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Lo detienen por robar un banco y no pierde la sonrisa ni en la foto policial

ladron-risaEste post lo podría titular como: ‘Sonríe al pajarito’. Así se tomó Michael Whitington, un atracador de bancos estadounidense, su instantánea para la ficha policial. En vez de ante la autoridad, parece que estaba en el fotomatón de una feria. Se cruza Torrente con este ‘figura’ y seguro que lo contrata para su equipo.

Según el atestado de los agentes, ‘Mr. Smile’ robó una entidad financiera en una zona peatonal de Denver (Colorado) y luego trató de huir en un tranvía. Como no podía ser de otra manera, los policías cazaron a Whitington en la siguiente parada (menudo plan de fuga). Vamos que la preparación del saqueo fue peor que la del famoso Atraco a las tres. Algunos, por mucho que lo intenten, no tienen remedio.

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Un exconvicto de 73 años atraca un banco porque quiere volver a la cárcel

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Walter Unbehaun.

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Unbehaun.

Dicen que la cabra siempre tira al monte y es un dicho aplicable a muchísimas situaciones. Seguro que todos habéis hallado un momento perfecto para utilizar esta expresión. Yo lo he vuelto a encontrar esta mañana, cuando he leído en CBS News que un exconvicto de 73 años atracó un banco con la única finalidad de que lo detuvieran y lo metieran de nuevo en la cárcel. ¡¡¡La cabra siempre tira al monte!!!

El delincuente reincidente (hermoso e involuntario pareado) es un anciano que atiende por Walter Unbehaun y que ha pasado la mayor parte de su vida entre rejas, tras protagonizar un buen número de asaltos a bancos. Su penúltima fechoría data de 1998, cuando protagonizó un robo en Illinois por el que estuvo encarcelado hasta 2011. Desde entonces, el inadaptado Walter ha estado en la calle ‘sufriendo’ su libertad. Así, hastiado por la condena de sentirse libre, decidió volver a las andadas. Caminando con la ayuda de un bastón y armado con un revólver, entró en la sucursal de un banco en un suburbio de Chicago, se acercó a una cajera, le dijo que no tenía nada que perder porque sólo le quedaban seis meses de vida, la amenazó y salió del recinto con 4.178 dólares (unos 3.000 euros). Esa cantidad irrisoria deja bien a las claras que el robo era sólo el medio para un fin mayor, ¿no? Lo que pocos podían sospechar es que el objetivo era volver a la trena.

Por supuesto, las cámaras de seguridad del banco lo grabaron todo, por lo que a la policía le costó muy poco identificar al ladrón. Apenas un día después, los agentes del orden daban con el paradero de Walter, que se alojaba en un motel. El delincuente arrojó su bastón al suelo y se dejó apresar sin oponer resistencia, quizás aliviado porque presentía que iba a volver a su hábitat natural -«me he sentido más cómodo en la cárcel que fuera», aseguró-. Confesó ser el autor del robo y comentó a los que lo detuvieron que «quería hacer algo que garantizara que iba a pasar el resto de mi vida en prisión». ¿Es esto una especie de síndrome de Estocolmo?

Pendiente de que se celebre el juicio, Unbehaun ha sido encarcelado. No se sabe si es cierto que sólo le queda medio año de vida, pero sí que podrían caerle hasta 20 años de condena por re-re-reincidente. Desconozco si las leyes federales de Illinois son condescendientes con los delincuentes mayores de X años, pero si quieren serlo con Walter, por favor, que lo dejen encerrado como es su deseo, no vaya a ser que haga daño a alguien…

Un panadero discapacitado atraca dos bancos con una ‘muletralleta’

Otra muleta pistola.

Otra muleta pistola (Policía de Río de Janeiro).

La necesidad agudiza el ingenio y los aprietos económicos te pueden llevar al desastre. Eso es lo que le ha pasado a un panadero griego discapacitado, la presión de sus acreedores y el peso de las deudas al final pudieron con él.

