Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Domenica, paese…

He leído muchas cosas sobre el España-Italia del domingo: desde titulares descerebrados hasta opiniones muy ponderadas, como la de Javier Clemente. Pienso que hay que esperar el partido sin histeria (que es lo contrario de Histerias, alguien que sabe mucho de fútbol: un abrazo) y sin histotia: la historia no juega y el miedo es el peor enemigo de un proyecto humano. Peor aún que la euforia excesiva: la euforia te anima a cometer errores infantiles, el miedo te paraliza.

Daba por sentado el ex seleccionador que la pareja de atacantes española no admite comparación con la italiana. Y es cierto. Él tuvo que padecer el talento de Roberto Baggio en Boston: acaso sólo Del Piero, pero hace unos años, pueda estar a la altura de Roberto. Parece una obligación olvidar el penalty de Tassoti a Luis Enrique: cada uno hizo su trabajo, Lucho intentar meter el gol del empate y Clemente impedirlo. Sin deseo alguno de romperle la nariz al asturiano. El único que no hizo su trabajo fue el árbitro, pero también de eso hay que olvidarse.

Pero echa de menos un punto de ferocidad, no física, sino anímica, en el centro del campo: algo que podríamos llamar el espíritu Caminero. Que es algo más que deseo de ganar y algo más que el sentimiento de pertenecer a un grupo: es una suerte de grandeza anímica, de no arrugarse nunca, de sentir que nadie es mejor que nosotros y seguir jugando con los dientes apretados.

Me gusta la constancia del seleccionador a la hora de mantener el grupo con el que inició el campeonato, desoyendo, como debe ser, los indudables méritos de Xabi Alonso o De la Red. Y, sobre todo, intentando reconstruir a Iniesta, el de andares de mariposa: un jugador que debe desequilibrar la balanza. Y esta vez no quiero equivocarme: estoy convencido de que nuestro sitio está en las semifinales y que allí tendremos el honor de enfrentarnos a una selección deslumbrante si, como espero, pasa Holanda.

No es bueno hacer pronósticos: siempre puedes quedarte con el culo al aire. Pero también creo que algo del espíritu con el que afrontemos el dificísimo encuentro con los italianos va a lelgar al césped y van a sentirlo nuestros chavales. Hay que poder, amigos. Porque podemos.

1 comentario

  1. Dice ser Histerias

    Ja, ja, muy gracioso e irónico el comentario, y el final, con ese «podemos» rotundo y convincente. Por cierto, creo que respecto al codazo ha metido a Clemente de por medio intentando evitar el gol, será Tassoti, claro. Todo eso es pasado, historia que pesa más en las palabras y las letras que a la hora de la verdad, pues ni España es la misma selección ni tampoco Italia. Así como los 88 años que llevamos sin ganarles en partido oficial, bueno, pues ya tocaría, sin duda. Yo no dudo de que podamos vencer a Italia, dudo de poder vencerles en una gran cita, en cuartos de final, porque la maldita memoria me impide ser optimista. Reniego del contundente «podemos» y me quedo con el interrogante y cagón ¿podemos?, para que, si hay disgusto, sea esta vez de menor calado. Un saludo.

    20 junio 2008 | 17:15

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