Me enfada mucho ver estas cosas en televisión. Podría decir que estoy absolutamente cansada de ver cómo nos toman el pelo. De intuir cómo mamarrachos de tres al cuarto pretenden jugar con nosotros como si fuésemos tontos. Esto es lo que me pasa con Omar Montes e Isa Pantoja.
Sabéis que soy bastante pantojista, pero no puedo defender a todos y cada uno. No puedo defender lo indefendible.
Estoy cansada de ver como, desde hace meses, Isa Pantoja ocupa minutos y minutos de televisión con el único fin de darle audiencia a Gran Hermano VIP. Lejos de indignarme, por lo que al programa, productora y cadena respecta, me indigna por ella, por Isa.
¿Hasta qué punto puede y debe exponerse una joven de su edad con un hijo? ¿Hasta cuándo tenemos que tragarnos todas y cada una de sus mentiras? ¿Las suyas y las de sus amantes?
Se mucho de Isa Pantoja. Y otro tanto de Omar Montes. Ambos tienen mucho que callar porque hay cosas que han llegado a mis oídos que podrían dejarnos helados.
Omar, que va de buen chico cada vez que se enciende el piloto rojo de la cámara, cuando se apaga presuntamente alardea de no ser ningún memo. Si Isa no perdió el tiempo durante su estancia en la casa de Guadalix, Omar fuera, parece que tampoco se lo estaba pasando nada mal a juzgar por lo que le va contando ahí a la gente.
¿Por qué tantos cuernos? ¿Van a montar una ganadería o es que es todo parte de un montaje bien orquestado?
Me dan una pereza que no veas. Eso sí, Isa y Asraf no se liaron ¿eh?
No te los creas. Ni a uno, ni a la otra.
Palabra de Rosy