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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Los productos milagro para adelgazar inducen un ‘efecto liberador’ frente a la comida

Capsula coheteEstá guay, muy guay, eso de preocuparse por adelgazar cuando las circunstancias personales de cada uno lo ponen de relieve. Cuando se consigue de verdad, el hecho de ir restándole kilos a nuestra existencia suele implicar un mejor pronóstico de salud, una mayor seguridad personal, la satisfacción de los objetivos alcanzados y, para mí última instancia, una mejoría en la imagen.

No obstante, al afrontar las posibles soluciones asociadas al hecho de adelgazar, las personas implicadas se enfrentan a una primera dicotomía que les obliga a tomar una decisión. Me refiero al “cómo”. Se puede hacer “bien”, tomando las medidas oportunas que implican un cambio en los hábitos de vida que en cada caso le han llevado a cada a ir incrementando su peso de forma paulatina… y se puedo hacer “mal”, es decir, usando cualquiera de las muy frecuentes y ubicuas “soluciones adelgazantes” que en realidad solo son meros artificios cosméticos especialmente diseñados para tranquilizar conciencias y de esta forma reafirmar al usuario en la confianza de que algo ya se está haciendo para atajar el problema del sobrepeso. Hacerlo “mal” y recurrir a esos artificios cosméticos implica, por ser más claro, recurrir a los denominados como “productos milagro” (entre otras posibles malas soluciones).

Sin embargo, tal y como se ha puesto de manifiesto en numerosas entradas a lo largo de los casi cuatro años de existencia de este blog, no existe ni uno solo de esos “productos milagro” que haya conseguido demostrar per se el ser eficaces en eso de “ayudarnos a adelgazar”. Ni la alcachofa, ni la cetona de frambuesa, ni la garcinia cambogia, ni el ojo de halcón, ni las pulseras o pendientes adelgazantes, ni la faseolamina, ni el vinagre de manzana, ni la capsaicina, ni el té verde, ni el café del mismo color, etcétera… han aportado pruebas concluyentes de resultar eficaces en estas cuestiones. Sí, ya sé que hay muchos, algunos incluso que no se han tocado en el blog, pero insisto: ninguno vale. Ninguno. Por algo se llaman productos milagro.

Pero hay peores noticias…

De todas formas lo peor de tomar cualquiera de estos suplementos adelgazantes no es que no hagan nada ni tampoco está en el hecho de dejarse una pasta (porque encima son bastante caros, y más teniendo en cuenta su nula efectividad)… lo peor es que su uso es, a la larga contraproducente para los intereses de las personas que se deciden en un momento utilizarlos. Y no me malinterpretes, porque si bien su efecto “metabólico” no ayuda adelgazar, tampoco estoy diciendo que a partir de ese mismo efecto hagan engordar.

Lo que sí que ocurre es que los usuarios que recurren a estas “soliuciones” obtienen de su subconsciente una respuesta “liberadora” que se traduce en una mayor indulgencia a la hora de realizar aquellas elecciones dietéticas menos indicadas para sus propósitos. Total, “yo ya me estoy cuidando con la pastilla… y por tanto me puedo permitir el exceso dietético” vendría a ser una forma de resumir el hecho.

Así, con la obtención de esa sensación liberadora los usuarios se relajen en el control de la ingesta porque para ello han hecho descansar en el producto milagro la consecución de los objetivos programados, es decir de adelgazar. Es una consecuencia psicológica subconsciente,  no intencionada que podría implicar a la larga la ganancia de peso. Justo lo contrario de lo que se persigue. Toma paradoja.

Digo lo que digo porque tal es como se ha puesto de relieve en un reciente estudio titulado The liberating effect of weight loss supplements on dietary control: a field experiment (El efecto liberador sobre el control dietético de los suplementos para perder peso: un experimento en contexto real). El estudio participaron 70 mujeres de entre 18 y 34 años que pretendían perder peso. Una vez separadas en dos grupos, a las del primer grupo se le aportó una pastilla informándoles de que era un placebo (es decir, haciéndoles saber que lo que les estaban dando no servía para nada o lo que es lo mismo “condición control de placebo conocido”) y a las del segundo se les dio la misma pastilla (es decir, también un placebo) pero informándoles de que era un verdadero suplemento para la pérdida de peso.  Dentro de la dinámica del estudio se les informó a las mujeres de ambos grupos que se les iba a premiar con un almuerzo tipo bufé libre… y los investigadores tomaron buena nota de cuáles fueron las reacciones de las mujeres de ambos grupos ante el fastuoso ágape.

Los resultados, los que de alguna forma ya te he contado:

Las mujeres que creían haber recibido un suplemento para perder peso real comieron significativamente más cantidad de alimentos y con un perfil nutricional menos saludable para sus intereses que aquellas que sabían que su pastilla no servía para nada porque para eso ya les habían informado previamente de ello.

En resumen, el uso de suplementos para perder peso, cualquiera, además de no haber demostrado servir para nada, sirve para que las personas que los usan depositen la confianza en el producto que toman para adelgazar. Por tanto, se aumentan las probabilidades de comer de más o peor (total… ya tienen su escudo frente a la ganancia de kilos… deben de pensar) retrasando en el tiempo las verdaderas soluciones que sí les llevarían a perder los kilos de más.

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Nota: Mi agradecimiento a la compañera Rosa María Espinosa por hacerme partícipe de esta información.

