LLeva ocho años de relación con este hombre y dice que es el definitivo, porque está muy bien con él y disfrutan mucho cuando están juntos.
Porque habitualmente no lo están. Viven en ciudades diferentes y a los dos les gusta, de momento, vivir así, dice que cuando se encuentran la emoción que sienten es tan profunda que no la cambian por poder estar juntos en la misma casa cada día.
Los dos venían de relaciones anteriores, en las que la convivencia -y también ellos mismos- mató al gato, así que esta situación les parece la mejor. Se ven los fines de semana, las vacaciones y cuando alguno de los dos puede, se escapa para estar con el otro algún día suelto.
El resto de los días cada cual tiene su trabajo, su vida y sus amigos. Pero no tienen los besos que se dan cuando están juntos y que a ella le saben tan bien. Y dar o que le den esos besos buenos es lo que ella más echa de menos.
A veces dice que por esos besos es capaz de cambiar su forma de vida, salir corriendo a los brazos de él y quedarse en ellos siempre.