Un periódico local informó recientemente sobre la historia de un vecino de Xiamen, provincia de Fujian, que fue testigo de excepción de cómo su retrete tecnológico se quemaba después de un supuesto cortocircuito, mientas se encontraba sentado sobre el aparato. ¡¡¡Vaya susto!!!Lee el resto de la entrada »
Los problemas de escasez de agua que existen a nivel mundial han generado alternativas enfocadas a ahorrar un bien tan preciado. Tal es el caso de los inodoros secos, dispositivos ecológicos que se sirven de la compostación y desecación para degradar la materia fecal.
En algún momento de nuestra vida podemos pasar el duro trance de desatascar una taza de váter. A mí me sucedió y lo pasé fatal.
Las razones del atranco pueden ser muy dispares. Podemos estar en un piso de universitarios y alguien se ha querido disfrazar de momia para hacer la gracia durante una fiesta. El niño quiso ser mayor, limpiarse solo y gastó medio rollo de papel higiénico que acabó en el retrete… Lee el resto de la entrada »
Como muchos escritores en el mundo, cuando Mr. Sato, un novelista japonés, tiene un momento de inspiración no quiere que nada lo interrumpa, pero nada de nada, ni el vuelo de una mosca.
Muchas veces, en medio de una racha de escritura sin freno, Sato no tiene más remedio que recoger su portátil y mover toda su oficina al cuarto de baño por un caso de extrema necesidad. Sin embargo, con la ‘mudanza urgente’ y el paseo en busca del servicio, el arrebato creativo se pierde sin remisión. Lee el resto de la entrada »
Para esos momentos íntimos en los que tu cuerpo te pide un respiro y estás obligado a dárselo (podría seguir intentando hablar con eufemismos, pero me refiero a hacer pis y caca), hay auténticas aberraciones manufacturadas. Baños en los que, lejos de sentirte cómodo para evacuar, parece que estás pendiente de que no te asalte un bandido en un callejón a oscuras cuando acabas de sacar dinero del cajero.
Siguiendo una pista de un compañero del que no estoy autorizado a publicar su cuenta de Twitter (¡lástima!, porque es una cuenta recomendable), he elaborado un ranking de los diez váteres peor pensados del planeta. Los hay que de puro cutre dan ligera grima, pero también los hay de diseño, en los que el arquitecto que pensó el baño no tuvo en cuenta un detalle tan importante como la intimidad. Lee el resto de la entrada »
La tapa del váter suele ser un tema de conflicto clásico en la convivencia familiar. Lo que no es tan frecuente es que una niña de tres años abronque a su despistado padre por dejársela siempre abierta.
El año pasado os relaté el caso del caballero que prendió fuego a su casa persiguiendo una araña ‘casi a cañonazos’. Ahora, una concienzuda empleada de limpieza taiwanesa ha volatilizado medio servicio de unas oficinas intentando eliminar a una cucaracha de la faz de la Tierra. Y no exagero ni un ápice.
Para acabar con el escurridizo insecto, la joven utilizó primero su zapatilla, y con un certero golpe, aplastó a la curiana contra el suelo. Como si esto no fuera suficiente, introdujo los restos del ortóptero dentro de un trozo de papel higiénico y los arrojó al inodoro. Para finalmente, incinerarlos. ¡¡¡Error fatal!!!
La muchacha no recordó que había tirado restos de productos de limpieza en el váter y casualmente se habían mezclado para crear una especie de cóctel Molotov. El resultado os lo podéis imaginar: una fuerte deflagración, que se pudo escuchar en todo el edificio, y la mitad del baño incinerado como si un dragón hubiera estado probando su aliento dentro.
En mi más tierna infancia, una mañana de fútbol en la que volvía de jugar con unos amigos, a uno de ellos se le cayeron las llaves a una alcantarilla. El espectáculo para intentar rescatar las llaves fue dantesco: cogimos un palo, compramos unos guantes y estuvimos cerca de una hora intentando rescatar las llaves. Al final, como suponéis, lo único que nos llevamos fue un kilo de mierda una gran desilusión, porque no las recuperamos.
Aquello ocurrió en otra época, cuando los móviles aún no estaban extendidos. Por eso no quiero ni pensar que habría pasado si a mi compañero se le hubiera caído el móvil en el váter mientras… bueno, mientras… en fin, si se le hubiera caído el móvil en el váter. Eso sí, espero que en tal caso hubiese estado más avispado que la protagonista de la historia de hoy.
En el capítulo de hoy, titulado No uses el móvil en el váter, tenemos a Lu Lei, una estudiante de nacionalidad china que se quedó atrapada durante 12 horas mientras intentaba rescatar del interior de la taza su nuevo teléfono móvil.
Se quedó atrapada, sí, lo cual significa dos cosas: uno, que es poco hábil y dos, que es poco avispada. Esto último no lo digo por el hecho de atascarte en un váter (que hombre, ya indica un poco de lentitud en sumas y restas) sino porque los móviles, generalmente, cuando entran en contacto con el agua pierden sus poderes, al contrario que los Gremlins (que se multiplicaban).
Lo mejor (bueno, lo peor) es que al principio no quiso decir nada, ni avisar, ni gritar, ni llorar, porque tenía demasiada vergüenza. Sin embargo, tras ocho horas (OCHO HORAS, repito), con el brazo en el váter, decidió gritar (y que fuera lo que Hu Jintao quiera).
Como imaginaréis, la rescataron, pero para ello hubo que retirar la taza entera, según publica la prensa china (bueno, dejémonos de tonterías… yo lo leí en la británica). La joven Lu, de 21 años, se desmayó y sólo atisbó a decir, después del rescate: «Tenía el teléfono, pero me quedé atascada».
PD: ¿Que qué hacía cuando todo esto pasó? Pues mandar un mensaje de texto a un compañero. Espero que no fuera importante.