Una mujer revienta un baño intentando matar una cucaracha

molotov_toiletEl año pasado os relaté el caso del caballero que prendió fuego a su casa persiguiendo una araña ‘casi a cañonazos’. Ahora, una concienzuda empleada de limpieza taiwanesa ha volatilizado medio servicio de unas oficinas intentando eliminar a una cucaracha de la faz de la Tierra. Y no exagero ni un ápice.

Para acabar con el escurridizo insecto, la joven utilizó primero su zapatilla, y con un certero golpe, aplastó a la curiana contra el suelo. Como si esto no fuera suficiente, introdujo los restos del ortóptero dentro de un trozo de papel higiénico y los arrojó al inodoro. Para finalmente, incinerarlos. ¡¡¡Error fatal!!!

La muchacha no recordó que había tirado restos de productos de limpieza en el váter y casualmente se habían mezclado para crear una especie de cóctel Molotov. El resultado os lo podéis imaginar: una fuerte deflagración, que se pudo escuchar en todo el edificio, y la mitad del baño incinerado como si un dragón hubiera estado probando su aliento dentro.

Lo más sorprendente de todo es que los empleados de la planta se quedaron tan tranquilos. Al ser un país con muchos terremotos deben estar acostumbrados al ‘traqueteo’. Incluso hicieron bromas al recordar ‘la muerte del insecto’. «El ‘pequeñajo’ (la cucaracha) nos la jugó pero ya no lo va a poder hacer más«, indicó uno de los trabajadores a un medio local. Sólo faltó un sonoro y maléfico «Jajaja» para terminar la frase.

(Foto: Shanghaiist.com)

9 comentarios

  1. Dice ser Cops

    Woman the barbarian… proximamente en todos los «servicios» de Taiwan.

    29 enero 2015 | 12:26

  2. Dice ser sinvivirenmi

    ¿y la mató?

    29 enero 2015 | 12:34

  3. Dice ser El_Soberano

    Ni cucal ni ostias. Así se hace.

    Las mata bien muertas.

    29 enero 2015 | 12:46

  4. Dice ser javi

    Bueno…. pero la mató?. Eso es lo importante.

    29 enero 2015 | 13:58

  5. Dice ser Fargañi

    Seguro que el bicho sobrevivió.

    29 enero 2015 | 17:51

  6. Intentando quemar el insecto se prendió fue a si mismo por los productos de limpieza, cosas que puedan pasarte que nadie piensa.

    29 enero 2015 | 22:21

  7. Dice ser Enrique Aguilar Gavilán

    OCURRIÓ SEGURO EN UNA INSTITUCIÓN PÚBLICA
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    …Pues sí, señor Becario, sus palabras son hoy un canto al curianismo y al funcionariado taiwanés, que resulta clavadito clavadito al nuestro. En cuanto a lo primero, usted no aporta ningún dato sobre las dimensiones del desgraciado ortóptero. Y ya sabe que hay cucarachas y cucarachas. Son más grandes las andaluzas que las cantábricas. Más rápidas, las urbanas que las rupestres. Más resistentes, las institucionales que las de las empresas privadas.
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    …Una cosa está clara; el hallarse una cucaracha de grandes dimensiones en la administración pública taiwanesa significa: 1) que los funcionarios pasan mucho tiempo en el váter comiendo y leyendo el periódico; 2) que la empleada de limpieza fuma y utiliza los servicios para echarse de vez en cuando un cigarro; 3) que la pestilencia taiwanesa sólo se remedia con productos antibacterianos de notable poder alcalino; 4) que la señora siente gran relajación, placer, interés, curiosidad y atracción por el fuego (tendencia a la piromanía); y 5) que el marido de la señora debería guardarse mucho de discutir con su esposa antes de acostarse por las noches con ella.
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    …En cuanto a lo segundo, también me llama poderosamente la atención la tranquilidad con la que los empleados públicos escucharon la deflagración del baño, lo que un servidor achaca, no a la frecuencia de terremotos en Asia, sino a la costumbre compartida de no cuidar el mobiliario de oficina. En este sentido, y bajo el lema “lo público no es de nadie”, los funcionarios públicos ejercen la misma capacidad destructiva en su lugar de trabajo, que un inadaptado en una manifestación comunista.
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    …Por ejemplo, realizan el llamado “robo hormiga” o pequeños hurtos, que, al ser compartidos, se convierten en verdaderos desfalcos de material público (Paquetes de folios, disquetes, grapadoras, bolígrafos y hasta el ya inútil tipex); pagan un día gris desencajando las puertas a base de coces; derrochan cantidades ingentes de papel higiénico (en especialmente las mujeres) en la limpia de sus partes verendas; atrancan (ellas) el váter con la famosa “hoja otoñal” o también denominada compresa; trasladan el mobiliario de oficina mediante el clásico sistema de arrastre, con perjuicio de mesas y sillas.
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    …Más cosas, amigo Becario. Deforman intencionadamente los sillones hasta alcanzar las condiciones ergonómicas aceptables al cuerpo del funcionario titular; parten la tabla del váter y, con frecuencia éste, al subirse en cuclillas a la tabla para realizar, de esa guisa, sus necesidades más gruesas; gastan el tonner de la oficina (copiadora, impresora) en tareas escolares, de tesis o para fotocopiar libros personales de entretenimiento; realizan pequeños actos deshonestos en el lavabo, imposibles de limpiar luego con una simple balleta, etc.
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    …Ese salvajismo funcionarial explica la tranquilidad ante cualquier explosión. La confundieron posiblemente con un golpe dado a un ordenador que no encendía.

    02 febrero 2015 | 1:32

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