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Agredir a Greenpeace, agredirnos a todos

Momento en que una lancha de la Armada embiste a una de Greenpeace / GREENPEACE

Momento en que una lancha de la Armada embiste a una de Greenpeace / GREENPEACE

Matilda Brunetti no podía imaginar que su participación en una protesta pacífica contra las prospecciones petrolíferas de las islas Canarias la harían acabar en el hospital. La activista de Greenpeace, italiana de 23 años, sufrió varios cortes y una fractura de tibia tras las embestidas de dos botes del Ejército español contra el suyo y los de sus compañeros. Aunque la Armada española lo negó, el vídeo difundido por Greenpeace en las redes sociales no deja lugar a dudas: el Ejército atacó a la organización ecologista que, efectivamente, protestaba pacíficamente.

Este ataque no sólo es una agresión a Greenpeace, sino a todos los españoles y a la sociedad canaria en particular, que lleva meses protestando sin descanso contra las prospecciones petrolíferas que Repsol pretende llevar a cabo en el este de Fuerteventura y Lanzarote. Sin embargo, la gran indignación social no ha sido escuchada por el Gobierno español, que dio luz verde a dichas prospecciones. Ni tampoco por el Tribunal Consitucional, que tumbó una propuesta por parte del gobierno de las islas para preguntar a los canarios: «¿Cree usted que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo?». Está claro que sin preguntas no se pueden oír respuestas.

El gobierno español no sólo sostiene que todo está bajo control y que las prospecciones no comportan riesgos para las aguas y la economía (Canarias vive principalmente del turismo), sino que las justifica bajo el argumento de «la defensa de los intereses vitales y estratégicos de España», la «seguridad nacional» y «la libertad de explotación de los recursos energéticos disponibles». Lo cual quiere decir, según un simple ejercicio de lógica, que los intereses de España los decide el Gobierno y no los canarios manifestándose en las calles; y que los que mandan pueden elegir a placer qué recursos explotar, caiga quien caiga, pese a quien le pese. Lo que ya escapa de toda lógica es qué relación puede haber entre la «seguridad nacional» y las prospecciones petrolíferas en las islas Canarias. No obstante, la frase «negocio redondo» no aparece por ninguna parte del comunicado gubernamental y es, quizás, la que más se aproxima a lo que España está a punto de hacer con Repsol.

Para más inri, la propia compañía petrolera cifró en menos de un 17% el porcentaje de probabilidad de encontrar crudo en la zona. Es decir, que es más que posible que tras 90 días de prospecciones Repsol no encuentre nada, pero el daño ya estará hecho. Mejor dicho, ya ha empezado a hacerse, porque sólo 48 horas después de la llegada del Rowan Renaissance -el buque de perforación de Repsol- a la zona ya hay una activista en el hospital. En el hipotético caso de que se encontrara crudo se iniciaría un nuevo proceso, el de extracción, que podría durar la friolera de unos seis años. Y volviendo a lo del negocio redondo, algún interés debe tener la petrolera en estas prospecciones a pesar de haber una probabilidad tan baja de éxito.

Las lamentables embestidas del Ejército español contra los activistas de Greenpeace han hecho mucho daño colectivo porque la organización está defendiendo los intereses medioambientales de toda una sociedad. A pesar de un Gobierno que no ve, no habla y no escucha a sus ciudadanos, pero que insiste en decir que todo está bajo control y que no hay ningún problema. Yo no sé vosotros, pero a mí me vienen a la mente las imágenes del Prestige, cómo lo gestionaron… y me tiembla el pulso al escribir este último párrafo.


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17 comentarios

  1. Dice ser Antonio Larrosa

    La democracia es un cadalso donde te dejan elegir al verdugo. (O sea, una dictadura camuflada, para tontos)

    antoniolarrosa.com

    17 noviembre 2014 | 09:49

  2. Dice ser Ecoplant

    En contra totalmente de las prospecciones y a favor de greepeace, pero solo les reprocho una cosa: ¿porque no intentan evitar también las prospecciones en el lado marroqui que estan haciendo unos KM más allá?

