A vueltas con el fatídico accidente del avión alemán y las causas del siniestro, resulta llamativo cómo todo el mundo se lleva las manos a la cabeza por los antecedentes psicológicos del copiloto.
Cierto es que faltaron controles y más medidas de seguridad. Pero igual de verdadero es que situaciones de este tipo son imposibles de prever.
¿Quién no nos dice que a diario nuestro conductor de autobús, o el del metro, o el maquinista de Cercanías, o hasta el taxista que nos lleva de un lado a otro no puede estar en una situación mental similar a la que padecía el copiloto alemán?
Si nos paráramos a pensar en este detalle no subiríamos jamás en un transporte público.
No le demos más vueltas. La mala suerte puede estar en cualquier lado, encima de un andamio, en el enchufe de nuestro baño, a los mandos de un volante o a 3.000 metros de altitud.
este chaval tenia una tara… si … mala suerte, pero la compañia y el país (alemania) tenia graves deficiencias de gestión…. no puede ser que la baja médica no la controlasen
http://cort.as/Q4ja
30 marzo 2015 | 08:25
Estoy de acuerdo en todo, por muchos controles que haya no es posible el riesgo cero.
30 marzo 2015 | 10:48
De acuerdo hay un porcentaje de mala suerte, pero como dicen que de los errores se aprende, espero que las compañías aéreas y en general todas las de transporte hagan un control más exhaustivo de sus empleados, y lo de las bajas médicas creo que debería de ser el propio médico quien debe hacerla llegar a la empresa,al menos en casos como éste de depresión.
Que lo mismo que los pasajeros tenemos que pasar por controles antes de subir a un avión, la tripulación también tiene que ser examinada con lupa.
Como dicen en mi tierra adoptiva: «Después del conejo ido palos a la madriguera». Así que es mejor prevenir.
30 marzo 2015 | 14:19