Matilda Brunetti no podía imaginar que su participación en una protesta pacífica contra las prospecciones petrolíferas de las islas Canarias la harían acabar en el hospital. La activista de Greenpeace, italiana de 23 años, sufrió varios cortes y una fractura de tibia tras las embestidas de dos botes del Ejército español contra el suyo y los de sus compañeros. Aunque la Armada española lo negó, el vídeo difundido por Greenpeace en las redes sociales no deja lugar a dudas: el Ejército atacó a la organización ecologista que, efectivamente, protestaba pacíficamente.
Este ataque no sólo es una agresión a Greenpeace, sino a todos los españoles y a la sociedad canaria en particular, que lleva meses protestando sin descanso contra las prospecciones petrolíferas que Repsol pretende llevar a cabo en el este de Fuerteventura y Lanzarote. Sin embargo, la gran indignación social no ha sido escuchada por el Gobierno español, que dio luz verde a dichas prospecciones. Ni tampoco por el Tribunal Consitucional, que tumbó una propuesta por parte del gobierno de las islas para preguntar a los canarios: «¿Cree usted que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo?». Está claro que sin preguntas no se pueden oír respuestas.