    17 noviembre 2014 | 10:04

  3. Dice ser Rigor por favor

    Este blog lo editáis 8 personas que decís ser periodistas. Si realmente lo sóis, por favor contrastar vuestras fuentes y escribir con rigor informativo.

    Creo que infringir la ley, acercarse a menos de una milla de un buque al que está prohibido hacerlo, llevar escaleras y cuerdas para abordarlo como terroristas para hacerse una foto y sacar una pancarta de una mafia de la que cobran un sueldo es algo que supera la definición protesta pacífica.

    Por culpa de posts de pésimo rigor como éste, de la propaganda manipuladora de algunos «periodistas» y por actitudes como la de los activistas de Greenpeace, el ejército se tiene que dedicar a esto y no a ayudar a la gente que navega en pateras por el mar.

    Por cierto, un aplauso a la persona que se tiró a rescatar a la activista al agua. El valor de una vida no tiene ideología ni precio….salvó para sus compañeros de Greenpeace, que en lugar de saltar a salvarla decidieron quedarse a grabar a ver si se moría y así tener imágenes para su propio ánimo de lucro.

    17 noviembre 2014 | 10:39

  4. «El vídeo grabado por un vecino nos muestra a un grupo de policías municipales apaleando a un negro mantero. Cuando otros viandantes se acercan a defender a la víctima, los agentes les pegan también. Esta escena es de hace quince días en Madrid.

    En Barcelona ya han muerto dos hombres al ser detenidos por los Moços de Escuadra –sorprendente es que sea en Cataluña donde ha habido más víctimas, mortales o no, del maltrato de la policía. Las imágenes de los video aficionados muestran en estos últimos años a agentes de diferentes cuerpos apaleando a manifestantes –en Barcelona una señora ha perdido un ojo por un pelotazo de las fuerzas del orden-, estudiantes, feministas, obreros, indignados, víctimas de desahucios, hasta discapacitados en silla de ruedas. Cientos de subsaharianos son esposados, pateados y detenidos cuando se deciden a atravesar la infame valla cuajada de navajas que separa Marruecos de Melilla. Y también cuando se atreven a intentar ganar unos céntimos para comer, vendiendo bolsos de imitación en las calles de las ciudades españolas. Algunos han muerto al ser disparados con pelotas de goma en el mar, cuando se estaban ahogando. En las cárceles se sigue maltratando a los reclusos que tienen menos medios, como han denunciado algunos trabajadores sociales.

    Y esto en tiempos de democracia consolidada, como les gusta decir a los politólogos que opinan todos los días en televisión.

    En tiempos de dictadura, la Policía Nacional (los grises), la Policía secreta, la Policía Político-Social, la Guardia Civil, la Policía Municipal, los funcionarios de prisiones, fueron los esbirros de la represión franquista. Y también de los años de la llamada Transición, que se prolongó interminablemente. Algo se ha publicado —poco para el horror que fue— sobre las detenciones, las torturas, las desapariciones, el robo de niños y los asesinatos que impunemente cometieron esos representantes de las fuerzas del orden y de las prisiones contra los opositores políticos, y no tan opositores como varias víctimas del GAL o los muchachos asesinados en Almería en los años ochenta. Pero nada se dice sobre la insania con que trataron –y siguen tratando- a los detenidos comunes. El trato humillante y despectivo, los insultos, las esperas interminables, las esposas que se clavan en la carne durante horas y las palizas en las comisarías, los golpes y los castigos en las prisiones, se aplican continuamente a los que acusan de delincuentes. Durante la dictadura y ahora.

    La sociedad civil, bien pensante, de orden, sea de clase media, burguesa o trabajadora no siente ningún interés por la situación y el destino de los descuideros, drogadictos, negros manteros o mendigos. Ni los delincuentes ni los emigrantes ni los pordioseros merecen la atención ni la preocupación más que de las ONG dedicadas a ello. Por tanto son pasto impune de la brutalidad policial.

