El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (5): cosas que se beben

Anteriormente, en esta serie de post:

Agua cristalina

Qué escaso interés o preocupación suele manifestar la población general por lo que bebe y su impacto sobre la salud dentro de la alimentación. O al menos, cuánto menor es ese interés por las bebidas frente al que de forma habitual se manifiesta por la comida. También es cierto que como todo argumento para defender esta postura solo tengo mi opinión, el pálpito que me genera observar la realidad a mí alrededor. En este sentido y en general andamos muy pero que muy preocupados por el qué comer, cuándo, cuánto y cómo combinar eso que comemos, y prestamos muchísima menos atención al qué bebemos. No digo que lo que se beba no se tenga en cuenta, pero sí que por lo general se le presta mucha menos atención que a aquello que se come. Sin embargo, aquello que solo tragamos es tanto o más importante que aquello que además “masticamos”.

El papel de las bebidas en el rédito alimentario

En este sentido, es importante destacar que en las últimas décadas algo ha cambiado al respecto de cómo bebemos y además, este hecho podría estar relacionado con algunos de los problemas alimentarios más evidente en nuestro tiempo. Por ejemplo, en el estudio Shifts in Patterns and Consumption of Beverages Between 1965 and 2002 (Cambios en el perfil y consumo de bebidas entre 1965 y 2002) queda bastante bien reflejado que en las últimas décadas el patrón de consumo de bebidas ha cambiado de una forma sustancial. Es probable que estés pensando en el aumento del consumo de refrescos… y tendrías razón, pero no toda, ya que por lo general ha aumentado también el consumo de todo tipo de bebidas que aporten calorías, incluidas las alcohólicas.

Aunque el artículo anuncia las diferencias metodológicas en la obtención de los datos de todo el periodo en estudio, resulta significativo el conocer que, al menos en EEUU:

  • En 1965 el 66% de la población ingresaba con las bebidas menos del 15% de las calorías que consumía en todo el día. Sin embargo, en 2002 esa población que tan poco ingreso hacía de calorías líquidas cayó hasta el 42%.
  • En 1965 el 17% de la población ingresaba con las bebidas entre el 15 y el 25% de las calorías ingeridas… en 2002 el porcentaje de población en esa situación aumentó hasta el 27%.
  • En 1965 había también un 17% de la población que incluía con las bebidas más del 25% de las calorías totales consumidas… sin embargo, en 2002 el 30% de la población estaba en esa situación.

Dicho claramente, a medida que los años avanzan, cada vez se incorporan más calorías a través de las bebidas… sea el que sea el origen último de estas.

Además de este, otros estudios ponen el acento en otro tema muy relacionado, como es el de las asociaciones entre los que se bebe y se come. Así, el estudio U.S. adults and child snacking patterns among sugar-sweetened beverage drinkers and non-drinkers (Patrones de consumo de aperitivos en estadounidenses adultos y niños en base al consumo de bebidas azucaradas y no azucaradas) concluye de forma bastante convincente que:

Tanto los adultos como los niños que consumen bebidas azucaradas tienen más probabilidades de picotear y consumir más calorías a partir de los “aperitivos” que los no bebedores de bebidas azucaradas […]

Y es que, tal y como señala esta otra publicación y en relación a la población estadounidense de menor edad:

Existe una superposición redundante entre las principales fuentes de energía y de calorías vacías: refrescos, postres elaborados principalmente con harina, pizza y leche entera. El catálogo de opciones disponibles para los niños y adolescentes debe cambiar con el fin de aportar menos alimentos poco saludables y más alimentos saludables con menos energía. […] La reformulación de productos por sí sola no es suficiente, el flujo de calorías vacías en el suministro de alimentos debe reducirse.

La situación en España

Por estos lares andamos bastante parecido, nada extraño, ya que las diferencias al respecto de estas cuestiones en los países occidentales tienden a ser cada vez menores cuando no a desaparecer. Según el estudio Fluid intake from beverages in Spanish adults; cross-sectional study (Ingesta de líquidos a partir de bebidas en adultos españoles; estudio transversal) se concluye que:

La mitad de la población estudiada no cumple las recomendaciones de la EFSA para la ingesta de fluidos. El agua embotellada o del grifo es la principal bebida consumida. Existen diferencias en el consumo de bebidas en relación a la edad y género. Una cuarta parte de la población estudiada consume un exceso de azúcar procedente de las bebidas.

Si el estudio anterior hacía referencia a la población española adulta, en cuanto a los niños y adolescentes podemos consultar este otro estudio Fluid intake in Spanish children and adolescents; a cross-sectional study (Ingesta de líquidos a partir de bebidas en niños y adolescentes españoles; estudio transversal) que concluye que:

La gran mayoría de nuestra población no cumplió con las recomendaciones de la EFSA sobre la ingesta total de agua. Por ello, se debería promover un aumento en el consumo de agua en niños y adolescentes, para poder satisfacer las necesidades de líquidos sin aumentar la ingesta calórica.

