Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

Cuando la contabilidad y la supervisión bancaria no van de la mano: Un ejemplo con las cuentas de BFA-Bankia

Hoy os propongo un artículo algo técnico, pero espero que interesante: Las entidades financieras tienen que regirse por varios niveles distintos de regulación y legislación para atenerse al marco legal vigente. Así, hay una normativa de ámbito estatal, otra de ámbito autonómico, está la regulación de Consumo, la macroprudencial del Banco de España (aquella destinada a proteger el sistema financiero) y las reglas internacionales de contabilidad (conocidas popularmente como NIIF), entre otras.

Torre Bankia

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Voy en este post a poner de manifiesto algo que me ha llamado la atención después de ver los resultados de los test de estrés a la banca y ante las evidencias que personas expertas en contabilidad bancaria llevan denunciando desde hace tiempo: que a lo largo de la crisis económica la regulación macroprudencial bancaria y la de contabilidad internacional no solo no han ido de la mano, sino que una (la primera) ha ido en perjuicio de la otra. Y ningún ejemplo como el de BFA-Bankia sirve para ilustrar este encontronazo entre legalidades. Por ello, recapitulemos:

  • El Banco de España y el Ministerio de Economía obligan a «aflorar pérdidas». A lo largo de 2012, con la llegada de Luis de Guindos a Economía, se aprueban sendos decretos referidos al sector financiero (conocidos como Guindos I y II). El objetivo indisimulado de los mismos es hacer aflorar las supuestas verdaderas pérdidas que el ladrillo ha ocasionado a las entidades financieras españolas. En esencia, esta nueva normativa (aprobada por el Gobierno pero llevada a la práctica por el BdE) obligaba a cajas y bancos a provisionar un alto porcentaje de cada inversión inmobiliaria. Es decir, que por ejemplo para un crédito de 100 millones concedido a una promotora, la entidad tendría que reservar (con cargo a resultados) unos 60 millones de dinero líquido con el fin de protegerse ante un hipotético impago y poder tapar rápidamente el agujero. En este contexto, y merced a las nuevas circulares, BFA-Bankia presentó unas millonarias pérdidas en el ejercicio 2011 y otras aún mayores en el 2012, en este caso más o menos en consonancia con el conjunto del sector. De esas pérdidas afloradas se derivaron las ayudas públicas, que en el caso de BFA-Bankia supusieron una inyección de más de 22.300 millones de euros y por tanto la nacionalización de la hasta entonces segunda caja de ahorros del país.
  • Las pérdidas se han de referir al año en que se producen. Tal como me hacen saber fuentes conocedoras de la normativa vigente en contabilidad financiera, cuando se publican unas cuentas anuales o trimestrales, las llamadas «pérdidas por deterioro de inversiones crediticias indican las pérdidas que se han producido durante el año de esas inversiones, que generalmente va (y debe ir) ligado al deterioro de las condiciones económicas y por tanto de la morosidad y deterioro financiero de los prestatarios». Es decir, que más allá de que podamos sospechar que tal o cual cartera de créditos vaya a entrar en fallidos, la normativa internacional contable (vigente para la banca) obliga a contabilizar esas pérdidas solo en el caso de que efectivamente se hayan producido.
  • La reversión de pérdidas. La banca española presenta en sus notas públicas la cuenta «Pérdida por deterioro de activos financieros (NETO)». Este concepto se forma por el resultante entre los deterioros del año y la resta de aquellos que se han revertido, por pérdidas anotadas finalmente no se han producido, por ejemplo. Esta reversión de deterioros, conocida como «liberación de provisiones» en el mundo bancario puede llevar, si es mal empleada, a lo que los contables denominan en su argot «prudencia mala», algo expresamente prohibido por la regulación contable internacional. ¿En qué consiste? En resumen, en hacer una anotación excesiva y deliberada de deterioros durante un ejercicio con el objetivo de que, una vez cubiertos (provisionados), se puedan gestionar y/o manipular en ejercicios futuros, haciendo reversiones de deterioros que permitan aumentar los beneficios en la cuenta de resultados. Tal como me aseguran expertos en contabilidad bancaria, «no existe ningún banco en el mundo en el que de forma realista pueda ocurrir que la reversión del deterioro de ejercicios anteriores (es decir, un ingreso) pueda alcanzar cifras muy significativas comparadas con el deterioro del ejercicio (un gasto), salvo que se estimasen esos deterioros en el pasado haciendo unas predicciones de escenarios totalmente irreales, lo que llevaría a sospechar en una infravaloración deliberada de los activos en esos ejercicios».
