Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Archivo de marzo, 2010

El amor en la distancia añora los besos

LLeva ocho años de relación con este hombre y dice que es el definitivo, porque está muy bien con él y disfrutan mucho cuando están juntos.

Porque habitualmente no lo están. Viven en ciudades diferentes y a los dos les gusta, de momento, vivir así, dice que cuando se encuentran la emoción que sienten es tan profunda que no la cambian por poder estar juntos en la misma casa cada día.

Los dos venían de relaciones anteriores, en las que la convivencia -y también ellos mismos- mató al gato, así que esta situación les parece la mejor. Se ven los fines de semana, las vacaciones y cuando alguno de los dos puede, se escapa para estar con el otro algún día suelto.

El resto de los días cada cual tiene su trabajo, su vida y sus amigos. Pero no tienen los besos que se dan cuando están juntos y que a ella le saben tan bien. Y dar o que le den esos besos buenos es lo que ella más echa de menos.

A veces dice que por esos besos es capaz de cambiar su forma de vida, salir corriendo a los brazos de él y quedarse en ellos siempre.

Una fórmula para encontrar a la pareja perfecta

Parece una broma, pero por lo visto es un estudio muy serio. Leo que la Escuela de Negocios de Ginebra ha dado con una fórmula matemática para encontrar al hombre o a la mujer de la vida de cada cual.

Y yo que pensaba que este trasunto del amor y el corazón era lo único anárquico que nos quedaba… Pues no. Esta gente asegura que siguiendo sus pautas encontramos el amor, el bueno, para toda la vida.

Para que una pareja sea duradera -dicen-, ambos deben tener un mismo bagaje cultural, la mujer debe tener cinco años menos que su pareja y ser más inteligente que él. Añaden que resulta muy bueno para la relación que ella tenga estudios, y que no es necesario que él los tenga. Ponen como ejemplo de la aplicación de esta fórmula a la reina de Inglaterra y a su marido, el duque de Edimburgo.

En este punto creo que sigue siendo una broma.

Nguyen Vi Cao, el director de esta investigación, asegura que si la gente siguiera estos parámetros para elegir a su pareja incrementaría en un 20% sus posibilidades de tener un matrimonio feliz.

Me apunto a la anarquía del corazón.

En el límite de la edad para ser madres

En el límite ya de que se le pasara el arroz, aunque la ciencia ha ampliado ese límite, pero en la línea ya de lo razonable para ser madre, se ha quedado embarazada a conciencia a los 44 años.

Es una mujer a la que hasta ahora no se le conocía el instinto maternal, ella misma lo ha dicho y siempre ha tenido claro que no quería hijos. Digo que no se le conocía, porque tenerlo, parece que lo tenía, y aunque muy escondido, ha terminado por salir a la superficie.

Tampoco ha sido de parejas estables, porque no le gustaban las relaciones largas ni los compromisos. Eso deía también. Pero hace tres años conoció a un hombre que le hizo cambiar hasta el pensamiento. Y ahí está, con su hombre y su barriga de cuatro meses, encantada de la vida y diciendo a todo el que quiera escucharla que no le importa ser una madre añosa, porque el padre -más joven que ella- tendrá fuerza por los dos.

De paso, también añade que nunca hubiera pensado que a su edad seguiría con tanta actividad sexual como la que le da este chico.

No es el único caso que conozco de madres que van a serlo en el límite, no por imposibilidad sino porque hasta ahora no han querido. No sé que les ha pasado ahora a algunas amigas mías, porque otra esta ,con 46 añitos está en las mismas.

Se ha casado hace poco con el penúltimo hombre de su vida -nunca se sabe-, que tiene 15 más que ella, y ahí están, felices porque van a ser padres abuelos. Ella lo dice así, pero ahora eso es lo que menos le importa.

El arte del sexo en una hamaca

Tengo la hamaca, el sitio adecuado para ella, y acabo de encontrar un buen motivo para buscarla, desempolvarla y colgarla en mi terraza.

Una vez hecho todo esto, seguiré las enseñanzas del autor venezolano Carlos Torrealba, que dice que hay más de 60 formas de hacerlo en un «chinchorro» (hamaca).

Torrealba, doctor en Filosofía, en Ciencias Políticas y Sociales, magister en arte militar y poseedor de otros tantos títulos, decidió un día ocuparse de las «verdaderas raíces del ser humano», leo en BBC MUndo.

«La sexualidad es el primer lenguaje, es el tacto y la piel. Si no nos comprendemos a nosotros mismos desde ese punto, todos los esfuerzo serán en vano», dice.

Y el escenario para poner en práctica sus estudios es este trocito de tela: «El chinchorro es la cuna para el latinoamericano. Es su sala de parto, su cuna, donde hacemos el amor, es la mortaja. Es un elemento fundamental, aunque no lo veamos».