    Un país no puede presumir de democrático mientras las fuerzas del orden sigan siendo los agentes de la represión de todo aquel que no esté inserto en el modelo de buen ciudadano burgués amante del orden. Y la nueva Ley de Seguridad Ciudadana que resucita la del franquismo viene a consolidar no la democracia sino la represión.

    Ya sabemos que el Partido Popular ama el orden fascista y por tanto la legislación que con tanto empeño va aprobando nos retrotrae a los peores tiempos de la dictadura, pero si no hubiera cómplices necesarios ninguna orden emanada del Ministro del Interior ni del Subsecretario ni de los Delegados del Gobierno ni de los Gobernadores Civiles ni de los Directores Generales, se podría cumplir. Para que se disperse una manifestación a palos y porras eléctricas, para que se incauten los teléfonos móviles y las cámaras fotográficas de los que quieren registrar los acontecimientos, para que se golpee a detenidos esposados en las comisarías, para que se agreda a los viandantes cuando intentan defender a un negro mantero maltratado, para que se encierre en celdas de castigo a un preso, hacen falta hombres –no suelo ver mujeres manejando las porras en la calle- dispuestos a ello.

    Como lo estuvieron, durante cuatro décadas, los agentes de la Policía Nacional, de la Secreta, de la Político-Social, de la Guardia Civil, de las policías locales y los funcionarios de prisiones. Para mantener el orden franquista que se impuso mayoritariamente durante aquellos infames cuarenta años, hizo falta que un sinnúmero de agentes, con diversos uniformes pero igual insania, no solo se alistaran en los diferentes cuerpos de la represión, sino que actuaran en el ejercicio de su profesión con dedicación y entusiasmo.

    Los policías que me colgaron de los brazos para apalearme durante nueve días en la Dirección General de Seguridad de Madrid, en el año 1974, disfrutaron de momentos excitantes. Como los que torturaron a todos los demás compañeros y todas las demás compañeras mías de infortunio. Y así, día tras día, durante mucho más que cuatro decenios. Porque torturados y torturadas en las calles, en las comisarías y en las cárceles, fueron muchos y muchas después de la muerte del dictador.

    Y los policías y los funcionarios que lo hicieron no estaban amenazados con una pistola en la frente. Se presentaron a los exámenes de ingreso voluntariamente y voluntaria y libremente cumplieron las órdenes de detener y apalear a todo el que molestara al régimen. Los que aplicaban corrientes eléctricas en los testículos y en la vagina, hundían la cabeza del detenido en un cubo de agua hasta casi ahogarlo, violaban a las mujeres, las colgaban de unos ganchos del techo para golpearlas en la barriga –objeto de envidia y odio machista,”¡ ya no parirás más!”, recuerdo que me decían-, daban puñetazos en la cara de las víctimas hasta dejarlas irreconocibles, obligaban a los detenidos y a las detenidas a estar de pie días y noches sin comer y sin beber, apaleaban a los presos en sus celdas, no eran pobres trabajadores obligados por la miseria a ejecutar su tarea.

    Recuerdo que en los tiempos en que el Partido Comunista aprobó su tesis de “la reconciliación nacional”, se intentó difundir la idea de que los cuerpos represivos estaban formados por individuos de las clases populares -lo que en buena parte era cierto- y por tanto, nosotros, los militantes y las militantes comunistas –detenidos, insultados y torturados por aquellos- debíamos comprender que no hacían más que cumplir órdenes (a disgusto) de sus superiores, que eran pocos, y debíamos tratarlos, en consecuencia, como a otras víctimas del régimen franquista.

    Esta tesis se difundió a través de los intelectuales del partido. Como ejemplo recordemos la novela El Capirote, donde Alfonso Grosso explica con todo verismo la miseria del pueblo sevillano de los años sesenta. Cuenta como un trabajador enfermo y en paro se decide a cargar con las andas de un Paso por ganar unos duros, cuyo esfuerzo le conduce a la muerte, y dedica unas páginas a disculpar a los guardias que le pegan, con los argumentos anteriormente transcritos, cumpliendo la consigna del PCE.

