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Reino Unido: la despidieron del trabajo porque no quiso usar tacones

Una joven británica que tenía un contrato temporal como recepcionista para la empresa Portico fue despedida porque se negó a usar tacones durante un turno de nueve horas. Desde la compañía no supieron explicarle por qué era necesario que ella usara ese tipo de calzado para el empleo.

 

Nicola Thorp, feliz con sus botas sin tacón. Fuente: Twitter.

Nicola Thorp, feliz con sus botas sin tacón. Fuente: Twitter.

Nicola se presentó en PriceWaterHouse Coopers, una consultora de la city londinense, para cumplir su primer día como recepcionista.

El trabajo consistía en guiar empresarios y visitantes de una sala de reunión a otra. La vestimenta adecuada para ello, según la empresa que la contrató, eran un par de tacones de «entre 2 y 4 pulgadas» (de 5 a 10 centímetros).

Cuando se presentó con calzado bajo le pidieron que fuera a comprar tacones y ella los cuestionó: «Si pueden darme una razón por la cual los zapatos que tengo puestos me impedirán hacer mi trabajo, los compraré», relató a la BBC Radio London.

«No pudieron darme una sola razón. Se suponía que tenía que hacer un turno de nueve horas. Les dije simplemente que no podía hacerlo», agregó.

Ante la negativa, le pidieron que se vaya sin recibir la paga del día. Los zapatos que ella llevaba puestos eran formales, pero sin tacón.

Nicola compartió su indignación en Facebook y las redes sociales se encendieron.

El pedido no sólo era injusto por una cuestión de género, sino también porque el uso de esta vestimenta incómoda afectaba su salud: los podólogos afirman que uso prolongado de tacones puede producir patologías del pie y repercutir en la rodilla, cadera y espalda.

Entonces lanzó una petición para que el Parlamento Británico trate una ley que prohiba imponer este tipo de requisitos a las mujeres.

La consultora internacional PriceWaterHouse Coopers se desligó del problema al decir que esos detalles quedan a cargo de Portico, la empresa que contratan para este tipo de servicios.

Portico dijo que se trata de «una práctica estandarizada». La empresa agregó que tiene «guías de apariencia personal en cada una de sus locaciones», que incluyen «recomendaciones sobre el calzado adecuado para el rol que cumplen». De cualquier manera, se comprometió a revisar las sugerencias junto a sus clientes y al personal.

Otro caso indignante es el de una camarera que terminó con los pies ensangrentados después de su jornada laboral.

Atrás quedaron los días cuando los sindicatos británicos luchaban por erradicar este tipo de requisitos en la ropa de los trabajadores. Hoy la lucha es cuerpo a cuerpo a través de internet. Por ahora lleva ventaja la corporación, ¿ganarán la salud y la equidad?

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