Antes de llegar a primer ministro de Portugal y después de ser un estudiante maoísta perseguido por la policía política, Durão Barroso, actual presidente de la Comisión europea, era conocido como el mero. En la campaña electoral de 2002, en una de estas encuestas que se hacen a las posibles primeras damas, su esposa dijo que, si fuera un pez, su marido sería un mero. Un pez clase A, caro, de gusto exquisito («de la mar el mero y de la tierra el cordero» dicen). Más de diez años después, Durão Barroso vuelve al reino animal, pero esta vez, el nombramiento no viene de casa, y lo saca a la superficie. El diario “Le Monde” ha publicado un editorial en el que dinamita la figura de Durão, a quien acusa de ser un camaleón. Les parece que, a menos de un año del final de su mandato, Durão ya piensa en su próximo habitat. Y puede que éste esté al otro lado del Atlántico.
La ministra de comercio de Hollande, Nicole Bricq, exigió – y logró – que la cláusula de excepción cultural fuera incluida en el proyecto del nuevo tratado comercial UE– EEUU, cuya negociación efectiva empezó hace días Es decir, sacó al cine europeo de la via férrea donde iba a ser destrozado por el tren Hollywood. Al presidente de la Comisión no le ha gustado este hincapié, y salió calificando de “reaccionarios” a los franceses en el International Herald Tribune. Nada de nuevo, lo raro sería que nadie dijera algo en contra, pero los americanos pueden ver con alguna desconfianza que el supuesto presidente del Gobierno europeo se muestre en contra de su propia propuesta cuando se están jugando las negociaciones. De este modo, el episodio marca dos grandes conclusiones. La primera es que tendremos, en las negociaciones de este acuerdo (que por cierto rescata la idea de que el Tio Sam nos salvará una tercera vez del apocalipsis europeo), los mejores titulares de la sección de internacional de los próximos meses (o quizás años), cuando los 27 empiecen el circo de intentar proteger los intereses de sus mejores marcas y productos (que en realidad están hechos en fábricas de Bangladesh, pero eso aquí no cuenta). La segunda es que en 2014, Durão Barroso no servirá para engrosar los números de desempleo europeo. Después de apoyar guerras ilegales, servir de anfitrión para las cumbres que deciden estas mismas guerras, llamar reaccionarios a los franceses y saludar a Schwarzenegger con ilusión (ver foto), los americanos finalmente entenderán que Barroso es su amigo, y el meromaleón encontrará el camino hacia casa.