Buñuel fue genio y figura durante toda su vida. En París descubrió el surrealismo del que fue uno de los mayores representantes. Siempre rodeado de polémica, una de ellas le llevó a Hollywood donde no tuvo una feliz estancia, debido principalmente a sus particular forma de ver la relación de los magnates del cine con sus estrellas.
Luis Buñuel (1900-1984) es considerado uno de los directores más importantes de la historia del cine, genio y polémico a partes iguales. Primogénito de una familia de siete hermanos de buena posición social, pudo estudiar en un colegio de los jesuitas de Zaragoza, aunque pronto rechazó la religión, al parecer tras leer a Charles Darwin.
Viajó a Madrid para estudiar ingeniería que no llegó ni siquiera a comenzar. Se estableció en la legendaria Residencia de Estudiantes y entró en los círculos culturales de la capital con personajes como Dalí, Lorca, Gómez de la Serna o Alberti.
Francia y el surrealismo
Pero sería en Francia, donde comenzó a interesarse por el cine y por el surrealismo, del que le atraía su intransigencia moral y artística. En el país galo, y en apenas 15 días, rodó Un perro andaluz (1929) escrita en colaboración con Salvador Dalí. La película fue un auténtico bombazo en la sociedad parisina pero nada que ver con su siguiente trabajo, La edad de oro (1930). Fue tan polémica y antisistema, que fue prohibida su proyección apenas a unas semanas de su estreno y confiscadas todas sus copias.
A Buñuel le atraía la intransigencia moral y artística del surrealismo
Buñuel en Hollywood
Todo el escándalo que generó el maestro del surrealismo en París llamó la atención de Hollywood, para los que cualquier tipo de polémica era siempre bienvenida como sinónimo de publicidad. La Metro Goldwyn Mayer le ofreció un contrato en 1930 y puso rumbo a la costa oeste de los Estados Unidos.
En principio solo iba a estar de observador de la productora. Sin embargo pronto saltó la polémica cuando el patrón de la Metro, Irving Thalberg, decidió invitarle a una proyección de una de las primeras películas sonoras, donde la protagonista era la estrella francesa Lili Damita. Ni corto ni perezoso Buñuel le respondió que no tenía tiempo para «perderlo con una puta”. Dicho y hecho, Buñuel regresó de inmediato España.
No sería esta la última vez que visitó Hollywood. Con el estallido de la Guerra Civil, viajó de nuevo a la meca del cine para dirigir rodajes a favor de la causa republicana, películas que finalmente no vieron la luz. Debido al resultado de la contienda, tuvo que quedarse como exiliado en el país norteamericano donde trabajó entre otros para la Warner, aunque no dirigió ninguna película.
«Díganle a mister Thalberg que no tengo tiempo para perderlo oyendo a una puta»
Luis Buñuel
Buñuel fue un personaje complicado y lleno de matices. Tuvo una difícil relación con Dalí, que le acusó de comunista, partido al que se había adherido en 1932, lo que le costó muchas dificultades para encontrar trabajo durante su estancia en los Estados Unidos en los años 40.
En la postguerra vivió entre España y México, país donde rodó Los olvidados (1950), por la que recibió el premio al mejor director en el Festival de Cannes o El ángel exterminador (1962).
Primer español oscarizado
En España dirigió Viridiana (1961), premiada con la Palma de Oro de Cannes y durante su periodo francés realizó uno de sus mayores éxitos internacionales, El discreto encanto de la burguesía (1972). Película por la que obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera, siendo el primer español en lograr una estatuilla. Debido a la censura que le impidió rodarla en España, la cinta representó a Francia.