Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

La marea rosa

Hace ya muchos años, en el primer Roland Garros de Arantxa, TVE envió a un joven peridista a cubrir un torneo en el que no había nada que rascar. Se llamaba Juan Carlos Díaz. El chaval, por cierto, lo hizo muy bien: apuntó desde el principio que la niña de Barcelona estaba muy fuerte, la hizo tres entrevistas y disfrutó de un par de minutos en los Telediarios. Hasta que se vio que la cosa iba en serio: para semifinales desembarcaron todos los mariscales, con Matías al frente y eso: siempre al servicio del caballo ganador, ya se sabe.

Este año hemos vivido una reedición de aquel ataque de autismo, uno de tantos. El Giro no existía hasta que Contador se acercó a los Alpes vestido de rosa y el país entero era un clamor viendo Eurosport en los bares. Han llegado con todo y con todos, Perico incluido (el mismo que justificó la ausencia italiana con el rollo de Roland Garros: el mundo es un pañuelo). Más vale tarde que nunca, de creer el refrán: hemos podido disfrutar en casa de ciclismo del bueno, de la lucha entre el corazón y la cabeza, en la que, por esta vez, nos tocaba la parte de la sangre fría, de la cautela, de la victoria paso a paso: no siempre vamos a ser los guerrilleros.

El ciclismo podrá ser el deporte más sospechoso, pero es el que más profundo llega en el corazón de la gente. Tiene su dramaturgia, su épica, su estrategia y sus hazañas. Hemos aprendido mucho de la edición de este año. Hemos aprendido algo de un campeón que amenaza con ocupar la siguiente década y algo de los italianos. Por ejemplo, que celebran a los suyos hablando de las cimas, porque el ciclismo es grande siempre pero se llena de emoción cuando es cuesta arriba. Cima Coppi, cima Pantani: ¿hay en España arrestos para hablar de la cima Bahamontes, que ha sido el más grande? Detrás, muchos: el Tarangu, el Chaba, Julito Jiménez o Perico Delgado, pero todos viendo volar al águila de Toledo.

Ninguno de nuestros ciclistas han ganado las tres grandes: Induráin no ganó la Vuelta ni ganaron el Giro Perico, Ocaña o Bahamontes. Quizá este año, a partir de agosto, asistamos a la epifanía de alguien capaz de lograr lo que nunca consiguieron los más grandes.

Nosotros, desde luego, volveremos a estar con Alberto Contador. ¡¡¡Enhorabuena!!!

¡Ah! Y gracias, chaval, de todo corazón. Nunca sabrás lo que hemos sufrido contigo y lo que hemos disfrutado contigo.

1 comentario

  1. Dice ser hwrthw

    I agree with you , This is the best , Nothing is better , Enjoy!.

    06 junio 2008 | 5:02

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