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El de la nueva cara de Eugenia Martínez de Irujo

Anoche salí de fiesta con un grupo de amigas. Juntas nos fuimos a un sitio de esos que es entre bar y discoteca… Es un sitio pijillo, finolis, un lugar donde ligar, y donde la gente más que a pasárselo bien va a lucirse, a dejarse ver y a sacar el bloc de notas para apuntar todo lo que ver e ir contándolo a lo largo de la semana con sus amiguis. Yo también lo hice.

No había caras conocidas, no vi a ninguna celebrity ni famoso de medio pelo pero sí que vi a una conocidilla doctora de medicina estética que se ha puesto todo el ácido hialurónico de su consulta en su cara. ¿Os acordáis de cuando Ivonne Reyes parecía otra, de Amaia Montero, o de cuando la mítica actriz de Bridget Jones se pasó con los rellenos… pues eso.

Y os cuento esto porque esta mañana, bicheando he visto unas fotos de la fiesta sorpresa del 50 cumpleaños de Eugenia Martínez de Irujo que me han dejado boquiabierta. La hija de la mítica Duquesa de Alba está irreconocible. Guapa, pero irreconocible.

Obviamente la de la tercera foto no es ella, es Jocelyn Wildenstein pero ¿a que colaría?

Ahora en serio, no se si es que Eugenia estaba demasiado feliz y su extremada sonrisa ‘jokeriana’ hace que su piel parezca tersa y tirante o que se ha pasado con los hilos tensores y/o el ácido hialurónico. Esos mofletes no son del todo normales, pero también te digo que si ella se ve guapa, y se gusta, a mí plin.

A su celebración, además de su pareja el productor musical Narcís Rebollo, acudieron sus hermanos Cayetano y Fernando, Loles León, Marta Sánchez, Boris Izaguirre, Carmen Lomana, Cayetana Guillén-Cuervo y un montón más de amigos y amigas de la aristócrata. ¡Felices 50!

fotos: gtres

¿Han roto Eugenia Martínez de Irujo y José Coronado?

Parece que se ha ido de la lengua algún no tan amigo de la duquesita. “No me extrañaría si ya no hay nada entre los dos. No sólo no vieron con buenos ojos el idilio por la fama de donjuán de éste, sino que negaron en petit comité que fuera algo serio. Eugenia no ha querido compromiso con nadie en años y no tiene pinta de que cambiara la cosa con Coronado. Ella quiere vivir la vida”. Estas son las declaraciones de una persona del «entorno de los Alba» que leo ahora mismo, ojoplática, mientras desayuno con El Mundo y preparo mi post para el próximo lunes.

 

Las fotos son de julio de 2011. Los dos coincidieron en el concierto de Antonio Carmona en la Joy Eslava. Entonces él tenía su novia... Fotos: Gtres

Las fotos son de julio de 2011. Los dos coincidieron en el concierto de Antonio Carmona en la Joy Eslava. Entonces él tenía su novia… Fotos: Gtres

Según la información que publica La otra crónica del citado diario la relación más sorprendente del año (sin contar la del Nobel y la Preysler, claro) podría haberse terminado. Eso vale, lo acepto, y no me parece tan raro, pues es cierto que por mucho que Coronado haya estado rodando una película en Francia no cuadra del todo que ella no haya cogido un avión en preferente y se haya plantado junto a su novio aunque fuera para pasar una noche juntos (creedme que se lo puede permitir).

Lo que más sorprende es eso que dice el familiar/amigo/cotilla invitado/quienquiera que sea: “Ella quiere vivir la vida”. Por favor, si quiere vivir la vida… ¡razón de más para estar con Coronado!

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Señores y señoras, Coronado es un vividor, y un vividor buena gente además. Es simpático, culto, leído y viajado, además de motorista y de un hombre realmente interesado en la cultura y que se lleva bien con todo el mundo. ¿Cómo podría implicar dejar de vivir la vida el hecho de estar con él?

Al contrario, Eugenia iba a experimentar, al fin, qué es vivir la vida de verdad, porque, qué queréis que os diga, pero nadie, ninguno de vosotros, me va a convencer de que con Fran Rivera se puede vivir la vida más que con Coronado, que además no es celoso y creen en la libertad total y absoluta de cada miembro de la pareja.

Así que, si lo han dejado, no creo que sea por los motivos que insinúa El Mundo, sino más bien por otros distintos, incompatibilidad de caracteres, por poner una hipótesis.

La última vez que vi a Coronado fue en la première de Sólo química y, cuando todos los periodistas del corazón se le abalanzaron para preguntarle por su relación, recién descubierta, con Eugenia, él se limitó a decir: “Estoy feliz”

Después de eso, nunca más se supo, aunque sí hemos visto a Eugenia en un concierto con su hija, relajándose en las playas de Ibiza y a bordo de yates de lujo a unos 5.000 euros el día. Ah, sí, también la vimos  en la gala Starlite de Marbella.

