Nací en Huesca, pero nunca viví allí. Alguien me llamó Javier al nacer. El Rada como apellido vino solo. El periodismo y el vídeo fueron cosa mía. “¡Serás un desgraciado toda tu vida!”, dijeron quienes me quieren. Terminé derecho 20 años después cual ejercicio de yoga sádico. Ahora me tenéis aquí recolectando piezas, rebuscando curiosidades artísticas, leyendo chasquidos como un bosquimano, esquivando culebras para encontrar- tal vez- esos brillos y fulgores que el arte, dicen mis hermanos recolectores de blog, proyecta en el desierto humano. El problema es que soy fotosensible y sospecho que algo miope. Ojalá lo pasemos bien.
De puro cutre son hasta interesantes. Tb porque parecen de los años 70-80 y el tiempo le da una pátina de interés a casi todo. Lo más seguro es que si Martina hubiera sabido que su afición privada años despues era considerada arte y expuesta en una galería, no se lo habría creído. Tal vez hasta le habría dado una tremenda vergüenza.
Así que por un lado me parecen interesantes, pero por otra lamento que algo tan íntimo haya salido a la luz.
21 febrero 2014 | 14:47