José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Cartas boca abajo

Del culebrón mejicano entre Arriaga, guionista, e Iñárritu , director, con cruce de cartas y de desplantes, cabe pensar en derivas neuróticas, en un espejo de su propia Babel. La relación entre uno y otro oficio se basa siempre en la capacidad de transferir las ideas de tal forma que el de enfrente crea siempre que lo que se te ha ocurrido a tí en realidad le ha nacido a él. Y a la inversa. Ese equilibrio y el reconocimiento de que alguien tiene la última palabra, la indispensable, pero alguien tiene también la primera, la imprescindible, son las claves para que cada cual encuentre su sitio, también el guionista. Decía siempre el clandestino maestro Rafael Azcona que, como mucho, los guionistas son autores del guión, del comienzo. Pero lo son y si lo son, existen, tienen su espacio. Uno, como humilde guionista, tiene siempre a tendencia a darle una vuelta más a las secuencias y tratar de atrapar, en fin, lo que se cuenta por debajo de lo que se ve, lo que se esconde; preguntarse en este caso si la tormenta de incomunicación tan convenientemente desatada no es sino un camuflaje de la frustración. De otra manera, qué habrìa pasado en esta historia si la película hubiera conquistado todo por lo que había apostado.

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Dos citas -largas, lo sé – de Jose Martí Gómez a propósito de su reflexión sobre lo escuchado a Víctor Gómez Pin (El ideal humanista en la era del genoma y la inteligencia artificial), Frédéric Lenoir (Las metamorfosis de Dios y de lo sagrado) y Gilles Lipovetsky (Los tiempos hipermodernos) en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, donde se es interrogan sobre el triunfo abrasivo del ocio, de la estética como fórmula, del consumo como identidad en nuestra civilización, de la felicidad instantánea, de la espiritualidad de andar por casa, prèt a porter y para compensar, de la prisa del clic.

En el periodo hiper de la historia, el ser humano busca. Lo peligroso es que busca habiendo perdido la memoria histórica y pendiente del zapping: no queremos perder el tiempo madurando una experiencia; queremos vivir al instante, olvidando que para que la experiencia sea enriquecedora se requiere memoria y pausa. (…)

Aún hay esperanza. El mundo hiper no es unidimensional. Es un mito que en ese mundo haya muerto Dios, que hayan caído los principios morales y éticos. El consumismo y el individualismo no han arrasado. Funcionan cuatro mil ONG, continúa viva la capacidad de autocrítica y autocorrección. Podemos forjar un nuevo tiempo hiper si sustituimos el bienestar cuantitativo por un bienestar cualitativo. Habrá que corregir el capitalismo actual para que deje de ser el motor de la urgencia. En ese mundo en el que la ecología debe jugar un papel fundamental, ¿cómo recuperar el imaginario mágico necesario para vivir? Para forjar ese mundo debemos lanzar los dados que tenemos en nuestras manos. Y el consejo es que los hemos de lanzar ya.

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Dicho lo cual y para tomármelo con tranquilidad, sin urgencias, cierro el teclado y me pongo a escribir despacio una cartauna carta a una amiga A mano. Porque me han convencido los de las antípodas.

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Foto: The last letter







5 comentarios

  1. Dice ser lucía

    Ya decía mi madre que las medias no son buenas ni para las piernas. Esperemos que discusiones como estas no resten protagonismo ni mérito a las grandes películas

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser aurora

    Creo que lo que ha pasado era inevitable. Y que si Babel hubiera triunfado en los Oscar también habría ocurrido, aunque a lo mejor más tarde. La relación entre estos dos señores de mente tan torturada no debía ser fácil. Y si tengo que decidir cual es el de mente más torturada y neurótica de los dos, con algún toque de ego desmesurado por cierto, me quedo con Arriaga.

    02 marzo 2007 | 13:31

  3. Dice ser peterj

    á mí me parece que el tandem Iñerritu-Arriaga era la conjunción de dos increibles talentos para el cine. me produce mucha tristeza ademas que esten lavando sus traspos sucios en publico

    02 marzo 2007 | 14:35

  4. Dice ser jaes

    Tal vez ese lavado público, esa exhibición, esa maldición inevitable de la que habláis, diga también algo sobre el asunto, síndrome de los tiempos: se habla demasiado, se sale demasiado a la palestra, creo; Claro que cualquier producto necesita de esa agitación, de esa promoción, para poder siquiera existir. Pero cuando se hace tanto y tan a menudo a veces de dice demasiado. No estoy seguro de necesitemos saber todo de la vida y milagros de los que hacen las cosas — nos obligan, me temo, a saber todo de los que no hacen otra cosa más que exhibirse– y la discreción, el segundo plano a mí me gusta más.

    02 marzo 2007 | 17:21

  5. Dice ser luc

    Que cada vez que un guionista quiera salirse de su sitio y levantar la cabeza se le atice de ese modo, no sé. Además,las cartas son privadas, si se cuentan, son historia.

    02 marzo 2007 | 17:39

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