Imagen: iosphere vía freedigitalphotos.net

Cosas que has de saber antes de tomar un suplemento para adelgazar

PastillacasSí, sé que la fecha es propicia. Con las festividades navideñas encima y los buenos propósitos a la vuelta de la esquina es muy probable que no poca gente ande planificando esa ansiada pérdida de peso, con sus estrategias y planes estupendos, sus dietéticos menús… como probable es que muchos también estén tentados de usar una “ayudita” en forma de suplemento. Pero, ¿realmente ayudan los suplementos alimenticios, per se, a adelgazar? La respuesta, ya me conoces, es que depende.

Supongo que es fácil creer que el funcionamiento o no dependerá del que escojas… que si de alcachofa, que si de pimiento (sí, ya lo sé, capsicum queda más enrollado y da mejor el pego), que si de judía (venga va… faseolamina mola más), que si de café verde (si ponemos ácido clorogénico suena más serio, pero solo suena), que si de mango africano, que si de Garcinia cambogia, que si… etcétera. Pero no. Va a ser que no, ya que la “ayudita” extra no depende de la naturaleza o “principio activo” ¿Sabes porqué? Porque ninguno ha demostrado funcionar como tú esperas que funcione. Por algo se llaman productos milagro, porque necesitan de creyentes.

Entonces, habrá quien piense que dicho funcionamiento dependerá del fabricante que los produce (laboratorio para los técnicos en marketing): que si con no-sé-cuantos controles de calidad, que si obtenidos solo a partir de cultivos orgánicos o de agricultura ecológica, que si producido en Alemania o en Japón, que si más o menos “natural”… y demás para bienes. Ya siento desilusionarte, pero va a ser que tampoco, la “ayudita” en cuestión tampoco va a depender de la supuesta excelencia en su fabricación, ya que, como te he dicho en el párrafo anterior, ninguno funciona aunque el procedimiento de su elaboración cuente con las máximas garantías. Y, no, tampoco depende del precio. Como ninguno funciona, más barato o más caro tampoco es la clave. Consejo: si aun y todo decides usar alguno, mi recomendación es que sea el más barato. El efecto, creeme, será el mismo (ninguno), pero al menos habrás perdido menos dinero.

Entonces, ¿de qué depende?

Pues básicamente, agárrate a la silla, de que estén adulterados intencionadamente con ingredientes farmacéuticos no declarados que, ¡oh casualidad! esos ingredientes sí que tienen una evidencia detrás más o menos contrastada como coadyuvantes de la pérdida de peso. Seguro que más de uno se hará las consabidas preguntas obvias:

¿Por qué los ponen? Supongo que porque como algunos productores de suplementos saben que sus productos no hacen nada en referencia a la utilidad de su comercialización, el adelgazamiento, pues les ponen sustancias que “sí que hacen”. Así el cliente seguro que queda “satisfecho” y además, le dan un repasito a la competencia.

¿Por qué no los declaran? Porque están prohibidos. Se suele tratar de sustancias con actividad farmacológica que se usan (o no) en algunos medicamentos. Como la categoría de producto de la que estamos hablando es la de los “suplementos o complementos alimenticios” estas sustancias están prohibidas en tales productos. Para más inri, algunas de estas sustancias además tienen prohibido su uso incluso como medicamentos.

Sorpresa (2)

Entonces ¿los fármacos auténticos que contienen esas sustancias prohibidas en algunos suplementos, podrían ofrecer esa “ayudita” extra? Vuelta a la misma respuesta de antes: depende. A día de hoy se conocen decenas de compuestos que bien a través de un mecanismo fisiológico u otro pueden ayudar a perder peso, y ese efecto es algo bueno y deseable… pero al mismo tiempo también suelen tener otros efectos que son malos e indeseables. Lo malo es que esos efectos secundarios negativos suelen resultar inaceptables y, en la actualidad y por estas razones solo hay un principio activo legalmente aceptado en España para el tratamiento de la obesidad, y es el orlistat. Que además, para lo que nos interesa, lo del adelgazar, tampoco es especialmente efectivo.

Curiosamente el orlistat no es el principio activo con el que se suelen adulterar los suplementos alimenticios adelgazantes. Para ello se suelen utilizar drogas mucho más peligrosas que normalmente interfieren en el sistema nervioso.

Te cuento todo esto, porque hace unos pocos meses y de nuevo, la Food and Drug Administration norteamericana volvió a poner de relieve la presencia en el mercado de suplementos adelgazantes adulterados con sibutramina (un principio activo que estuvo legalmente incluido en algunos fármacos contra la obesidad y que hoy está retirado) y con sustancias con un negro historial como la dimetilamilamina. Quizá ahora muchos se pregunten, entonces…

¿Puede estar pasando esto en España con nuestros suplementos adelgazantes? Con sinceridad, no lo sé. Lo más “gracioso” del asunto es que como los controles que se les hacen a estos productos por parte de la administración, no son ni la mitad de la mitad de exigentes que a los fármacos, nadie podría asegurarlo. Y conste que anteriormente en España ya ha habido casos similares.

Así pues, creo que la conclusión es bastante clara. Ningún suplemento dietético ha demostrado funcionar como se espera que funcione; al mismo tiempo los controles a los que están sometidos son escasos; y además hay una cierta probabilidad de que estén adulterados con peligrosas sustancias (sobre todo si no se sabe que están ahí pudiendo interaccionar con verdaderos fármacos).

De veras que no sé dónde puede estar el beneficio de arriesgarse a tomar ningún suplemento adelgazante, y mucho menos comprarlo.

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Imagen: Toa55 y stockimages vía freedigitalphotos.net