Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Un cartel censurado por la palabra ninfómana

No doy crédito. El Ayuntamiento de Madrid se ha negado a colocar en intercambiadores y marquesinas de transporte público el cartel de la película Diario de una ninfómana , porque es provocativo y de dudosa legalidad, poco antes de su estreno.

¿De dudosa legalidad? ¿Y eso qué significa cuando se habla de un cartel tan elegante?

La Cope, pero esto no me extraña, también la ha vetado y no va a publicitar la película de Christian Molina, basada en la polémica novela de Valerie Tasso.

A Molina se le ofreció cambiar el cartel, y él se negó. «Me parece franquista, retrógrado e infrahumano: creía que había libertad de expresión en este país», explica el director.

No sé cuáles han sido las razones reales de esta censura, pero las que han dado si que son de «dudosa legalidad». Si no, que me expliquen ¿que hacía el año pasado en las marquesinas este otro fantástico anuncio de Punto Blanco? ¿Este no es provocativo, según el criterio que les ha llevado a censurar el otro?

Sí lo sé o me las imagino, la palabrita de marras: ninfómana.

¡Qué cinismo, dios! y qué ceguera. Y la concejala de Cultura, la «independiente» Alicia Moreno, hija de la actriz de mente amplia Nuria Espert, para más señas, ¿qué dice de esto?

¿Se ha escondido por vergüenza ajena?

A mí me han regalado la braguita y el top de promoción de la película y son tan de «dudosa legalidad» como el cartel. Mira qué bien.

¿Los negros la tienen más grande?

De tópicos está el mundo lleno. Y de tópicos sexuales más.

Yo no creo en los tópicos, aunque algunos tuvieran una base de verdad, que sería para un caso muy concreto, no para la generalidad.

No me creo que todos los negros la tienen más grande, ni que todos los japoneses la tienen más chica; ni que follar con los primeros sea el nirvana y que con los segundos te quedes a dos velas.

Tópico y muy trillado es el de los dolores de cabeza de las mujeres, o que las vírgenes tienen el himen intacto, que ellas prefieren el pene largo y los hombres los pechos grandes…

A mí el que más incredulidad y más carcajadas me provoca es que muchos aún piensen que todas las mujeres tienen un punto G y que lo sigan buscando como locos.

¿Te crees los tópicos?

¿Cuál es el que te parece más absurdo?

¿De qué hablan las mujeres?

Pues depende del grado de confianza. Tengo varios grupos de amigas: con uno me lo paso estupendamente, porque acabamos hablando de sexo y de hombres casi siempre.

Con otro también me río mucho porque la conversación es variadita, aunque se termina hablando de lo mismo: una carrera por contar quien folla más y mejor.

Eso no significa que antes no hayamos hablado de lo divino y de lo humano.

Pero hoy, por ejemplo, no he podido hablar de nada de lo que me gusta. He quedado a comer con unas «amigas», más bien conocidas, a las que hace mucho tiempo que trato, aunque es un conocimiento de baja intensidad.

No trabajan ni fuera ni dentro de casa, son madres de familia, hacen deporte en el club y cuidan de sus hijos y del padre de sus hijos. Un horizonte elitista pero reducido que gira en torno a los hijos, así que la conversación ha ido sobre los tiernos infantes .

Comíamos en La Ballesta, zona de prostitución, aunque unos cuantos empresarios le están lavando la cara al barrio para eliminarla, pero allí siguen las putas, menos, pero quedan.

Para salir del aburrimiento se me ha ocurrido decir, ya que estábamos allí, que las putas le daban mucho color a la calle.

Casi termino en la hoguera.

Sus argumentos, los clásicos. Todos tenían que ver con la «contaminación» y el daño que la prostitción hace a sus niños. A los suyos de ellas, que van a comprar un periódico y tienen que ver los anuncios de contactos y pasan por ciertas calles y se lo encuentran de frente y …

… Ante ese panorama, «es incomprensible que no las cojan y las pongan en dirección a sus países, porque todas son extranjeras y además sin papeles y bla bla bla…».

Conseguí salir del aburrimiento, para irme corriendo. Con lo bien que hubiéramos estado hablando de polvos, por ejemplo, pero como no había confianza, hablamos de política.

¿Uno se enamora a los 80?

No sé si una persona mayor -de 83 años- se puede enamorar. Supongo que sí.

No con la fuerza de cuando se es más joven ni tampoco de la misma manera, ni creo que en los mayores la pasión amorosa sea un instinto tan fuerte como el hambre, según afirman algunos antropólogos como Helen Fisher.

