Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Archivo de febrero, 2010

Sexo como en Las mil y una noches

Las mujeres para los árabes son símbolos de poder, cuántas más tienen socialmente más «poderosos» son. Y como para ellos no está prohibida la poligamia y tienen lo esencial, que es una inmensa fortuna, pues ancha es Castilla, digo Arabia.

La importancia del número de mujeres como señal de poderío me la contó anoche un amigo, que acaba de venir de hacer negocios y trabajar para uno de ellos, que vive en Dubai, aunque se mueve por todo el mundo con parte de su harén.

Coincidieron en un país europeo, en un castillo a donde fueron mis amigos, invitados por el árabe, de 62 años, y tres de sus 17 esposas.

Después de la cena, árabes y españoles se despidieron para irse a dormir. Él se metió en su dormitorio con las tres esposas, que antes habían estado compartiendo el baño con mi amiga, que asistía alucinada a un homenaje al erotismo.

Se untaban aceites y demás ungüentos por todo el cuerpo, todo, y se preparaban como si aquello fueran Las mil y una noches, luego se pusieron una especie de shari transparente y se fueron al dormitorio. Ninguna tenía más de 25 años.

Cuando mis amigos también se retiraban a dormir, venía un criado muy serio con una bandeja en la que había una cajita. Una cajita de viagra, que entregó oportunamente en el dormitorio de cuatro.

«Si oyes los gemidos de ellas durante toda la noche -me dice-, hasta te crees que se lo estaban pasando bien. Pero no me creo que este hombre les haga gemir así a las tres a la vez, difícil». Aunque por la mañana ellas presentanban un aspecto muy saludables y él estaba hecho polvo.

Y así viven. Ellos como dios, cada noche con una esposa; y si les viene bien, con tres a la vez. Y ellas, tan jóvenes, esperando a que les toque su noche para tener sexo. Claro que a lo mejor prefieren no tenerlo si es con hombres como este, poco agraciado, mayor, pero podrido de dinero.

¿Cómo se lo harían? Mi amigo tiene alguna teoría, pero dice que no me la cuenta, que me la imagine si quiero.

La primera vez: amor, placer o catástrofe

La primera vez. ¿Y eso qué es lo que es, que no me acuerdo? le dije en broma a mi amiga, mientras me contaba, alucinada, la de su hija de 17 añitos, porque acaba de pasar.

Fue en el ginecólogo, y no por empeño de mi amiga sino de su hija, que quiso que la acompañara su madre.

La nena le contó al médico con toda normalidad que ya había tenido relaciones sexuales, mientras miraba a la madre con el rabillo del ojo.

Su madre, calladita, escuchando a su hija y al médico hasta que terminó la consulta. Al salir, a la nena, sorprendida por la tranquilidad de su progenitora, le faltó tiempo para preguntarle por lo que había escuhado.

¿Y qué quieres que te diga?, le contestó mi amiga.

Pues no sé: enfadarte, darme un sermón, decirme lo que te parece, yo que sé…

La madre sólo le dijo: Como te creo sensata, supongo que has usado protección, pero si quieres que te pregunte: ¿Qué tal te fue?

La niña respondió: una catástrofe absoluta.

Uno de los lectores asiduos al blog me ha planteado el tema de la primera vez, para que contemos cómo nos fue. A qué edad ocurrió, cómo…

La mía fue en el pleistoceno y ya no me acuerdo, pero sería un desastre, como suele ocurrir, porque aún no he escuchado a nadie al que le haya salido redondo el asunto, a no ser que tuviera un amante experimentado; y, a veces, ni por esas.

Dice nuestro amigo que no es lo mismo la primera vez ahora que en los años sesenta o setenta. Ahora cada vez comienzan antes las relaciones y los niños saben latín, pero eso no significa que la primera vez sea más placentera que antes. Será igual, un desastre, por mucho amor que se le quiera poner al temita.

También señala que en estos tiempos, el romanticismo no pasa por uno de sus mejores momentos cuando se junta con el sexo, y que, por lo tanto, la primera vez ya no es tan significativa como para que se diga que nunca se olvida.

Romanticismos al margen, la primera vez es casi siempre para olvidar;

y si no se olvida es porque fue la primera vez, no porque fuera una maravilla, pienso yo.

Él propone que contemos cómo nos fue, si fue por amor, por placer y si, en ambos casos, fue un desastre.