Así nació el «Chinchorro-sutra», una especie de manual teórico y práctico sobre el amor y su expresión en el acto sexual, al ritmo del balanceo suave y constante de una hamaca.

«El chinchorro tiene un mundo de posibilidades. Te puedes agarrar de cualquier parte, con los pies y con las manos. Y es anatómico: da igual si eres gordo, flaco o estás bien dotado.

A través de la observación, entrevistas y la experiencia propia, ha recopilado más de 60 posiciones y recomendaciones sobre cómo colgar el chinchorrro para lograr los mejores resultados.

Y a todas les ha puesto nombre: el «perrito sabanero», «el tractor»,»el herrero», «la ribereña» «el alcabarán…

Al final, sentencia que para esto también el tamaño importa: «El tamaño del amor, del deseo, de la imaginación…».

Pues nada, a comprarse una hamaca.

Nos gustan las relaciones ocasionales, por lo visto

El sexo ocasional es percibido por los españoles como una experiencia, una aventura que proporciona sensaciones nuevas y estimulantes, y gusta porque no exige ni ataduras, ni explicaciones ni compromisos de fidelidad. En las relaciones serias, alegan, resulta más fácil caer en la rutina y el aburrimiento.

Esto no lo digo yo, que creo que cuando hablamos de sexo, del nuestro, se nos va la fuerza por la boca, lo dice una encuesta que ha encargado la empresa de preservativos Control en España, Italia y Portugal y en la que han entrevistado a 3.000 personas de 14 a 50 años.

Y como los encuestados han respondido así, los encuestadores concluyen que los españoles, hombres y mujeres, encaran su vida sexual de una forma más liberal que portugueses e italianos, y uno de cada tres dice que practica el sexo de manera ocasional sin necesidad de tener una relación estable de pareja.

Esto no lo hacen tan abiertamente nuestros vecinos, y me da la sensación d que nosotros tampoco, por la sencilla razón de que no se puede tanto como se quiere, que dice un amigo mío.

Los italianos y portugueses responden que son más partidarios de las relaciones estables, no como en España, donde el carácter es más liberal y las relaciones ocasionales son aceptadas y están muy extendidas entre la población, encuesta dixit.

España tiene un carácter más liberal -concluye el informe-, ya que las relaciones ocasionales son aceptadas y están muy extendidas entre la población.

¿Lo creéis así?

Una vida sexual cada vez más larga

Los hombres tienen una vida sexual activa cada vez más larga, afirma una investigación, y aunque las mujeres «pierden» la libido antes que ellos, también suelen tener largas perspectivas de actividad sexual.

Estas son las conclusiones de un estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 6.000 personas, según el cual cuatro de cada 10 hombres de entre 75 y 85 años siguen teniendo relaciones sexuales.

Entre las mujeres de esa misma edad, dos de cada 10 seguían sexualmente activas, afirma el estudio publicado en British Medical Journal y recogido por la BBC.

Los hombres tienen una vida sexual activa cinco años más extensa que la de las mujeres, según dice el estudio; la experiencia dice que son más de cinco.

A los 55 años, los hombres pueden esperar, en promedio, mantener 15 años más de actividad sexual y las mujeres unos 10,5 años.

La clave, afirman los investigadores de la Universidad de Chicago, es un buen estado de salud, que aumenta el impulso y el placer sexual.

En general, dicen los investigadores, los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de ser sexualmente activos, de tener una vida sexual de «buena calidad» y de estar interesados en el sexo.

Los científicos no saben si estas diferencias se deben a que los hombres están más interesados en el sexo que las mujeres o «porque ellos tienen más tendencia que ellas a alardear sobre su vida sexual».

Los investigadores analizaron los datos de la vida sexual de un grupo de hombres y mujeres de entre 25 y 74 años y otro grupo de entre 57 y 85 años.

La doctora Patricia Goodson, profesora de la Universidad de Texas A&M, señala que el hecho de que los adultos estén ahora gozando más años de vida sexual después de los 55 son «buenas noticias».

Pero añade que «el estudio no ofrece información sobre la interesante -y poco entendida- cuestión de por qué, aún cuando gozan de menos años de vida sexual activa, muchas mujeres no perciben esto como un problema.

«Tampoco nos ofrece detalles de cómo las mujeres y los hombres controlan, o intentan mejorar o tratar, su sexualidad en decadencia», dice.

Hombres que no quieren usar condones

Hay un determinado tipo de hombres que rechazan ponerse condones, con el peligro que eso conlleva, con la simple excusa de que eso no va con ellos. Tela, telita, tela.

Ya pueden ser los hombres más abiertos del mundo, los más comprensivos, los más delicados con su pareja, que por ahí no entran.

Hace poco una chica que conozco se ha quedado embarazada porque su novio no usa preservativos, no le gustan al pobrecito, y prefiere que sea ella la que tome la píldora, metiéndose porquería al cuerpo, sólo porque él no está agusto cuando folla con condón.