En resumen

BebidasBebemos poca agua y bebemos mucho de lo que no es agua y que además no es generalmente beneficioso a la luz de las implicaciones que este comportamiento tiene en materia de Salud Pública.

Dada la elocuencia de los datos opino que si estuviera en mis manos la realización de unas guías dietéticas el mensaje en la promoción del consumo de agua, y solo agua, habría de ser tan importante o más que cualquier otra indicación. Por tanto, y aun sabiendo que hay muchas otras formas de hidratación compatibles con un patrón de alimentación equilibrado, no haría mención alguna hacia el consumo de cualquier otra bebida como tal, del tipo infusiones, cafés, refrescos (aun sin calorías), zumos de frutas y demás. Nada de nada de estas cosas en las recomendaciones y, si de poner mucha letra se tratara, invitaría a limitar su consumo más que fomentarlo. En cuanto al tema de sopas, cremas (frías o calientes) y purés los considero comida, más que bebida y es que ¿acaso no se suelen utilizar cubiertos en su consumo? Así pues, eso, cada uno de esos platos, aun servidos en tazas o boles, entrarán dentro de las recomendaciones de esos otros grupos de alimentos en función del ingrediente principal al que pertenezcan, pero no serán considerados bebidas.

En pocas palabras: para beber, como norma general: agua. En letras grandes y nunca de forma marginal.

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Imagen:  Danilo Rizzuti,  tiverylucky

Bebe agua sin la necesidad de hacer caso a “9 de cada 10 médicos”

Agua del grifo_Carol Munro was rgtmumMás que sorprendido me quedé el otro día al leer esta noticia que me llegó vía Twitter: “9 de cada 10 médicos de Atención Primaria aconsejan agua mineral”. En ella se hace una especial y concreta promoción del consumo del agua mineral natural (de la embotellada) para mantenernos correctamente hidratados. Al perecer, según el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), promotor de la encuesta, debe ser difícil mantener una correcta hidratación utilizando el agua del grifo. Insisto que es una cuestión de apariencia, en la que el agua mineral sale beneficiada haciéndonos creer que esta es la mejor opción para mantenerse correctamente hidratado. No estaría mal el saber de las razones de ese 90% de médicos para mantener esta postura.

Ya comenté en esta entrada que sobre el agua mineral natural se dicen o se sugieren muchas tonterías y que por eso me gustaba tanto aquella publicidad en la que se decía explícitamente que “el agua mineral natural no hace maravillas”.

El sinsentido del titular de “9 de cada 10 médicos recomiendan…” se pone de manifiesto con el dato que aporta el artículo referido a que el 85% de los encuestados (médicos) recomienda beber 8 vasos de agua al día. Pues bien, es un mito del que solo deben estar al corriente el 15% de los médicos encuestados. Y por tanto no me extraña que aquellos que siguen anclados en el pasado con respecto a lo de recomendar beber 8 vasos (unos dos litros) de agua al día hagan también recomendaciones con respecto a lo beneficioso que además sea agua mineral natural. Hace un par de años una atrevida médico de familia escocesa puso en pie de guerra a toda la industria del agua embotellada al señalar en un editorial publicado en el British Medical Journal que esta recomendación genérica por un lado carece de sustento científico y, por el otro, parece estar cuajada de intereses comerciales .

Sin duda alguna, cuando de hidratarse se trata, la mejor opción es el agua. Venga de donde venga (siempre y cuando sea potable, claro está). Así que si tienes acceso a una red de abastecimiento de agua potable y esta no sabe de forma desagradable no dudes en recurrir a ella para hidratarte. Tu sed, si eres una persona sana, es el mejor indicador para que bebas. Esta consideración se menciona en el artículo “Importancia del agua en la hidratación de la población española: documento FESNAD 2010” cuando se afirma que para una persona sana la sed es una guía adecuada para tomar agua, con las posibles salvedades de los bebés, los deportistas y una buena parte de personas enfermas y ancianas en los que podría ser necesario “programar” una ingesta de líquidos más allá de su sensación de sed.

Tal y como comenté en twitter en respuesta a la mencionada noticia, si de mí dependiera le hubiera dado otro titular a la encuesta de marras, algo así como: “solo 1 de cada 10 médicos tiene suficiente seso como para no recomendar el agua mineral por sistema”.

Nota: Para ver alguna implicación más en la promoción de las aguas minerales embotelladas puedes echarle un ojo a esta entrada «Próxima parada en el sinsentido: el mundo del agua mineral» en el siempre interesante blog de SCIENTIA

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Foto: Carol Munro was rgtmum