Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

La mano negra

Ha llegado la Copa del Rey, y ha llegado ese fútbol de entrega constante, de correr sin desmayo, de intentarlo una y otra vez. Porque a los equipos de Copa les pasa como al caballo viejo: después de esta vida no hay otra oportunidad.

Vimos un partido primoroso: de esos que se te quitan las ganas de enredar con el mando a distancia (y eso que en la 2 cantaba el gran Yusmanis, que lo merece todo). Un Barcelona razonable, al que el juego de las rotaciones, tan necesarias, dejaba con una delantera de las que dan miedo: Messi, Eto´o y Henry, con Xavi al servicio y Deco barriendo junto al solemne y espléndido Touré Yayá. Atrás un central que se sale, Milito, nuestro Puyol y dos mundialistas en las bandas, como Abidal y Zambrotta. O sea, la repera.

Enfrente, un Valencia muy ordenado, que apostó por el sacrificio, con Mata, Silva, Joaquín y Villa prersionando en el centro y pegándose a Caneira y Moretti cuando el balón circulaba por las bandas. El centro de la defensa fue un muro doble, Albiol y Helguera (¿será posible que el Madrid tenga problemas en el centro de la defensa y que ayer jugaran a gran nivel Milito y Helguera? ¡Vivir para ver!), tapando las avalanchas blaugranas hasta donde podían. Para lo demás estaba Timo Hildebrand, la figura del partido. Buen trabajo de Maduro y un sorprendente Banega, que puede llegar a figura: sobre todo cuando deje de conducir el balón. El que conduce lo pierde: y el Valencia perdió ayer mucho el balón.

Pero fue un partido estupendo, en el que las ocasiones (cerca de quince) fueron catalanas casi siempre. El valencia llegó una vez en el primer tiempo, con un gol anulado a Joaquín por doble infracción, pero no dio sensación de arrugarse. Quedaba por saber si el desgaste físico les pasaría factura en el segundo tiempo.

A algunos sí. Un Joaquín asfixiado dejaba su sitio a Arizmendi. En una jugada muy bien trenzada, con dos paredes al primer toque, el chaval dio un servicio espléndido que Villa no desaprovechó. 0-1. No era justo, probablemente: pero el partido lo estaba ganando el Valencia en defensa de un modo ejemplar, de manera que hasta el soberbio Messi empezó a parecer previsible. No se rindió el Barça, que sacó a Iniesta por un Deco que ha interrumpido su idilio con la afición, acaso injustamente. Y sallió Bojan a hacer de Henry: craso error (no es bueno que a los chicos jóvenes y llenos de talento se les ponga a jugar en sitios cambiados, cosa que le gusta mucho a Rjkaard). El valencia no se descompuso: Pipo baraja suplió al canchero chupón y Vicente a Mata, que se había matado, como su nombre indica.

Siempre hay un detalle triste cuando en el campo está un árbitro tan dotado como arrogante. Eduardo Iturralde no vio una mano de Eto´o a dos metros de su posición: la jugada acabó en gol, del omnipresente Xavi, y deja las espadas mucho más en alto.

No es injusto el resultado: es injusta la manera de producirse. Tampoco es muy justo que tengamos que soportar otra retransmisión a cargo de J. J. Santos, más sacamuelas que nunca. Quizá si le psuieran un traje de buzo…

1 comentario

  1. Dice ser berraquillo

    ¿Iturralde dotado? No será para el arbitraje. Nunca he visto a un árbitro que se equivoque tanto y de forma tan garrafal. Nunca.

    28 febrero 2008 | 10:25

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