No han pasado ni 24 horas desde la eliminación del Barça por el Inter de Milán de Mourinho y en el entorno madridista ya se da por segura la llegada del entrenador portugués al banquillo del Bernabéu para la próxima temporada, en sustitución de Pellegrini.
Mourinho, aparte del show provocador que montó ayer en el Camp Nou, dejó claro al final del encuentro que «nunca entrenará al Barça». El luso domina como nadie la teatralidad y este gesto se puede enteneder como un ofrecimiento a Florentino Pérez.
El mandamás blanco siempre le ha tenido en los primeros puestos de su lista de futuribles y, ahora, más, porque Mourinho ha eliminado y desquiciado a su gran rival y ha evitado que los azulgrana puedieran ganar la Champions en el Bernabéu.
De todas formas, Florentino y los madridistas deberían preguntarse, antes de contratar a Mou, si están dispuestos a aguantar un juego tan menor y ultradefensivo como el que ofreció el Inter… aunque dé resultados.
Además, el portugués es un entrenador que reclamará plenos poderes y que siempre quiere ser el centro de atención. No sé si a las estrellas blancas les gustará que les quiten protagonismo. Ni a Florentino, acostumbrado a querer manejar a los entrenadores.
