El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Su hijo es normal? ¡Estigmatícelo, por Dios, y hágalo verdaderamente normal!

¿Tiene un hijo absolutamente normal y siente que la publicidad de no importa qué zarandaja no se le puede aplicar?

¿Acaso su hijo no se siente desplazado, humillado o estigmatizado por causa alguna? ¿Es tan normal su hijo… que deja de ser normal?

¿Es posible que usted como padre o madre no tenga motivo alguno para sentir una lastimera preocupación por su hijo? ¿Se siente un mal padre por ello?

No desespere… ni se preocupe… nosotros, la industria alimentaria en estrecha colaboración con el sector publicitario encontraremos un elemento para estigmatizar a su hijo, hacerlo sentir diferente y abatido… para, acto seguido, ofrecerle nuestra solución y así su hijo pueda ser un niño anormal, pero siendo normal al mismo tiempo. Usted, por su parte, tras mostrarse realmente abatido por la amarga realidad de su hijo causada por su explícita infelicidad, podrá volver a recobrar la jovialidad de verlo disfrutar de su nueva y estigmatizada normalidad.

Surrealista

Posiblemente estas palabras absolutamente inventadas por mi parte te parezcan exageradas, pero un somero análisis de las actuales circunstancias te servirá para coincidir conmigo y caer en la cuenta que, en realidad, es la estrategia que siguen no pocas empresas del sector alimentario o, peor aún y como veremos, algunas campañas de “prevención” de la obesidad infantil de los último años. En mi opinión, los anteriores reclamos fruto de mi invención se podrían atribuir al Ministerio de la Verdad de la conocida novela 1984 (George Orwell); no obstante es lo que parece que está pasando. Voy con los ejemplos para que me entiendas.

Si eres celiaco te sentirás abatido y si eres la madre, infeliz

El primer caso que te traigo es el de la campaña de la cadena McDonalds para dar a conocer que desde 2011 disponen de su conocido HappyMeal con pan para celiacos. Ojo, que no me parece mal la oferta, la posibilidad… si alguien quiere llevar a sus hijos a este tipo de establecimientos (allá cada cual) que el hecho de ser celiaco no sea un impedimento. Ahora bien, sí que me parece mal la forma de poner en valor esta posibilidad. Puedes ver el vídeo a continuación o en este enlace

¿No te parece llamativo nada? Bueno, a continuación te dejo el escrito que remitió una madre de un niño celiaco a la multinacional en España para que valores sus motivos:

Pues hoy me toca a mí dar la chapa… A ver si soy capaz de expresarme de forma breve y concisa (imposible, me conozco). Pongo en contexto y en orden cronológico: soy mujer (ya con una edad) publicista y madre de un niño que padece enfermedad celiaca. En las últimas semanas he tenido la desgracia de ser parte de la audiencia que ha sufrido el anuncio de McDonald’s destinado a niños como mi hijo. Y a partir de este párrafo empieza la chicha… Sin acritud ninguna y solo por tranquilizar mi conciencia, necesito manifestar mi opinión acerca de éste horror televisivo y agradezco la difusión para tratar de llegar a fulanito que conoce a menganito de tal o cual agencia, responsable (junto con el anunciante, por supuesto) de semejante bazofia. Los padres de niños con ciertas «diferencias» nos esforzamos cada día por tratar de normalizar su situación y darle la importancia que tiene, NINGUNA. Los que somos padres, sabemos lo importante que es la integración de nuestros hijos en un entorno en el que se sientan felices, confiados y queridos (no necesariamente en este orden) y tratamos de darles las herramientas necesarias para que esto ocurra. Con cortocircuitos como éste, tenemos que aprender a vivir, pero no sin tratar de haceros entender, a vosotros «gente normal» que nuestros hijos, por mas que os empeñéis, son felices a pesar de no comer golosinas, ni bollería industrial ni mierdas varias… Que jamás se les pone esa carita de melancolía lamentable cuando se les dice que no lo pueden comer, es más, en muchos casos hasta les da igual. Flaco favor nos hacéis, de corazón os lo digo, planteando situaciones como éstas, en las que los niños se frustran y se compadecen de sí mismos, mientras las madres observan doloridas como sufren sus hijos. Nada más lejos de cómo queremos educarles, en las antípodas, de hecho. Como comentaba al comienzo, soy publicista y me he encontrado muchas veces en tesituras difíciles para «vender» esto o lo otro, pero compañeros, no todo vale, tengamos un poco de «yo que sé» que nos permita distinguir cuando estamos pasándonos al lado oscuro. Concluyendo; si el objetivo del comercial es empatizar con las madres y convertir en prescriptores a los niños, mec mec mec meeeeeeeeeec. Os garantizo que en nuestro caso, no aplica. 

