La Copa América se acabó para el equipo anfitrión, Argentina, que cayó ante Uruguay en la tanda de penaltis en cuartos. Y aunque las voces críticas en contra de Messi son menos que otras veces, la pregunta de por qué brilla con el Barça y no es capaz de llevar a los títulos a su selección sigue en el aire. Es el caso del Dr. Jekyll y Mr. Messi.

Por ahora, está claro que Messi todavía no puede ganar un campeonato él solo, como sí hizo Maradona en México’86. La Pulga necesita de buenas socios alrededor para no tener que coger el balón en mitad del campo y regatearse a todo el equipo contrario. Esas asociaciones casi no las ha encontrado en la albiceleste y, mucho menos, de la altura de Xavi o Iniesta.

Messi fue el mejor jugador ante Bolivia (1-1), el único que intentó algo frente a Colombia (0-0), el que encendió a Argentina contra Costa Rica (3-0) y el mejor, otra vez, en los cuartos contra Uruguay (1-1 y 4-5). Ha dado tres asistencias, pero no ha metido ningún gol.

Sin embargo, lo que le exige su afición no es ser el mejor de cada partido, sino resolverlos siempre y esa es una presión inmesa que ni Maradona tuvo que soportar. La próxima oportunidad de Messi para levantar una copa con Argentina será en el Mundial 2014, en casa de su mayor rival, Brasil, selección que curiosamente puede ganar esta Copa América en Argentina.