Estoy cansado de escuchar semana tras semana la cantinela del Villarato entonada por ciertos medios de comunicación que, en realidad, son los altavoces o las marionetas de los mandamás del Real Madrid. Lo peor no es que lo digan, es que la afición blanca se lo cree y lo repite casi sin pensar.
Ayer se comprobó, una vez más, que el Madrid no tiene nada de qué quejarse. Las manos de Van der Vaart son clarísimas y el que no lo vea es porque no lo quiere ver… como el árbitro.
El portero del Sporting, Juan Pablo, resumió la cuestión así: «Los grandes no se pueden quejar de los árbitros».
El Madrid y el Barça son siempre los equipos más favorecidos de la Liga al final de temporada y a los que más se les respeta por la presión mediática que levantan. Cuando uno de los dos se queja no lo hace porque le estén perjudicando sino porque le están favoreciendo menos que al otro.
Y siempre será así, por los siglos de los siglos…