Todo sobre las estrellas del baloncesto

Archivo de junio, 2009

Se rifan a Ricky en la NBA

Leo en varios medios on line de aquí y de allí (tubasket.com, ESPN, marca) que la cosa está que arde con el futuro de Ricky Rubio al otro lado del Atlántico. Se lo rifan. Su agente Dan Fegan se multiplica. Los frentes son varios y conocidos: negociar para que le bajen la penalización de seis millones de euros del DKV (tiene contrato hasta el 2011) y promocionarlo entre las franquicias de la NBA para revalorizarlo todo lo que pueda.

Memphis Grizzlies son una opción muy probable. Eligen en segundo lugar en el draft. Se lo pueden quedar o especular con sus derechos y utilizarlos para un posible trueque con otros jugadores. Ahí intervienen los New York Knicks. Si hay traspaso con los Grizzlies, los Knicks alcanzan uno de sus deseos: el base de El Masnou. A Ricky le encanta NY. Y el equipo tiene a Mike D’Antoni en el banquillo, un técnico con garantías. La jugada a tres bandas acabaría en carambola para Rubio.

Sacramento también está en la terna. Los Kings conocen que a Ricky le tienta esta posibilidad y ya negocian con Oklahoma su cambio de orden en el draft. La permuta sería así el número 3 de Oklahoma por el número 4 y el ala-pívot Jason Thompson.

Según sacbee.com, Ricky Rubio estaría dispuesto a hacer workouts, entrenamientos privados, con los equipos más interesados en él antes del draft, el 25 de junio. Sería con Memphis Grizzlies, Oklahoma City Thunder y Sacramento Kings.

Chad Ford, el experto en draft de la prestigiosa revista ESPN, asegura que hay varios destinos posibles. Son Houston (Rockets) y Dallas (Mavericks).

Los Washington Wizards, con el número cinco del draft, también están al acecho.

La cosa se calienta. ¿Quién da más?

Los sueños de casa Rubio (Ricky Rubio)

Ricky descansa. Su entorno trabaja frenéticamente. Ellos son Dan Fegan, su agente, americano, y Esteve, su padre. Su madre y sus hermanos le acompañan en el camino emocional. Una familia unida y un destino. Quedarse en casa o volar alto, muy alto, al cielo del baloncesto: la NBA.

La calculadora echa humo y la máquina de los sueños también. En la pared un mapa con diferentes puntos señalados en rojo: Memphis, Nueva York, Oklahoma, Houston, Dallas… ¿posibles destinos? Badalona está en el corazón.

La ecuación es por igualación. A un lado, las cifras; al otro, la ilusión. Seis millones de euros de rescisión y el salario a percibir. ¿Cuadra? Aparece la segunda parte. “Proyecto, queremos un buen proyecto”. Ricky quiere un futuro deportivo. Quiere ir a América a ganar. A progresar. A tener talentosos compañeros. Aprender. Sufrir. Triunfar. El ciclo del deportista que fabrica la excelencia.

Idas y venidas. Llamadas. Visitas. Ahora llega Marc. El pequeño de los Gasol podría ser compañero de Ricky si los Grizzlies le eligen en la segunda posición del draft. Una hora intensa de conversación. Debate.

Tona, su madre, también quiere lo mejor para su niño. Que esté bien. Que se forme sano, con valores. Anna, la peque, la que muchas lo acompaña en coche por Badalona, anhela pasear por New York City, coger un taxi amarillo y tomarse un helado gigante.

Ricky, mientras, cabalga por la pista moviendo los dedos, señalando jugadas, afinando la orquesta, jugando cada día mejor con las estrellas (Paul, Wade, Anthony, Bryant, LeBron…) a las que hace poco tenía en cromos o a las que casi arranca el oro olímpico. Lo ve todo con los ojos cerrados. Imagina.

Ricky es un valiente. El pulso no lo tiembla. Está preparado para cualquier desafío. El más joven en obtener un metal plateado en unos Juegos, el más precoz valor de la ACB. Las puertas de la decisión te están llamando Ricard. Harás lo correcto. Quienes más te quieren están contigo. Ya queda poco.

Las luces de casa Rubio se apagan. Se encienden sus sueños.