En un descanso de la píldora, zas, el paquetito. Y todavía se asombra el tipo porque dice que tampoco lo han hecho tantas veces sin ningún tipo de prevención. Y es cuarentañero el tío, que no es un imberbe inexperto. Este más que no saber, no le ha interesado pensar que había un riesgo por su propio placer.

Sé de otro que también ha ido por la vida sin gomas y en una época en la que el sida y las enfermedades de transmisión sexual estaban a la orden del día. Pero él siempre estaba seguro de que nunca le iba a pasar nada. No le pasó, cuestión de suerte, pero para matarlo.

Están locos estos romanos, y las chicas que pasan por alto protegerse en relaciones abiertas, sólo porque a los parternaires les incomoda la funda, más.

Las mujeres buscan amantes excepcionales

«Mientras los hombres buscan amantes ocasionales, las mujeres buscan amantes excepcionales» (genéticamente hablando). Lo dice el biólogo Ambrosio García Leal, autor de La conjura de los machos.

A la hora de ser infieles -dice-, las hembras humanas son más selectivas.

Esto nos vendría de nuestro pasado cavernario. Cuando la monogamia es ineludible pero los machos de primera calidad escasean, muchas hembras tienen que conformarse para pareja con otro no tan bueno. La infidelidad permite a la mujer beneficiarse de un compañero que la ayuda en la crianza de los hijos, sin tener que conformarse con un padre mediocre para sus hjos, gracias a los genes de su amante de primera.

Así, la selección natural tambien premia la infidelidad femenina, pero sólo cuando atiende a la calidad de los amantes y no a su cantidad

Lo contaba en un reportaje que publicó ayer el Magazine de El Mundo sobre la infidelidad, que quizá no sea tan mala, según afirmaban otros especialistas y el propio titular de la información: ¡Cuidado! La infidelidad puede ser buena.

Lo dice este biolólogo y está en el interior de muchos hombres: el temor a que sus hijos no sean suyos y estén haciendo el idiota criándolos.

¿El tiempo se come la pasión?

Nunca me he creído eso de que hay alguien determinado para ti y que el quid está en encontrarlo y entonces serás feliz toda a vida.

Es lo que dice una amiga mía, que de tanto buscar al que le corresponde a ella, va ya por el cuarto marido y aún piensa que la ha vuelto a meter, la pata, que este tampoco es. Aún le queda gente para encontrar el definitivo.

Prefiero pensar que hay muchos para cada uno (genérico) o unos cuantos, porque son afines a nosotros, nos gustan, nos atraen y podemos ser felices con uno de ellos. O con todos, uno detrás de otro.

También conozco a una pareja que rompe moldes.

LLevan un montón de años juntos y aún se les nota la pasión, la complicidad y el amor que se tienen. Desde luego que ellos cumplen con la teoría de mi amiga.

No les importa su edad, ya son mayorcitos, para pararse, si van caminando, y abrazarse y besarse en medio de la calle. Van siempre amarrados y si estás con uno de ellos, notas que se les eriza el vello cuando aparece el otro.

Supongo que después de tantos años, aunque se conocieron con el brío templado, se lo han currado para no caer en la monotonía y no seguir la ruta de esa frase tan manida y que yo odio: los años transforman la pasión en cariño.

Pues vaya una porra.

Un beso que te deja sin respiración

“Correrá lava por tus venas. Te quedarás sin respiración. Gemirás y te desmayarás, porque la sangre huirá de tu cabeza y correrá desbocada por todas las venas de tu cuerpo. Entonces serás incapaz de pensar o razonar”.

Todo esto es lo que provoca un beso. Una pendiente de sensaciones ascendentes: tensión leve, acaloramiento y excitación sexual. Una tromba de emociones, tal como lo describió el norteamericano John Morris en 1936

Un buen beso quema entre 3 a 12 calorías; pone en movimiento nada menos que 12 músculos de los labios y otros 17 de la lengua; y hace que las pulsaciones cardiacas pasen de 70 a 140 por minuto.

El Kamasutra señala 30 formas diferentes de besar: beso palpitante, beso que enciende el amor, beso de recuerdo de la pasión, beso que despierta… y William Cane en su libro The Art of Kissing, describe también diferentes modalidades: beso de los ojos, beso eléctrico, beso francés…

Si hay comunión mental y la suficiente atracción física en el beso, el alud de procesos químicos que se suceden provoca una auténtica conmoción en el organismo. El efecto es tan abrumador que, según algunos biólogos, podría compararse a una sobredosis de anfetaminas.

Tomima Edmark, autor de El libro de los besos dice; «Los que no saben besar no saben lo que se pierden. Porque los ,que han vivido la experiencia hasta sus últimas consecuencias comprenden que detrás del beso se esconde la verdadera pasión».

Después de leer todo esto, no sé porque no nos besamos más. Pero si es buenísimo.

Ahora mismo me voy a por uno o a por dos.