Se abre la veda

Los hombres prefieren los besos húmedos

El beso es el único de todos los actos en los que se utilizan los cinco sentidos al mismo tiempo: Lo cenestésico, lo auditivo – porque el sonido del beso tiene un erotismo en sí mismo-, lo gustativo, lo olfativo y lo visual, porque besar con los ojos abiertos o cerrados lleva a dimensiones totalmente distintas.

Lo dice el psicólogo norteamericano David Coleman, autor del libro Inteligencia emocional , que ha estudiado el comportamiento humano respecto al beso.

El beso con los ojos cerrados, señala, lleva a una dimensión interna de sensaciones que para muchos hombres es difícil controlar, por eso hay muchos hombres que besan con los ojos abiertos.

La neurocientífica Wendy Hill afirma que las sustancias químicas que contiene la saliva ayudan a evaluar a una posible pareja para decidir si es la más idónea. Además, añade, besarnos reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta los niveles de oxitocina, siempre y cuando besemos a la persona adecuada.

Helen Fisher, profesora de Antropología en la Universidad Rutger y experta en biología del amor, asegura que besar es un poderoso mecanismo de adaptación, presente en más del 90% de las sociedades humanas. Sin olvidar «los chimpancés y los bonobos se besan, los zorros se lamen sus hocicos entre sí, las aves se picotean y los elefantes ponen sus trompas en las bocas de los otros miembros de sus manadas».

En los humanos, el beso es una cuestión química, según Fisher. «La saliva masculina tiene testosterona y los hombres prefieren los besos húmeros porque inconscientemente intentan transferir testosterona para provocar el apetito sexual en las mujeres». Además, este tipo de besos podría ayudarles a «medir los niveles de estrógenos femeninos de su pareja, para hacerse una idea de su grado de fertilidad».

En cuanto a las mujeres, el beso les sirve para detectar el estado del sistema inmune de su posible pareja y saber «cuánto se cuida».

Al final, todo conduce a la reproducción.

¿Qué tiene la ducha que atrae tanto?

Cada vez que cuenta sus polvos en la ducha, a su alrededor no hay más que caras de envidia, las de sus amigas que la escuchan atontadas.

Porque además de la ducha, tiene un hombre que se lo hace muy bien en el medio acuático. Suerte que tienen algunas elegidas.

Quien más quien menos lo ha hecho en la ducha unas cuantas veces, aunque hay que reconocer que como no tengas un paternaire más grande que tú, el equilibrio es difícil de mantener y aquello puede acabar malamente.

¿Qué tendrá la ducha y el agua que atrae tanto para follar?

Bueno, hay alguno que lo odia. Lo han probado, porque hay que probar de todo y, más que nada, porque al principio de la relación está uno (genérico) tan excitado que lo hace encima de un pino si es preciso.

Esto lo cuenta un amigo mío, al que la ducha no le gusta nada como lugar amatorio.

Dice que además de que es muy difícil hacerlo sin pensar que te vas a caer, lo que le distrae bastante de la acción principal, añade que tampoco le gusta nada que le caiga el agua sobre todo su ser y se le cuele por todos los agujeros de boca, orejas y nariz, mientras intenta besar a la chica.

Este debe ser el único al que no le gusta follar en el agua, ni en la ducha ni en el mar ni en la piscina por idéntico motivo.

Él se lo pierde.

¿Te liarías con la mujer de tu amigo?

Leo una encuesta que se ha publicado en la web de 20 Minutos sobre los hombres infieles que han tenido lío con la novia o la mujer de un amigo. Y no me sorprende el alto porcentaje de los que dicen que sí lo han hecho, casi la mitad de los 5.000 consultados por www.benaughty.com, el 46%.

El asunto se ha tratado hasta la saciedad en el cine y en la literatura, por lo que no es nada extraño que pase en la vida real.

Los autores de la encuesta lo explican porque la atracción se desarrolla muy fácilmente entre hombres y mujeres que se ven con frecuencia en los mismos círculos. Y a menudo es más fácil verse sin levantar ninguna sospecha.

Yo también creo que atrae mucho más la fruta prohibida y que una vez que uno y otro saben que hay atracción, es imposible parar la historia por muy bien que a ella le vaya con el marido, que no suele ser lo habitual, y por muy íntima que sea la amistad de los dos hombres.

Esto me lo explicaba hace poco un amigo, que contaba un caso de infidelidad que acabó con la amistad de los dos chicos, porque al final ella eligió al amigo del marido, con el que hoy sigue viviendo.

Lo curioso -decía- es que el actual, o sea, el amigo del anterior, desconfía mucho de que cualquiera pueda hacer lo mismo que él hizo.

