No doy crédito. El Ayuntamiento de Madrid se ha negado a colocar en intercambiadores y marquesinas de transporte público el cartel de la película Diario de una ninfómana , porque es provocativo y de dudosa legalidad, poco antes de su estreno.
¿De dudosa legalidad? ¿Y eso qué significa cuando se habla de un cartel tan elegante?
La Cope, pero esto no me extraña, también la ha vetado y no va a publicitar la película de Christian Molina, basada en la polémica novela de Valerie Tasso.
A Molina se le ofreció cambiar el cartel, y él se negó. «Me parece franquista, retrógrado e infrahumano: creía que había libertad de expresión en este país», explica el director.
No sé cuáles han sido las razones reales de esta censura, pero las que han dado si que son de «dudosa legalidad». Si no, que me expliquen ¿que hacía el año pasado en las marquesinas este otro fantástico anuncio de Punto Blanco? ¿Este no es provocativo, según el criterio que les ha llevado a censurar el otro?
Sí lo sé o me las imagino, la palabrita de marras: ninfómana.
¡Qué cinismo, dios! y qué ceguera. Y la concejala de Cultura, la «independiente» Alicia Moreno, hija de la actriz de mente amplia Nuria Espert, para más señas, ¿qué dice de esto?
¿Se ha escondido por vergüenza ajena?
A mí me han regalado la braguita y el top de promoción de la película y son tan de «dudosa legalidad» como el cartel. Mira qué bien.