Se separaron después de tres años de convivencia y lo que acabó con su relación, sobre todo, fue que el sexo era desastroso entre ellos, más por él que por ella.
Ella siempre estaba dispuesta, es una chica lanzada, a la que le gusta cambiar, innovar, porque sus anteriores amantes le enseñaron mucho y bien y a saber disfrutar de las buenas relaciones sexuales. Pero con él era siempre la rutina -se quejaba-, una vez a la semana y gracias; y además era sólo la postura del misionero. Un aburrimiento.
Cuenta que los últimos seis meses, la relación ya era inexistente. Ni se tocaban, así que lo dejaron.
Hace un par de meses, se volvieron a encontrar. Era por la noche, en un bar donde hablaron, recordaron, se rieron y bebieron quizá en exceso. «Hasta que al final acabamos en mi casa. Fue salvaje, emocionante, espectacular. Aún se me ponen los pelos de punta con sólo recordarlo», dice ella emocionada.
Después de ese día, cada 15 díasvuelve a encontrarse con su nuevo amante, con el que ha descubierto una nueva forma de vivir el sexo que le encanta.
Está sorprendida por lo que ahora está viviendo con él, la misma persona, y se pregunta: «¿Por qué ahora es tan bueno y antes no?, ¿Será el morbo de ser mi ex-pareja?, ¿Hemos cogido el reencuentro con más ganas?… No lo entiendo, pero sinceramente me encanta esta nueva situación».