Qué enrevesado es el tipo.

P.D. El titular del post viene a cuento de que son los hombres los infieles en esta encuesta, pero vale igual para las mujeres. ¿Es fruta prohibida el marido de tu amiga?

Le dedicamos muy poco tiempo al sexo

Más de la mitad de los españoles (54%) considera las relaciones sexuales un tema prioritario en su vida.

Debe serlo en la cabeza, porque en la práctica, el tiempo medio que se dedica a la semana a ese menester tan sano en España es de 2 horas (2,3), y un 25%o dedica menos de una hora. ¡Una hora a las semana! Así nos luce el pelo.

Estos datos pertenecen al Informe sobre hábitos de salud sexual entre la población española, realizado con encuestas a más de 3.000 hombres y mujeres españoles de entre 25 y 70 años por los laboratorioa Pfizer.

Las mujeres son quienes más a gusto se muestran con su vida sexual (el 63% declara estar bastante o muy satisfecha frente al 59% de los hombres)

A pesar de la mayor satisfacción e interés observado en las mujeres, son los hombres quienes mayor importancia otorgan a las relaciones íntimas, ya que un 56% las califica como bastante o muy prioritarias frente a un 50% de mujeres. Aún así, el dato es importante porque para más de la mitad de la población, el sexo es una prioridad.

Por franjas de edad los más satisfechos son los jóvenes, de 25 a 34 años, con un porcentaje del 67%, y son quienes mayor interés muestran en mejorar (58%).

Lo que le pasa a las encuestas sobre sexo es que no te puedes fiar de los resultados, porque quien más quien menos, cuela una mentirijilla. Los que no mienten deben de ser cuatro bien dotados y con mucho tiempo.

Por ejemplo, una amiga mía a la que me gustaría parecerme. Tiene 63 años ya y lo hace cada día. Mientras ha estado su hombre -que no ha tenido que irse de viaje o de trabajo-, ningún día han dejado de hacerlo.

Otro que dice que no existe el punto G

Con el gustito que da que nos lo masajeen o masajearnoslo, un nuevo estudio que acaba de publicar un sabio dice que del punto G no hay ni rastro.

El que ha dicho esto se llama Tim Spector, es profesor de Epidemiología Genética en el King’s College de Londres y ha elaborado un estudio que se ha publicado en la revista Journal of Sexual Medicine.

En él echa por tierra la creencia de otros estudios anteriores que especifican donde se encuentra. Él dice que puede haber tantos puntos G como mujeres, porque es algo genérico. Lo publicaba este fin de semana El País Semanal.

Con el nuevo estudio ha vuelto la polémica entre los detractores y defensores de la existencia del famoso punto, que provoca orgasmos tan intensos a las mujeres.

En su libro La ciencia del orgasmo, la doctora Beverly Whipple detalla hasta la forma de estimularlo: «La mujer tumbada sobre su espalda, introduce sus dedos presionando sobre la superficie interna de la vagina con un movimiento de «ven aquí» hasta dar con la región, situada en la posición de las 12 en punto con respecto al cuerpo».

Whypple ha sido muy crítica con Spector, pero aún más lo ha sido Emmanuele A. Jannini, del departamento de Medicina Experimental de la Universidad de L’Aquila, en Italia. Hace dos años, este médico sugirió que es posible econtrarlo mediante una ecografía.

Pero de la misma forma que unos creen en su existencia, otros dicen sencillamente que es un cliché cultural y una perogrullada.

Pues si no existe, por qué nos da tanto placer que nos toquen esa zona. Será un espejismo.

El hombre más afortunado

Tiene 44 años, es un amigo habitual del blog, con una vida no muy distinta de la de muchos hombres que nunca han tenido suerte con las mujeres.

No es ni alto, ni muy guapo, ni tirado para adelante, es mileurista y conduce un Ford Fiesta que tiene casi 10 años. Tampoco tiene un buen trabajo, y sus historias con las mujeres siempre han sido torpes. Lo dice él mismo. «Con las que eran muy guapas ni siquiera lo intentaba y las más normalitas tampoco se fijaban en mí».

Lo intentó por Internet, pero tampoco resultó:

«Con la primera y única chica que conocí así, la cosa quedó en nada, porque la respeté tanto, que me dijo que era un parado y un soso, y cuando yo le dije que por qué ella no se animó, me dijo que ella no era ninguna puta». Tremendo.