Sin embargo y como de bien nacido es ser agradecido, tengo que daros las gracias, con mayúsculas y exclamaciones, por darme la excusa perfecta para dejar, de un plumazo, de consumir vuestras hamburguesas. A mi hijo nunca le gustaron, listo él, y lejos de importarle desde que año ofrecéis menús exentos, prefiere antes que cualquier cosa, un buen lenguado o unas lentejitas caseras… good for him!

Pediasure nos hace creer que el ser «malcomedor» existe

Como ya he comentado hay más casos… en concreto hay uno que de verdad que me saca de mis casillas, es el caso de Pediasure del que te hablé en su día y su batidito de marras para que a los niños no les falte de nada y crezcan sanos y fuertes. Lo peor de lo peor, es precisamente su estrategia para estigmatizar a los niños. Esa estrategia consiste en dirigir su publi a los peques: el bombardeo de sus anuncios es constante y continuo en los canales de televisión para los niños. Al loro que estos tipos no dirigen sus anuncios a profesionales ni a los papás… los dirigen a ellos… lamentable. Como lamentable es que se establezcan alianzas entre cadenas de distribución de alimentos y el producto en cuestión para hacer llegar ofertas a sus clientes. Tal es el caso de Carrefour quien promociona la compra de Pediasure con 5€. Será porque los niños necesitan Pediasure y no comida de verdad… o porque no hay comida de verdad en las grandes superficies (bueno, siendo sinceros, hay que reconocer que la proporción de esa comida de verdad es justita en los super e hipermercados, sean de la empresa que sean. Ya sabes que yo soy más de mercado)

¡Ey tú, gordito! déjame ayudarte de buen rollo

Y el último ejemplo lo tenemos en un programa, PERSEO, que estando aun en vigor si mal no me equivoco, constituyó una de las primeras acciones serias de nuestra Administración sanitaria para poner coto a la obesidad infantil. Pues bien, sin hacer de menos algunos de sus apartados, uno de los aspectos más cuestionables de este programa, por no decir más execrables en sus orígenes, consistió en señalar con el dedo a los niños con sobrepeso y obesidad, aportarles una comida diferente en el comedor escolar y apartarlos del grupo en horario escolar para recibir “formación” adecuada con el fin de poner coto a su situación… a ellos y a sus familias… solo faltó hacerles lucir un brazalete con algún tipo de inscripción del tipo “soy obeso y estoy en el programa Perseo”… gorditos con certificado de distinción… con pedigrí. Curiosa esta forma de obrar cuando desde la estrategia NAOS se ponía un especial acento en la importancia de no discriminar a nadie, además de por las cuestiones más manidas (sexo, raza, ideología…) tampoco por cuestión de su peso. Pues la primera en la frente.

Así pues, no dejes que sean otros los que manejen tu normalidad ni la de tus hijos. Y recuerda que su primera estrategia es ofrecerte una nueva “normalidad” a partir de hacerte sentir anormal y desdichado por causa de esa falta de normalidad que ellos, de forma bondadosa y desinteresada, están dispuestos a proporcionarte.

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Imagen: Master isolated images vía freedigitalphotos.net

Mamá, no quiero ser un niño enclenque, ¿me preparas «el batido»?

Niña batido

Tal cual fue la pregunta que el otro día me dijo una mamá que le había dicho su hijo de 7 años al que, como todo apunta, le habían llenado la cabeza de pájaros bien sus propios padres, bien la publicidad malsana… o entre ambos, me figuro.

Desconozco a ciencia cierta qué se les puede estar pasando por la cabeza a los publicitarios de determinados productos, me refiero a los de suplementos y complementos dirigidos a ser usados de forma específica entre la población pediátrica cuando han decidido anunciarlos en aquellos canales de televisión típicamente infantiles. Me refiero a este anuncio de aquí que últimamente se puede ver en la parrilla publicitaria de no importa qué canal infantil. Se trata de Pediasure, de nuevo de los laboratorios Abbott (¿te acuerdas?), a mi modo de ver tan desnortados con aquello de hacer campañas realmente convenientes como encelados en el vender, vender, vender…

No es que esté solo en contra del planteamiento general del producto… que lo estoy y mucho, es que lo de esta temporada riza el rizo al haber contrastado como sus anuncios han pasado de los canales generalistas (los que sean) a los específicos para niños. ¿De verdad alguien en su sano juicio puede pretender que sea un niño de los que ven estos canales (de la misma edad que los que salen reflejados en el propio anuncio) los que decidan sobre la necesidad de usar un complemento o suplemento? ¿No estarán facilitando la génesis de trastornos compulsivos, de culpabilidad, frustración, miedo al fracaso… completamente infundados en la mayor parte de los casos?