    Si no hubiese habido los suficientes cómplices necesarios en todas las Fuerzas del Orden y funcionarios de Prisiones, no se hubiese tirado por el balcón de la Dirección General de Seguridad a Julián Grimau, no se hubiera herido y detenido a Salvador Puig Antich, no se hubiese matado a Manuel Fernández en la huelga del Besós de Barcelona ni a los obreros de Vitoria ni a Salvador Rueda en la cárcel de Carabanchel. No se hubiera torturado a Juana Doña, a Soledad Real, a Manolita del Arco. Y no puedo añadir aquí toda la lista de las víctimas porque llenaría una enciclopedia. En noviembre de 1975, cuando murió el dictador, había más de cinco mil presos políticos en las cárceles de España y éramos veinticinco mil los procesados que estábamos en libertad provisional. El noventa y nueve por ciento de todos habíamos sido torturados por uno u otro cuerpo de la llamada Seguridad de Estado.

    Pues bien, tanto los hermanos Creix de Barcelona, como Portela, Willy el Niño y el comisario Conesa de Madrid, el comisario Álvarez de Zaragoza, –por citar solo los nombres más conocidos que recuerdo de memoria- siguieron en sus puestos, cobraron sus sueldos y las pagas extraordinarias, los ascendieron y hasta los condecoraron cuando llegó la “democracia”, y se jubilaron con todos sus emolumentos y honores.

    Sabemos ya, gracias al esfuerzo, el trabajo y la información de los grupos que tratan de difundir la Memoria de nuestra Historia, que 150.000 restos de republicanos y republicanas yacen todavía debajo de las cunetas, los campos y las carreteras de todo nuestro país. Y solo gracias a la acción de estos grupos una jueza argentina está tramitando el único proceso criminal que se ha abierto en el mundo contra algunos de los asesinos y torturadores durante la dictadura, como Willy el Niño.

    Porque después de todos los horrores que perpetraron los policías de los diversos cuerpos y los funcionarios de Prisiones, durante casi medio siglo, ninguno ha sido condenado como se debía cuando llegó a España la tan ansiada democracia. Y por supuesto, nunca nos pidieron perdón.

    Por eso, ahora, siguen apaleando a manifestantes, feministas, negros manteros y viandantes. Sin ninguna consecuencia».

    http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2014/08/31

    17 noviembre 2014 | 10:53

  5. Dice ser jodel18

    Yo no me siento agredido por la Armada española, me siento agredido por Greempeace, que viene a nuestro país a decirnos a nosotros lo que tenemos o no tenemos que hacer.
    Los que entendieron bien a esa panda de vividores fueron la franceses, mira como ya no van a protestar mas a Moruroa.

    17 noviembre 2014 | 11:15

  6. Dice ser ecoloJeta

    En cuanto les suelten un par de maletines a greenpeace ya vereis que pronto dejan de ser perjudiciales las prospecciones….

    Greenpeace es un negocio de extorsión encubierto en ecologismo «barato»

    17 noviembre 2014 | 11:26

  7. Dice ser Yo mismo

    Green peace se ha convertido en un loby en el que sus dirigentes se dan la vida padre a costa de los tontos utiles que son los ecologistas de verdad.

    Mucha protesta y mucha pancarta pero no tienen co**** de ir a montar sus numeritos a paises arabes, rusia o corea del norte que ahi si que se estan produciendo verdaderas tropelias contra el medio ambiente por que saben que les cae una buena. Solo protestan en democracias occidentales y en hora punta de audiencia televisiva ya que su supervivencia como organizacion depende de esto

    17 noviembre 2014 | 11:40

  8. Dice ser alicante gusta

    duro ver como los poderes economicos mandan

    http://goo.gl/9Bw4lb

    17 noviembre 2014 | 11:41

  9. Dice ser Donde

    ¿Han protestado en las prospecciones marroquies?

