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Corazón, corazón; corazón pinturero.

El de las complicaciones en la última operación de Terelu Campos

Terelu está fastidiada. Física y moralmente un cáncer te destruye, y Terelu lo está. No son pocos los frentes que la Campos tiene abiertos. Además de su enfermedad y su ausencia en el trabajo (y por lo tanto su falta de ingresos), existen otros factores que tiene a Terelu Campos más alterada de lo normal. Su hija es uno de ellos. Fuentes muy cercanas a la familia Campos me confirman que más allá de su salud (que va mejorando poco a poco), Terelu podría estar demasiado encima de su hija Alejandra Rubio. La joven, que tiene 18 años, se ha independizado y el hecho de que haga su propia vida al margen del nido familiar le da auténtico pavor. ¿Sobreprotección o exceso de querer tenerlo todo controlado? Este es otro tema.

Hace una semana Terelu se sometía a una nueva operación quirúrgica. Una nueva intervención que, no entiendo muy bien por qué, quisieron mantener en secreto. Su hija dijo no saber nada en un photocall, la madre comentó poco, y su hermana (a la que cada vez se le ve más el plumero) se atrevió a decir algo así como que cómo iban a enterarse de eso antes por la prensa que por el propio hospital. Un máster en mentir.

La cuestión es que a la Campos se le complicó la cosa. Después de someterse a la mastectomía en la Fundación Jiménez Díaz, a Terelu, en lugar de ponerle unas prótesis mamarias de silicona, le pusieron su propia grasa de otras partes del cuerpo. Esta práctica es muy habitual, y además es hasta mejor ya que la grasa acumulada en otras partes del cuerpo tiene miles de células madre que ayudan a regenerar la piel. Lo que pasó es que a Terelu se le infectó.

Una infección en las heridas les impedía cicatrizar bien. De hecho, una de ellas estaba tan abierta cosa hubo que hacerle un injerto de piel. La cosa no revestía de demasiada gravedad pero se complicó en la mesa de quirófano cuando los médicos se dieron cuenta de que no solo las heridas en el pecho estaban mal si no también las otras.

Fue una operación más larga de lo esperado y Terelu lo único que quería era marcharse a su casa. Ingresó el martes, la operaron el miércoles y el jueves se marchó a su casa con los drenajes. Allí, más tranquila, es más fácil la recuperación.

Ya está mejor, y aunque anímicamente sigue tocada, Terelu tiene muchas ganas de marcha, de regresar a la tele y de volver a ser quien ha sido.

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