Una noche, tomando unos cubatas con unos amigos, en un pub, vio a una chica que le gustó muchísimo. «Cuando me vio, yo cambié rápidamente la mirada, porque estoy habituado a recibir miradas de desprecio cuando una chica guapa me pilla embobado».

Pero ella -cuenta- le sonrió en lugar de arrugar el gesto y a él se le abrió el cielo. Así toda la noche, miradas entre los dos, la sonrisa amplia de ella y la perplejidad de él.

Volvió al fin de semana siguiente y allí estaba otra vez la chica guapa. Él no se lo pensó dos veces, se acercó, le pareció aún más guapa, empezaron a hablar… y hasta hoy.

Ella es diez años más joven, tiene un buen trabajo y no le importa que él no sea ni el más guapo ni el más alto ni el más inseguro. Le ha quitado todas sus dudas con todo el amor que le ha dado en este tiempo.

«Ha sacado todo lo bueno de mí y me ve cosas que yo ni siquiera sabía que tenía. Soy muy feliz, nunca pensé que una chica buena y tan bonita podía fijarse en alguien como yo, un mediocre, que nunca ha destacado en nada, pero que ahora se siente el hombre más afortunado».

Una mujer a los 50 no está acabada

Ella cree que los hombres tienen más suerte porque, aunque vayan cumpliendo años, siempre encuentran a otra más joven y potente; y que a los 50, una mujer es difícil que tenga una vida de pasión.

No pienso lo mismo. Para empezar, creo que una mujer de 50 años de hoy no tiene nada que ver con una mujer de la misma edad de hace 10 o 20 años. La vida ha cambiado mucho, menos mal, y las formas de vida, también. Y tampoco creo que los hombres lo tengan siempre más fácil.

Es un tipo determinado de hombres el que lo tiene fácil. Y es el que dispone de hacienda. Estos tendrán muchas posibilidades de éxito entre un tipo de mujeres, no todas.

Mi amiga, que es más joven que su marido, tiene 33 años y él 49, se queja con pena de que él lleva dos años zascandileando por ahí con chicas jovenes, con las que pasa noches, que no pasa en casa, o hace viajes ficticios.

Y a ella está siempre atosigándola con que se cuide, haga ejercicio físico y tratamientos de rejuvenecimiento. ¡Y tiene 33 años sólo!

Hasta hace muy poco, su vida en común era buena, dice, en todos los sentidos, a pesar de los 12 años de matrimonio.

Pero ha sido acercarse a los 50 y como si no quisiera que se le escapase la oportunidad de vivir una segunda juventud, ha empezado a salir con mujeres más jóvenes. Y ella se siente como si sólo le hubiera servido para una parte de su camino.

Así que su deducción es esa: si con 33 no he conseguido mantenerlo a mi lado, porque me considera mayor, con 50 que me entierren.

Qué equivocada está. Con 50 se podrá vivir pasiones intensas, ser objetos de deseo y lo que haga falta, sólo que todo será más sosegado.

¿A los hombres no les gusta compartir?

Un grupo grande de amigos de muchos años, muy variado en sus componentes, los hay casados, emparejados, novios, solteros; y en la edad, desde veintipocos a cuarentaymuchos.

Después de tantos años juntos, quien más y quien menos ha tenido sus rollos, noches calientes, romances de verano, de invierno, de tres días o de una noche, los unos con los otros. Vamos que casi todos se ha conocido bíblicamente.

Algunas de las mujeres del grupo, sobre todo las más jóvenes, dicen que han observado entre los chicos que tiene más edad, que son muy reacios a tener nada con alguna, si hace 15 días o un mes se ha liado con su amigo del alma o con el primo de su mejor amigo.

Si las historias ya tienen más tiempo, dos años, por ejemplo, la cosa mejora notablemente, pero como el espacio de tiempo entre un rollo y otro haya sido corto, no hay nada que hacer.

Cuentan que entre la gente más joven esto no pasa. «Pero cuando se sube el listón de la edad, les salen los prejucios, las tonterías y todas esas cosas más antiguas que el mundo».

Vamos que si hace dos meses estuvo alguna con el primo de otro que ahora le gusta mucho, ya se puede sentar a esperar el tiempo del luto para tener algo con él.

Dicen que si a ellas les da igual compartirlos, ¿por qué a ellos sí les importa?

Pues a algunos de los que conozco yo no les importa nada compartir, pero no al mismo tiempo.

Conozco a muchas más mujeres que lo que hoy se plantea aquí no les gusta nada.