Cuando he leído estos días que Cayetana Fitz James, la duquesa de Alba, que tiene esa edad, se quiere casar y que está enamorada, he tenido mis dudas y he pensado que lo que quiere esta anciana es compañía, cariño, porque no me la imagino yo haciendo requiebros a su enamorado ni lo que sigue a los requiebros.

Como tampoco me puedo imaginar que un hombre de 56 años se enamore de una mujer de 83; y supongo que también puede ser, aunque a todo el mundo se le haya pasado por la cabeza que más que amor tiene intereses espurios.

Pero puede que se lo pasen bien juntos, y que salvo el sexo, hagan todo lo demás juntos: lean juntos, paseen juntos, charlen… Luego, las necesidades, las de él que es mucho más joven, se las satisfará cada uno como y cuando pueda.

Tengo que reconocer que me parece muy raro que él se haya enamorado -lo que se entiende por enamorarse- de esta señora.

«Es el hombre el que tiene que declararse»

«Estoy medio casada. Estoy viviendo con un chico que se ha mudado a mi casa y estoy muy bien. Bueno es mi amigo especial, un amigo de hace muchos años que ahora es algo más».

Lo cuenta María, la chica que me arregla el pelo, en la peluquería a la que voy de ciento en viento o cuando tengo bajón -es muy bueno para subir la moral-. Es una mujer muy expansiva que cuenta los avatares de su vida desde la última vez que nos hemos visto.

Creo que no ha cumplido los 30 y ya le he conocido cuatro novios que eran, según sus palabras, el hombre de su vida. Luego resulta que ninguno le duró más de seis meses, aunque en ese tiempo ella se entregaba como si fuera a estar con él toda la vida.

En mayo me dijo que tenía un amigo «especial». Un amigo de muchos años con el que se había acabado enrollando. Por eso, lo llamaba «especial».

Bueno pues ese chico se ha mudado ahora a casa de María.

– Es que se ha enamorado de mí, dice.

– ¿Y tú de él no? le pregunto.

– Bueno sí, también -contesta-. Pero como siempre es él el que se tiene que enamorar de ti, el que tiene que dar el paso y declararse, pues… eso

– Ah, claro -insisto-, tú aunque te murieras por sus huesos no hubieras hecho nada hasta que él no apuntara en tu dirección

– Se supone que él es el hombre y el que lo tiene que hacer.

Además -sigue-, yo no arriesgo nada, porque es él el que se muda a mi casa, si no funciona, adios y que se vaya a la suya.

– ¡Joder!, qué fácil y qué mentalidad la tuya, con lo joven que eres -esto no se lo dije-.

Mejor ser madre que aumentar las plusvalías de la empresa


Mi madre sólo se dedicó a sus hijos y nosotros la cuidamos hasta el final. ¿Quién dará cariño en su vejez a la mujer que lo da todo por la empresa? ¿Cree que su empresario irá a verla al asilo?

Por casualidad he encontrado en casa un periódico con una entrevista que tenía guardada para leer en algún momento.

La entrevistada en Eva Herman, una famosa periodista alemana, que se entregó durante mchos años a su profesión y fue una mujer de éxito. Es quien dice la frase con la que he empezado el post.

Esta mujer, que hoy encabeza un movimiento europeo en favor del orgullo de ser madre, pero que fue feminista y renunció durante muchos años a tener hijos para dedicarse a su profesión, es hoy una mosca cojonera de las feministas alemanas, por decir cosas como estas:

¿Por qué el capital aliado con la progresía papanatas se empeña en que renunciemos a ser madres por un salario de miseria?

Porque a nosotras nos pagan menos. Por eso nos quieren trabajando sin hijos. Yo lo que les estoy pidiendo a las alemanas y las europeas más jóvenes es que se planteen si vale la pena renunciar a tener una familia, a disfrutar plenamente de ser mujer… a cambio de un triunfo que es una quimera y de unos sueldos ridículos.

Herman no cree que se pueda ser las dos cosas, madre y profesional:

El gran engaño es hacernos creer que se puede. Es un timo en el que colabora el gran capital de las empresas y los empleadores y las feministas y el integrismo izquierdista que les dan cobertura al intentar convencernos de que nos hacen un favor al librarnos de las servidumbres del hogar.

Tiene un manifiesto, el Principio de Eva, en el que reivindica la vuelta de las mujeres al hogar, para dedicar los años fértiles a sus hijos y no a aumentar las plusvalías de la empresa.

¿Qué decís?

¿El consolador consuela de alguna pena?

No, da mucho placer. Por eso no se entiende que al vibrador se le haya llamado durante mucho tiempo consolador.