Habrá quien pueda argumentar que los ponen en esos canales para que esa publi llegue también a los cuidadores de esos niños que están viendo la TV en ese mismo momento. Claro, por eso también en CLAN, Boing, Disney Channel, etc. se anuncian coches, productos financieros… y ya puestos, condones… al final, ¿quiénes más interesados en controlar su prole que aquellos que ya han llegado, supongamos, a un número de hijos determinado y están viendo con ellos la TV? (esto último se trata, evidentemente, de una ironía)

No soy ni mucho menos el único que se ha dado cuenta de la situación, la semana pasada en el blog TodoMundoPeques se hacían eco en esta entrada de este desastroso binomio entre los canales de dibujos animados y los anuncios de estas cosas.

De todas formas como digo, esta nueva estrategia no deja de ser a mi juicio más que un suma y sigue, una constatación de una mala estrategia inicial a la hora de plantear la venta de un producto cuyo principal mercado debiera observarse en las zonas más deprimidas del planeta en lo que se refiere a las cuestiones alimenticias.

Sin ir más lejos hace ya un tiempo Aitor Sánchez daba cuenta en su blog Mi dieta cojea del desacierto de estos planteamientos. Al igual que Julio Basulto cuando en su muy recomendable “Se me hace bola” le dedica una sección entera al “malcomimiento” de nuestros hijos (página 164) y trae a colación un producto que, sin nombrarlo, no puede ser otro que este del post de hoy.

Esto que se puede contrastar fácilmente cuando se mete uno en la página web del producto y se accede al torticero e intencionado test para que respondiéndolo sepas si estás o no ante un hijo malcomedor. Evidentemente, al igual que Julio, en mi caso (en el de mis hijas) también respondo de modo afirmativo a buena parte a esas 5 “sencillas” preguntas que te hace el fabricante con toda la buena intención. Y según ese resultado estoy ante unas niñas malcomedoras, candidatas ideales a embutirles con el batidito de turno, hacerles creer que son malcomedoras y, esto lo digo yo, empezar a fomentar  el uso sinsentido de suplementos y complementos cuando estas sean mayores.

Volviendo a la mamá y a su preocupado hijo con un flagrante sentimiento de culpabilidad y frustración con aquello de ser un niño “enclenque” (palabra que me imagino le habrán dicho en casa sus papás o sus abuelos cuando no se comía todo aquello que los adultos habían establecido que se tenía que comer); más les valdría dejarse de tonterías. Y a los otros, sería estupendo que dejaran de usar estrategias para que niños y papás se preocupen de forma infundada.

No soy el único que piensa así con respecto a este tema. De entrada la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) deja muy clara su opinión al respecto de este tipo de productos, y no se refiere solo al Pediasure, sino también y como no podría ser de otra forma al Meritene Junior… imprescindible su análisis que podemos resumir en:

Las empresas farmacéuticas, sabedoras de las preocupaciones de los padres por la alimentación de sus hijos, han lanzado al mercado una serie de productos que se venden como complementos nutricionales […] Se trata de productos con un alto valor energético por dosis […] Además, estos productos contienen otros nutrientes: grasas, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales que, si su hijo no necesita, pueden llegar a desequilibrar su alimentación […] Y además, todo esto tiene un coste elevado. El precio de un sobre de Meritene o PediaSure oscila entre los 1,50 y los 2 euros, dependiendo de si hay que añadir leche al preparado. Al cabo del mes, esto puede suponer un gasto de hasta 120 euros por niño. Una cantidad nada despreciable… sobre todo para algo que no es necesario. [Por lo tanto] No son la solución.

La OCU tampoco está sola, además de una buena parte de dietistas-nutriocionistas que sostienen este posicionamiento, también hay muchos médicos y pediatras que están en contra, no sé si tanto de este tipo de productos, sí desde luego en la forma con la que en su promoción acceden los fabricantes a los posibles clientes. Tienes un ejemplo aquí, aquí y aquí.

Y para dejar el tema ya por finiquitado y lacrado te dejo este genial vídeo (para no variar) del pediatra Carlos González.

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Imagen: imagerymajestic freedigitalphotos.net