Harto de ver facturas impagadas y avisos de desahucio (la crisis golpeó duramente su negocio), el hombre de 56 años se lío la manta a la cabeza y diseñó un plan casi perfecto: esconder una escopeta en una de sus muletas y dedicarse a atracar bancos al estilo Bonnie and Clyde.

A primera hora de la mañana, entró en una entidad bancaria de Salónica y con una sangre fría que ya quisiera el mismísimo ‘jinete pálido‘, sacó el arma del interior de uno de los bastones y amenazó a todos los empleados. En este primer intento la suerte no lo acompañó ya que la caja fuerte era de apertura retardada y tuvo que huir sin nada en sus bolsillos.

No se desanimó y casi a renglón seguido entró en otra sucursal. Tras la misma operación estilo Plantet Terror (por lo de la ametralladora en forma de pierna), el tahonero tuvo más suerte y consiguió un botín de 12.000 euros. Por fin iba a poder pagar la mayoría de sus deudas, la fortuna parecía sonreírle… Nada más lejos de la realidad.

Las cámaras de seguridad de las entidades le habían grabado y un discapacitado con dos muletas no es muy difícil de localizar. Tras una operación policial que duró pocas horas, el panadero fue detenido cerca de su negocio. Ahora se enfrenta a dos acusaciones de robo con violencia y posesión de arma de fuego sin licencia.

Lo mejor de esta historia es que aunque asaltó por necesidad siguió siendo ‘honrado’, porque dedicó todo el dinero sustraído a pagar a sus acreedores. No se guardó ni un céntimo, según el informe de la policía. Eso sí, su corta carrera delictiva le va a salir muy cara.

Salva la vida gracias a su ‘smartphone’

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Un empleado de una gasolinera de Florida sigue entre nosotros por las ‘propiedades casi milagrosas’ de su teléfono móvil. Durante un intento de robo en el establecimiento, el dispositivo multimedia funcionó como improvisado chaleco antibalas y paró un proyectil que iba dirigido a su pecho.

HTC-EVO-3D-bulletLos agentes de policía que acudieron al lugar de los hechos, una estación de servicio en Winter Garden, en los alrededores de Orlando, no salieron de su asombro al ver en el estado que había quedado un teléfono HTC EVO 3D. El smartphone fue un ángel de la guarda totalmente inesperado. Tal es así, que el trabajador no se enteró de que le habían disparado.

El atracador efectuó un solo tiro cuando huía y la casualidad o la fortuna quiso que fuera a parar al lado más resistente del móvil, donde se aloja la batería. Según el teniente Scott Allen, portavoz de la Policía de Winter Garden, «si el trabajador no hubiera llevado el teléfono en el bolsillo de su camisa, casi seguro que hubiera muerto«. Para que después digan algunos que «los teléfonos inteligentes los carga el diablo«.

Mientras, el fabricante de móviles HTC ha aprovechado el tirón mediático de la noticia, y se ha apresurado a mandar un teléfono nuevo a la víctima. Qué mejor manera de demostrar que los materiales con los que están fabricados sus dispositivos son de primera calidad y resistentes a cualquier impacto. ¡Igualitos que Superman!

Le atracan primero y después le dan dinero para el autobús

Una vez, cuando era un adolescente (yo también lo fui), un tipo se nos acercó a pedirnos dinero. Juan era conocido en todo el barrio, te pedía dinero y te instaba a dárselo. A veces funcionaba decirle que no llevabas nada, pero esta vez íbamos a coger un autobús para ir a un centro comercial y mi amigo Agustín llevaba el dinero en la mano. Mentí como un bellaco y le dije que el dinero era «para ver a un amigo al hospital» y coló. Nos dejó marchar sin problema.

Porque hay ladrones que razonan de una forma muy extraña, vosotros lo sabéis mejor que nadie. Cómo vamos a explicar si no lo que le pasó a un pobre muchacho que esperaba el autobús en Dayton, Ohio (Estados Unidos) cuando dos tipos se le acercaron y, pistola en mano, le pidieron que le dieran todo lo que llevaba en los bolsillos.

