Chistes de toda la vida para el chavalerío de Internet, que aún no se los sabe

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Targetas of credit

Visto esta mañana en la sandwichería Rodilla del Aeropuerto de Barajas.

¡Gracias, Gordopilo!

Otras patadas y coces.



Apelando a las judías

Nos ha llegado por mail (¡gracias Txiqui!) una anécdota judicial de esas que pone los vellos como escarpias. Se trata de un recurso que impuso un condenado por falta de lesiones, en el que se toma muy a pecho eso de decir “la verdad y toda la verdad”.

Aquí puedes ver la sentencia que desestima el recurso sobre “el sorpresivo apretón”, que tampoco tiene desperdicio. Menos mal que la justicia funciona; aunque luego acabes cagándote en ella.

Y claro, hablando de juicios…



Cómo no bautizar tu empresa

Bautizar una empresa es más complicado que nombrar un niño. Al fin y al cabo, en el caso del neonato el santoral y, en ocasiones, el sentido común marcan el límite mientras que el emprendedor puede llegar hasta el infinito y más allá. He aquí unas sencillas normas para tener un bautismo afortunado:

1. La sinceridad es optativa. No dejes que te traicione el subconsciente y te dirijas a tus clientes como lo harías a sus espaldas. Es el caso de esa tienda de Lavapiés bautizada, en un extraño ataque de sinceridad, Choni Hogar.

2. Evita las palabras malsonantes. En algún momento el cliente deberá pronunciar tu marca en voz alta: “¿Me da un sobrecillo de Lefanet?”, “¿Tiene colonia Odeté?”, “Yo es que uso Carefree Tanga”…Suena feo, ¿no?

3. Ten un poco de tacto. Piensa que los clientes también tienen su corazoncito. Si llamas a tu tienda El Tirón tus clientas van a ir a comprar con guardaespaldas. Ahora bien, si a tu empresa de transportes le llamas Don Adiós, apaga y vámonos.

4. Don’t imitate, innovate. No intentes aprovecharte de la fama ajena, por mucho que tus negocios tengan evidentes similitudes: Saneamientos Cope mola, pero está pillado. Mucho mejor, aunque incompatible con el primer consejo, ese Saneamientos Puya, que le hacía las reformas a la ex alcaldesa de Marbella, Maribel Yagüe. Así llegaban las facturas que llegaban.

¿Te ha sabido a poco? Toma más.

Los locos del canon



No habra a estraños

Visto por aquí. Más coces al diccionario.



Por sus alias los conoceréis

En la cadena de mando de ETA los veteranos no sólo ganan galones sino también sobrenombres. El actual consejo de administración etarra está integrado por Txerokí (versión vascuence de la tribu cherokee) y el fichaje de invierno, Dienteputo, dos alias que acojonan instantáneamente.

No siempre ha sido así. Los Violentos de las Vascongadas han tenido entre sus filas asesinos que inspiraban risa, cuando no ternura. Como aquel Antonio Fernández, alias Maguila, como el simpático gorila dibu. O ese otro Fernández, Ibón, que se apodaba Susper, que suena a Casper o Julián Achurra, más conocido como Pototo. Pues qué quieren que les diga: no inspira respeto.

Hablando de mascotas, la vertiente animal (si es que hay otra) de la banda está perfectamente cubierta por Santi Potros y Josu Ternera. Demasiado bucólico para ser terrorista.

Luego está el asunto diminutivo. Una cosa es que tu madre te llame Pakito en casa y otra muy diferente que te lo llame toda la galería del penal de Santa María. Y lo mismo vale para Pepito, Makario o Pedrito de Andoain e incluso para los cacofónicos Yiyo y Yoyes, que son nombres como de mago amenizador de cumpleaños infantiles, no de magnicida.

Si damos por buena la relación entre alias y jerarquía podemos deducir que Chema Borde es el mandamás de ETA. A pesar de tener un nombre de sobras adecuado para ejercer la actividad criminal, José María Urquijo Borde, no tenía una alias sino tres: Kini, Kinito y Rambo, en función de su estado de humor, suponemos.

Y, hablando del hampa, ¿quién diantres bautiza las operaciones policiales?

Porque no todo va a ser jijí jajá

Más cine español del bueno.



Correos con los emigrantes

Me encuentro una pulsera en la calle. Me la pongo. A las dos horas leo su extraña inscripción:

¿Qué tratan de decirme? Pues nada, vamos a ello.

Definitivamente, nuestro entrañable servicio postal tiene un quintacolumnista en sus filas, no un saboteador, como en ocaciones pretéritas:



El Ete y la Ota



Jeroglífico futbolero

La solución final, mañana.