  • La reversión de las grandes entidades en 2013. Si entendemos que a todas las entidades se les aplicaron los decretos Guindos I y II de la misma forma, las cifras de reversiones de los deterioros pueden ser una buena muestra, y es razonable pensar que más o menos las cifras sean similares en proporción al tamaño del balance de cada entidad. Pues bien, en el caso del Banco Santander la reversión en 2013 fue de 5.400 millones de euros sobre un balance crediticio total de 600.000 millones (ratio 111:1). En el caso del BBVA, la reversión fue de 4.800 millones para una inversión crediticia de 350.000 millones (ratio 73:1). ¿Y el Grupo Bankia? Pues se han revertido 4.930 millones sobre un total de 120.000 millones en créditos concedidos (ratio 25:1). Es decir, que la tasa de reversión (es decir, de créditos que por arte contable a posteriori resultan no ser tóxicos) de Bankia es entre tres y cuatro veces más grande que el de las dos principales entidades financieras españolas. «Con una reversión de pérdidas más lógica o al menos con una lógica similar a sus competidores Bankia tendría pérdidas como resultado del ejercicio 2013 y 2014 y, por supuesto, ese exceso de deterioros reconocidos en años anteriores no hubiera dado lugar a esas pérdidas en 2011 y 2012», señalan expertos en contabilidad bancaria a este periodista, que además califican de «insulto a la lógica y a las normas contables» que se esté reduciendo el deterioro reconocido en aquellos años con mayor morosidad de la historia.
  • ¿Hubo en BFA-Bankia esa «prudencia mala»? No soy quién para decirlo, pero es lo que sospechan estas fuentes conocedoras de la normativa bancaria: A instancia de un Ministerio de Economía muy interesado en mandar una señal contundente a los mercados internacionales, se habría obligado a hacer un lavado de cara profundo a la entidad que por aquel entonces era foco de todas las dudas. Es decir, recapitalizarla tanto que fuera fácil posteriormente hacer aflorar provisiones (es decir, ingresos) en ejercicios posteriores. Esta teoría sería coherente con la declaración del propio Goirigolzarri. El ahora presidente reconoció en sede judicial haber pedido una ayuda económica mucho mayor que su predecesor (Rodrigo Rato) porque prefería «empezar de cero», con una caja que no despertara la más mínima duda. El Gobierno le había prometido apoyo incondicional a su llegada, y se cubrió, lógicamente, las espaldas. También avala esta tesis el hecho de que los resultados de Bankia fueron a mejores en 2013, año en el que se registró la peor morosidad de los últimos 50 años en España, lo que hace difícil de entender que en el pasado ejercicio hayan mejorado inesperadamente las condiciones crediticias de los prestatarios.
  • El crédito de Izquierda Unida como ejemplo. Hace unos meses, el diario El Mundo titulaba que Bankia tenía provisionado al 100% un crédito concedido a Izquierda Unida por unos 2,87 millones de euros. Pese a que el enfoque del compañero y gran periodista Carlos Segovia parece insinuar que existía una excesiva alegría a la hora de conceder financiación a las formaciones políticas, lo cierto es que ese crédito estaba al corriente de pago y garantizado por la propia sede de la formación política, situada en la calle Olimpo, pero la dirección del banco le da prácticamente la condición de perdido al 100%, toda vez que la provisión es total. «Necesariamente, si haces eso, todo lo que recibas de ese préstamo en años posteriores se reconocerá como ingreso/beneficio sin serlo en realidad en ese momento desde el punto de vista económico y contable», recalcan estas fuentes.
  • BFA-Bankia en el test de estrés. A raíz de las pruebas de resistencia a la banca, se conocieron los resultados de BFA-Bankia, que aprobó con holgura los test. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri presentó en el escenario más adverso posible e imaginable por los supervisores un exceso de capital (es decir, un dinero destinado a tapar posibles agujeros por encima del mínimo legal) de 4.773 millones de euros.
  • El margen bruto que cae. El margen bruto, un indicador que te muestra el margen de negocio que obtiene una entidad con su actividad normal, ha caído en Bankia entre 2011 y 2014, a pesar de que la entidad, en ese periodo, ha ido de las pérdidas a unos beneficios cada vez mayores. Antes que nada quiero alabar que la nueva dirección ha emprendido medidas muy necesarias en la antigua Caja Madrid, como es el aumento de la eficiencia, el cierre de oficinas no rentables. Además, no me queda sino reconocer que Bruselas ha obligado a los nuevos gestores a deshacerse de todos los negocios no «core» del banco (participadas, etc), que hasta ahora suponían una fuente jugosa de ingresos vía dividendos y puestas en equivalencia. Con este escenario tan duro, la dirección ha conseguido volver a beneficios y aumentarlos en 2014 respecto a 2013. En este contexto, las reversiones del deterioro han jugado un papel más que esencial.

3 comentarios

  1. Dice ser Seo Martel

    Ojo final del antepenúltimo párrafo, donde debería decir «punto de vista»…

    03 noviembre 2014 | 01:04

  2. Dice ser Alberto Gundo

    No se puede decir con menos palabras. Es una pena que la verdad oficial se asuma sin rechistar y no s e entre en análisis más sosegados y alejados e la demagogia.

    04 noviembre 2014 | 07:37

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