«No sé aún cómo aguantan las paredes de mi casa porque viendo los partidos por la tele rompo todo lo que hay porque quiero empezar a jugar ya. No debo precipitarme porque sino después será peor”. Dijo Ricky Rubio a Eurosport hace un par de semanas.

Imagino que debe haber ido ya una cuadrilla de albañiles a reparar la vivienda de los Rubio en El Masnou (Barcelona). El Joventut no levanta cabeza sin él. Arrancó más o menos bien, pero la línea es de acusada tendencia a la baja.

Mal en Europa, regular en España

Un triunfo, en la primera jornada, y tres derrotas en la Euroliga. En el grupo C, el DKV es el quinto de seis. En la ACB, cinco victorias y tres partidos perdidos. Los últimos en casa y en Europa, sin ganar. Eso sí, dos de ellos contra el Real Madrid y el TAU, ayer (83-97). Ahora es quinto, pero el sábado juega en Bilbao. Si caen, ojo con la clasificación para la Copa del Rey.

Ricky no ha podido jugar todavía ningún partido de competición esta temporada. Demasiado para la Penya. Con su gran amigo Rudy Fernández triunfando en la NBA con Portland y sin Aíto, en Unicaja, los de Badalona acusan los cambios. Nuevo entrenador, Sito Alonso, y nuevos jugadores como Bracey Wright, Bogdanovic, Simas Jasaitis…»El equipo no es mejor ni peor que el año pasado, es diferente. Hay que acoplar las novedades», ha declarado el propio Ricky.

Esperemos que Ricky se recupere pronto, muy pronto de su misteriosa lesión en la mano derecha. Estaba previsto que volviera a finales de este mes. El DKV lo necesita. Y los aficionados del basket deseamos verlo en las pistas porque con él gana el espectáculo. ¡Vuelve ya! Eso sí, a tope. No queremos sustos. Mientras, cuidadín con las paredes de casa.