Tengo una amiga que mantiene la teoría contraria: que sí ha consolado mucho y que quizá por eso se llama así, porque consolaba a mujeres que no tenían otra forma de disfrutar del sexo, porque no tenían hombre. Y ese aparatito era su consuelo, su salvación.

Un poco exagerada su teoría.

Pero eso era antes. Por fortuna, se han caído muchos tabúes y las mujeres consumen hoy juguetes sexuales, independientemente de que tengan o no pareja. Eso creo yo.

Como también creo que son ellas más proclives a utilizarlos en la relación de dos que los hombres. Por lo menos al mío y a otros muchos chicos que conozco no les gusta nada usar aparatitos en las relaciones sexuales. Las más perversas dicen que es porque tienen miedo a ser reemplazados

Para mí son irremplazables, aunque me gusten los juguetes.

Anuncios de putas en el bus

En estos tiempos en que es pecado ser puta, en que algunos periódicos eliminan los anuncios de contactos -mera pose de cara a la galería, no porque crean que así hacen un bien a las mujeres- y hasta el Congreso insta a todos los periódicos a quitarlos -¡Menudo cinismo!- Tarragona, que eran una isla permitiendo que los autobuses urbanos llevaran anuncios de clubes de alterne, también ha claudicado.

Los va a quitar.

Los reclamos llevan dos años en los vehículos, pero la presión ciudadana ha podido más y el alcalde socialista, que antes no había dicho ni mu, dice ahora que no le gusta en absoluto esa publicidad.

Lo que estaba prohibido en otros lugares se permitía hasta hace unos días en la antigua Tarraco. Pero ya no, con lo discretos que eran, y nada ofensivos. Algunos vecinos han montado bulla y el alcalde se ha acojonado porque el voto es el voto.

También protestaron mucho los comerciantes, decían que estos anuncios deterioran la imagen de la ciudad. Otra tontería.

Comida, cama y polvo gratis

«Yo me divorcie hace seis meses, mi mujer me dijo que despues de 15 años se acabó el amor, tenemos 2 hijos .

Ella ahora sale con un chico y quiere convivir con él. Yo me niego en absoluto a que viva en lo que es todavia mi casa, estoy pagando la mitad de la hipoteca, y no voy a permitir que se siente en mi sofá, coma en mi mesa y eche un polvo en mi cama. Y yo, mientras tanto, pagándole la estancia.

Vamos que tiene comida, cama y polvo gratis, y yo ha joderme porque la ley está de su parte. Eso es justicia. Lo llevo claro, aqui siempre salimos perdiendo nosotros …».

Este es comentario que dejó ayer Androos en otro post y lo recojo porque hace un mes supe de otro caso muy similar, pero este además acaba de perder el trabajo, un buen trabajo y un buen sueldo, y anda metido en recursos judidiales porque ya no puede pagar tanta pensión a sus hijos ni a su mujer, a la que también le paga la compensatoria porque ella no trabaja.

También conozco un caso sangrante de un ricachón que está intentando quitarle la pensión a sus hijos, convenciéndolos con artimañas, para joder a su ex mujer y que se quede sin un duro. Bueno, sí, con su sueldo de mileurista. Pero para nada quiere que los hijos vayan a vivir con él

No me quitará de pobre

Mi amiga tiene cincuenta y pocos, y está muy bien, aparenta diez menos, casi como los 42 que tiene su novio. Mejor incluso. Al verlos, nadie diría que ella le lleva doce o trece años, más bien parece lo contrario.

Además, ella es la que le da marcha a él, dentro y fuera de casa, porque es una mujer muy animada y con mucha energía.

Dice que se le está acabando, que se la ha gastado toda y que a ver qué va a ser de ella cuando tenga 65 años y ni un sitio donde caerse muerta ni un euro que echarse al cuerpo.

Es lo que le obsesiona ahora: echar cábalas sobre la jubilación, los pagos a la Seguridad Social y esas cosas que se empiezan a pensar cuando encarrilas el penúltimo tramo.

En el fondo se ríe mucho de sí misma.

«¿Qué voy a hacer? si además ya no me da tiempo a ahorrar porque ahora gano una mierda. Tenía que haber aprovechado el tiempo cuando era una mujer joven y estaba buena -dice-, así tendría ahora las espaldas cubiertas…

… pero sólo tengo este novio, que no va a salir de pobre en la vida».

«Es lo que hay, y no me voy a amargar. Es como si le dicen a la Puri del anuncio que ha retirado la chorras de la Aído que no haga croquetas. Pues no».