Los peces son los seres más afortunados del planeta; los únicos capaces de volar debajo del agua. Nacieron con la suerte de remontar flote sin necesidad de alas, desplazándose a su antojo por el anchuroso espacio que les proveen los mares, los lagos, las lagunas, los ríos, las cañadas, los pantanos, los charcos de agua. Así, una ballena es al océano lo que un renacuajo a una cuneta. Los límites, aunque existentes, les son indiferentes a los seres vivos que pueden deslizarse sobre el agua sin ningún impedimento, proveyéndose de un oxígeno que a los seres humanos ahoga. Pero existen excepciones a las reglas, extrañas mutaciones de la naturaleza que abundaron en lo profundo del ponto en épocas de epopeyas. Las sirenas, —hermosas y ancestrales criaturas que ahora escasean— provistas de escamadas colas, aún siguen volando los mares, secando sus cabellos mientras se deslizan libremente sobre el fondo del mar.
Pues sí…volar en el agua, no suena mal. Y sin controladores…
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29 diciembre 2010 | 08:29
Desde mi atalaya en las rocas
aquí Al Sur de Gomaranto,
de “hidrocontemplativo” yo paso
mucha, bastante horas al año.
Veo pasar enormes peces,
unos lentos otros muy rápidos.
De vez en cuando algún cetáceo,
Ya que nuca me atreví,
y ahora voy a confesarlo.
Alguna vez vi una sirena,
que con su rubia melena.
Cual banderola a los vientos,
en el agua ondeaba,
su cabellera dorada.
Al pasar cerca me mira
Ninguna palabra habló
ni saludos con la mano,
pero si guiñaba un ojo.
Estuve un tiempo sin verla,
y ya la echaba de menos.
Empezaba a preocuparme;
¿Se habrá clavado un anzuelo?
¿O la hélice de una motora,
habrá herido su cuerpo?
¿Habrá caído en las redes,
de algún barco pesquero?
Cada día yo miraba,
por donde solía verla.
Y casi perdía la esperanza,
cuando la vi que venía.
Esta vez no venía sola,
esta vez ella traía.
A una sirenita pequeñita,
que a su pecho amamantaba.
Al llegar frente de mí,
la cogió con las dos manos.
Y sacándola del agua,
a su cría me mostró.
Permitiendo que mi mano,
su cabecita acariciara.
Hizo con la mano un gesto,
como diciéndome adiós.
Besó su mano y sopló,
enviándome a mí el beso.
Hace de esto ya unos años,
y no la he vuelto a ver.
La ilusión yo no la pierdo,
sé que algún día volverá
para enseñarme a su nieto.
29 diciembre 2010 | 09:14
Este tipo es ridículo. Pfff… qué cosa más ñoña.
29 diciembre 2010 | 10:12
Solo un «pero», las ballenas no son peces.
Marta
http://www.mivibrador.es
29 diciembre 2010 | 12:23
De acuerdo con Marta
clica mi nombre
29 diciembre 2010 | 12:36
Sin embargo, se pierden la sensación de inmensidad de las noches estrelladas, o una puesta de sol. No me cambio por los peces además tienen un sexo un tanto onanista. Cuando las hembras alcanzan el culmen hormonal reproductor, a solas, y con varias sacudidas riegan el suelo de huevos. Luego el macho pasa por allí y deposita su esperma tras varios estertores solitarios. No me convence el sexo de los peces.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
29 diciembre 2010 | 12:39
Para quienes cuestionan el uso de «ballena», estoy hablando de «…seres vivos que pueden deslizarse sobre el agua». Las sirenas tampoco son peces. Pero bien, lo cambio al rato. Gracias!
29 diciembre 2010 | 13:48
Sé de una sirena llamada Isarté. No se secaba los cabellos bajo el mar, sino tendida al sol en las playas solitarias, hasta que un atardecer la sorprendió un médico obsesionado con las sirenas y por su imprudencia, casi terminó en la mesa de autopsias. Espero un día publicar este relato y conocereis el final…
29 diciembre 2010 | 16:03
Gomaranto, me intriga mucho la geografía del Sur de Gomaranto 😀
Jajaja, buen punto, Carla.
Metamorfosis, espero ansioso.
29 diciembre 2010 | 17:19
Quién sabe si en un futuro próximo, no entraremos en rivalidad con los peces. En lo que a la posible, habitabilidad, debajo del agua se refiere ! A, eso sí! de forma totalmente artificial, y forzada por las circunstancias. Del tan traído, y llevado, cambio climático. Con la consabida destrucción del hielo, de los casquetes polares, junto con el mal esperado, de elevación de las aguas marinas en todo el planeta.” Al sur de Gomaranto”. Algún día nos debería contar cosas de por ahí o sus alrededores ciudades y pueblos. Por lo que puedo translucir de sus escritos, debe de ser un sitio maravilloso, para vivir, y disfrutar de la naturaleza, en estado vivo, y natural, con mínima adulteración, y contaminación, de su espacio….Un saludo…
30 diciembre 2010 | 00:29