La verdad es que Marc Gasol tiene un carácter impresionante. Se lo ha moldeado y fortalecido a base de golpes. Golpes duros de la vida de deportista hasta llegar a la NBA y triunfar. Un ejemplo. Cuando Ivanovic no lo quería para el Barça estuvo a punto de irse a un club de la LEB para seguir jugando y progresando.
Pero hay mucho más. Acabo de leer un artículo del periodista Eduardo Schell para su libro Basuketoboru que me ha dejado impresionada. Os dejo unos fragmentos
Dejarse la piel por el equipo
Marc confiesa uno de sus secretos: trabajo incansable, dedicación absoluta y dejarse la piel por el equipo. “Si el entrenador me pide que me dé 200 cabezazos, voy y me los doy. Es más, me doy 500”, escribe.
Los elogios no paran de lloverle a Marc, pero él sigue centrado en trabajar duro, progresar y hacer mejores a sus compañeros.
Sabe lo que le ha costado llegar hasta aquí y no olvida los malos momentos.
“Cuando estaba en el Barça y no jugaba, fue muy duro para mí, pero por encima de ese momento destacaría la lesión que sufrí estando en mi segundo año en el Barça. Me lesioné dos veces seguidas el pie y estuve un mes y medio recuperándome en Croacia trabajando muy fuerte en un país que no es el tuyo con un idioma que desconoces y lo pasé muy mal. Sufrí bastante y me esforcé mucho para recuperarme. Creo que detrás de cada vez que te pasa algo malo hay una oportunidad para hacerte más fuerte», confesaba a Schell.
Eso es lo que está haciendo: hacerse más fuerte. Y mejor