    Están a menos de 15 km de estas y allí van a sacar petroleo con «medidas de seguridad» muy inferiores a las de la Unión Europea.

    Opción A – Se extrae el petroleo, hay beneficios (para el país, al reducir la dependencia externa) – Riesgo de contaminación (pequeño en una plataforma con normas europeas, posible en una con normas marroquies [10-15 km más lejos]

    Opción B – No se saca el petroleo, no hay ningún beneficio – Riesgo prácticamente igual, por las extracciones marroquies

    17 noviembre 2014 | 12:08

  10. Dice ser Joana

    De verdad. Cada vez que veo algo de la recua de palurdas éstas… Es que os superáis todos los días, gallinas.
    El titular es un titular de propaganda barata, digna de un niño de primero de primaria. ¿Y vosotras os llamáis periodistas? Patéticas, ridículas.

    Por mí que «agredan», a los hipócritas éstos de green peace todo lo que quieran.
    Por si no lo sabíais: estos «ecologistas», hacen lo que les mandan sus amos. ¿Y quiénes son esos? Pues los que les pagan. Los dueños narizones de unas grandes petroleras, entre otras muchas cosas.
    Y estos hipócritas hacen la «ecología selectiva», que en realidad es alborotar para desviar la atención y defender los intereses de los «socios que aportan cuotas»… pero los que aportan cuotas multimillonarias.
    ¿O vosotras, infelices mujercillas inútiles, pensáis que esos barcos cuestan poco?¿Y que los paga Papá Noel?¿Y que funcionan con aire? Pues no, los pagan vuestros amos, tontas. Que también son los amos de los de green peace, y por lo tanto mandan a sus barquitos a unos lugares sí, y a otros no. Dependiendo de lo que convenga a la élite plutocrática, que es la que realmente gobierna.

    Un pelín de investigación, un poquitín solament, y lo sabríais. ¿Y decís que sois periodistas?¿Cómo os habéis sacado la carrera, de rodillas? Sí, seguramente. Es la única explicación. Porque por talento no va a ser. Es más que evidente que no sois ni talentosas, ni valientes. Presumidas, vanidosas y patéticas sí, eso sí.

    17 noviembre 2014 | 12:13

  11. Dice ser manuel

    Para mi todos los de Green Peace se pueden ir a la gran puñeta. Han agredido a mi patria, con lo cual también a mi me han agredido. ¡Viva España!. ¡Vivan sus fuerzas armadas!

    17 noviembre 2014 | 12:31

  12. Dice ser kandingo

    Perroflautas apaleados por los que tienen por mision velar por la seguridad en la mar y por el libre transito de naves por aguas españolas. Fueron advertidos e hicieron caso omiso. Y se han llevado lo suyo. Bravo por la Armada

    17 noviembre 2014 | 12:53

  13. Dice ser Markos

    Como sempre os exército español só é efectivo contra civís desarmados. Triste pero é así, lévano nos xenes. Por suposto que ante inimigos armados saen correndo como fan decote en Afganistán ou fixeron moitas veces en Irak. As miñas desculpas e ánimos á valente italiana malferida.

    17 noviembre 2014 | 13:12

  14. Dice ser manuel

    @Dice ser Markos: Si, Markos,es que somos así y el miedo tiene muchas facetas… Menos mal que estáis vosotros para sacarnos las castañas del fuego. Obrigado.

    17 noviembre 2014 | 13:19

  15. Dice ser Paragueros

    Greenpeace son unos hipócritas. Mucho protestar por las prospecciones pero su barco bien que chupa centenares de litros de gasoil a la hora

    17 noviembre 2014 | 18:46

  16. Dice ser Markos

    LOL Está claro que nalgúnha alcantarilla de hispanistán puxéronse dacordo para pasarse por este artigo. Que pena dá esta xentalla.

    17 noviembre 2014 | 19:21

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