¿Y él?, ¿por qué, si ya terminó su película en Francia, no fue un día a navegar con ella por aguas mediterráneas?

No sé qué pensáis vosotros, pero a mí esto me huele… a chamusquina. Ojalá me equivoque.

José Coronado y Eugenia Martínez de Irujo, romance sorpresa del verano

Ojoplática, así me he quedado. Y es que no, yo no puedo creerlo…. Si no fuese porque lo ha escrito Paloma Barrientos, a la que yo no pienso contradecir, no me lo creería. Porque, no me digáis que no, José Coronado y Eugenia Martínez de Irujo no pegan ni con cola. Y ahora sabemos que son protagonistas del… ¡romance del verano! Según parece, lo han confirmado personas del entorno…

Eugenia Martínez de Irujo y José Coronado estuvieron en el mismo concierto, en julio de 2011.

Eugenia Martínez de Irujo y José Coronado estuvieron en el mismo concierto, en julio de 2011. © Gtres

Él es un seductor nato, además de un hombre muy guapo, culto, viajado y leído, así que no me extraña nada que ella se haya rendido a sus encantos, pero…, ¿qué tienen en común estas dos criaturas de Dios? Nada, absolutamente nada, al menos a primera vista, porque claro, luego cada cual esconde sus secretos, y tal vez Eugenia tiene un lado aventurero y loco y atrevido, como es él, y ahora, a sus 46 años, se sube en su moto de su nuevo novio y vive una segunda adolescencia, como debe de ser, que la vida es muy corta.

Yo a Coronado lo veo parando con su moto en medio del campo y haciendo una acampada, o viajando con poca ropa por el mundo en plan mochilero, y a Eugenia, qué queréis que os diga, no dejo de verla en un cinco estrellas perfectamente atendida, pero la vida da sorpresas, sorpresas te da la vida…

Les conozco a los dos. De hecho, estuve con los dos en un concierto en la Joy Eslava hará un año y medio o así (esperad, que voy a comprobar la fecha en mis archivos… ay, madre mía, ¡han pasado cuatro años! El tiempo vuelva). Aquel día él llegó motorizado, como acostumbra, con su bella y joven novia de aquel entonces, y Eugenia andaba por ahí, en la parte VIP, mostrándose esquiva con los periodistas y canturreando alguna que otra canción de Antonio Carmona. Aquel día yo estuve en la parte VIP viendo el concierto, cual estrella invitada. No les recuerdo hablar en ningún momento… Según parece, han seguido coincidiendo de vez en cuando en eventos de sociedad. Hasta que surgió la chispa entre ambos, esa chispa extraña que salta cuando una menos lo espera (a ver si me salta a mí de una vez, jopé).

Él tiene 57 años, once más que ella, pero el espíritu joven y el alma satisfecha, como demuestra en cada entrevista.

Ella merece otra oportunidad amorosa, eso desde luego. Desde que Gonzalito Miró y ella lo dejaron no ha levantado del todo la cabeza (amorosamente hablando) y eso que ella coqueta sí es, no penséis que no.

Desde luego, de confirmarse lo que ya ha adelantado Paloma Barrientos, Eugenia ha salido ganando con respecto a su historial romántico: madre mía, comparadme a Fran Rivera con José Coronado y sabréis por qué lo digo. Un hombre no tan moderno al lado de otro con grandes horizontes, un hombre de mundo, abierto de mente, alguien educadísimo en todo momento y que hace viajes solidarios por el mundo con su hijo Nicolás, que sí que es un tesoro, un verdadero tesoro. Eso sí, él dice que no le veremos casarse de nuevo

Bueno, pues brindemos por ellos, por la pareja del verano. Felicidades.

El lado más oculto de Eugenia Martínez de Irujo

Este post habla del lado oculto de su hermana, pero antes quisiera decir algo sobre el lado ya no tan oculto de él: Nunca había imaginado que Cayetano Martínez de Irujo pudiera mostrar públicamente sus sentimientos. Cuando ayer le vi en fotos llorando mientras recordaba a su madre en la inaguración de una exposición de Sevilla, al tiempo que decía que estaba eliminando su rabia hacia la prensa y hablaba maravillas de Alfonso Díez, me dije: “Bien hecho”. Para mí un hombre lo es de verdad cuando se atreve a hacer lo que le dijeron que nunca hiciera: llorar delante de otras personas. Y Cayetano lo hizo delante de todo el mundo. ¡Vean!

© Gtres

© Gtres

En cuanto a Eugenia Martínez de Irujo, la historia que quiero contar es la siguiente. En Semana Santa veíamos una imagen insólita: La duquesita viendo procesiones en Málaga junto a Antonio Banderas. Raro, raro, raro. ¿De qué reían tanto? Nadie conocía de esta amistad.

Eugenia Martínez de Irujo y Antonio Banderas, la pasada Semana Santa. © Gtres

Eugenia Martínez de Irujo y Antonio Banderas, la pasada Semana Santa. © Gtres

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