El fallecimiento del magistrado del Constitucional Roberto Garcia-Calvo forzará al Partido Popular a facilitar la renonavación del Tribunal, y probablemente del Consejo del Poder Judicial que también anda en vergonzosa prórroga, durante más de un año.
Desde hace medio año debería haberse producido el relevo de los cuatro magistrados del Constitucional designados en noviembre de 1998 (el mandato es por 9 años), por votacion mayoritaria del Senado. Entre ellos está la actual (y prorrogada) presidenta, ya que existe el criterio de que ese puesto, con voto de calidad, lo ocupe alguien del tercio de magistrados más antiguos.
El fallecido García-Calvo (65 años), fue un polémico candidato, pata negra del PP, designado en el cupo del Congreso el año 2001, con mayoría absoluta de los populares. El Tribunal se queda ahora con once miembros, seis de ellos de la llamada rama progresista y además con el voto de calidad de la presidenta.
Ahora hay que renovar cinco puestos lo cual conduce a bascular de una situación de cierto equilibrio a otra de predominio socialista. Así que los populares tendrán que cambiar de estrategia y defender designaciones por consenso con las mejores credenciales profesionales, buscando la mayor independencia de criterio de los designados. Y los socialistas tendrán que contener el entusiasmod e imponer sus candidatos (necesitan 3/5 en la cámara).
El azar conduce a una oportunidad imprevista para que al Tribunal se incorporen cinco personas por encima de filiación y de lote político sospechoso. A eso se llama hacer de la necesidad, virtud ¿será posible? Y de paso ¿será trasladable al CGPJ?