Nuestro protagonista, sorprendido por lo que le estaba pasando en una parada de autobús a las cinco de la tarde, vació sus bolsillos y les entregó el teléfono móvil y 40 dólares (algo más de 30 euros). El pobre se quedó con el culo torcío estupefacto y sin un chavo para coger el bus, que al fin y al cabo era lo que iba a hacer.

Entonces uno de los ladrones, que huían a pie como alma que lleva el diablo, seguramente pensó que no habían sido buenos con el pobre atracado, que una cosa es quedarse un móvil y otra dejar sin medio de transporte al muchacho, por lo que se dio la vuelta y le preguntó si tenía dinero suficiente para el autobús.

Atónito ante la pregunta (no os quejaréis, llevo escritos «estupefacto» y «atónito», trabajo para no perder ciertas palabras de nuestro lenguaje), atónito ante la pregunta, decía, la víctima respondió que no, que le habían dejado sin nada. Entonces el ladrón se acercó a él y le devolvió 2 dólares (algo más de un euro y medio) para que sacar el billete.

Decía la prensa estadounidense que están buscando a los atracadores, pero no han difundido ninguna descripción a los medios. Lo mismo el muchacho, viendo el gran corazón del ladrón, se ha arrepentido y ha preferido que se tomen algo a su salud.

PD: ¿Algún atraco curioso en la sala? Es el momento de confesar, da igual si habéis sido víctimas o verdugos.

El robo de un banco se va al garete porque el ladrón tiene mala letra

Supongo que recordáis la entrevista a Mariano Rajoy en la que el líder del PP tuvo un lapsus y fue incapaz de entender lo que había escrito en un papel. Muchos nos hemos visto en esa situación, ¿verdad? Tenemos una letra tan horrible que anotas un teléfono y no distingues el 8 del 6, el 1 del 7, la «n» de la «m» o qué sé yo.

Precisamente por eso, porque tenemos mala letra, cuando queremos que se nos entienda escribimos a máquina, o con recortes de revistas para pedir un rescate. Precisamente por eso ni a Rajoy ni a mí se nos ocurriría ir a atracar un banco con una nota escrita por nosotros en la que ponga: «Esto es un atraco, deme todo el dinero».

Sin embargo, no todo el mundo es así. En el grupo de «personas que no saben que necesitan una clase de caligrafía» encontramos a Thomas Love, que decidió atracar el banco WSFS de New Castle, Delaware (Estados Unidos), plantándose en la sucursal y entregando una nota escrita por él en la que pedía que le dieran todo el dinero.

La persona que le atendió recibió la nota, la leyó, no entendió nada y se la devolvió, según cuenta la prensa local. Entonces le pidió que volviera a escribirlo porque no lo entendía. Ahí había empezado el atraco y ahí acababa también, porque nuestro ladrón decidió abandonar el banco con las manos vacías ante su falta de comunicación con el trabajador.

¿Cómo es posible que le detuvieran entonces? Pues porque los empleados empezaron a elucubrar y dedujeron que se trataba de un atraco, llamaron a la Policía, dieron una descripción de Love y los agentes le detuvieron. Estaba desarmado y había tirado la nota a la basura. Descifraron parte del contenido y, efectivamente, parecía un atraco (raro, pero un atraco).

Este tipo de situaciones en el fondo me dan lástima, lo confieso. El hombre va desarmado, nadie le entiende, no logra nada, le detienen y encima se ríen de él. Dicen desde la Policía que les llegan muchas notas «pero ninguna ilegible» y bromean con que «hubo que llamar a expertos en jeroglíficos».

Sé que parece el guión de una película… pues bien, no lo copiéis porque la idea ya la cogió Woody Allen en Toma el dinero y corre.

PD: Unos cuadernillos Rubio en la infancia le habrían evitado la detención por intento de robo.