo que hay que asumirlo como parte de la idiosincrasia de un pueblo.
A pesar de haber mamado esta cultura, respeto tanto a los defensores como a los detractores. Otra cosa es crear polémica con ello. Yo creo que no deberían de prohibirse, es algo tan sencillo como que quién quiera toros que vaya y quién no, que mire a otro lado.
Las sociedades evolucionan y con ellas, posiblemente también sus ancestrales costumbres (¡¿?!)
29 julio 2010 | 17:34
@ Enmascarado
Un preguntita indiscreta,bueno dos,
¿Eres de Córdoba?
¿Conoces un pueblecito llamado Espejo?
29 julio 2010 | 17:45
En Espejo, las ruedas como poco las hacen exagonales, jajajajaja.
Es un pueblo toooodo cuesta arriba, pero por el mismo motivo, si se te cae algo, lo tienes que ir a recoger a la punta de abajo del pueblo.
Eso sí, tiene fama de hacer la mejor morcilla de la zona, con diferencia. Yo no soy de allí, pero tengo familia allí.
Mi madre contaba una caso de una boda que fue de niña a ese pueblo y en el convite terminaron todos a tartazos. 🙂
29 julio 2010 | 18:03
Carla, yo siento lo mismo.
Metamorfosis, me gustó lo de justicia poética.
Y Xulita… un pueblo llamado Espejo es fantástico. Me imagino que debe de ser el reflejo de otro pueblo, idéntico, pero espejado. 😀
29 julio 2010 | 18:08
Era el pueblo de mi abuela Pepa, no lo conozco yo tampoco , pero por la descripción que haces como que mejor lo dejamos ¿No? Si lo mejor que tiene son las morcillas!!
Me encantan las morcillas, por cierto.
Walter ,si,la verdad que el nombre es precioso.
29 julio 2010 | 18:16
Creo que te equivocas xulita, yo no dejaría de visitarlo. Además posiblemente encontraras significado a alguna costumbre familiar. Tienen otro plato que…bueno no es un plato como tal sino una costumbre muy particular. Le llaman «hacer un guarro». En esa zona fue muy dura la postguerra y la imaginación muchas veces hace que se inventen platos. Es el sobrante de un cocido, o un puchero, pero se le añade, cebolla cruda y huevo creo que frito.
Son costumbres que dudo mucho salgan de ese pueblo y de sus descendientes, pero cada lugar tiene su atractivo, seguro que aquí o allá algo encontrarías.
Además está muy cerca Montilla, sus vinos y bodegas.
Walter, te salió el chiste fácil. jajajajaja
pero mejor sería tal vez el pueblo en el que cualquiera se puede ver reflejado. 🙂
29 julio 2010 | 18:44
Mi abuela lo abandonó pronto, bastante antes de la postguerra, pero curioso lo que cuentas.
Algún día lo visitaré, será una de esas cosas que quedan pendientes.
Me encanta el nombre del plato» hacer el guarro», genial.
Gracias por la información. 😉
Gracias Walter por dejarme ocupar este espacio, pero la curiosidad me rondaba. 🙂
29 julio 2010 | 18:55
Comparto con Xulita su comparación con algún otro animal doméstico.Creo que es un espectáculo que no soportaría ver ni un segundo, pero no es algo con lo que crecí, no forma parte de mi cultura, supongo que eso hace que me resulte más incomprensible.
29 julio 2010 | 22:37
Y es que a veces la historia cambia. Me ha gustado.
Saludos desde http://www.papirowebxia.com
30 julio 2010 | 19:13