El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Puede una madre alimentarse ella y su hijo con 11 euros a la semana?

El pasado jueves mi vecina Madre reciente (@madrereciente) me pasaba a través de Twitter un enlace vía Gonzoo en el que se daba cuenta de la particular historia de una admirable madre coraje (con descenso a los infiernos y resurgir incluidos). En ella se plasma la odisea de una mamá británica y soltera de 25 años, Jack Monroe, y su hijo de más o menos 2, que las han pasado canutas en lo que se refiere a la cuestión económica. Sin trabajo, sin dinero y recurriendo a la venta de no importa qué de sus pertenencias para hacer frente a facturas y a la necesaria alimentación propia y de su hijo. Entre otras cosas.

Su historia, poco digna en principio de recibir especial atención por lo común de la misma, se ha convertido en todo un acontecimiento al haber empleado su angustia para dar a conocer las soluciones alimenticias de bajo coste que ha aplicado, desde la compra de alimentos a partir de ofertones, hasta la forma de cocinarlos a partir de genuinas recetas, cómo ahorrar en gas y electricidad, etcétera. Y además lo contó en un blog que en relativamente poco tiempo se ha convertido en todo un éxito de visitas. Un reconocimiento a su dedicación que se ha plasmado en premios a su actividad como bloguera, además de tener la oportunidad de publicar un libro con sus recetas de bajo coste (que verá la luz en febrero de 2014) y de obtener un trabajo como reportera en un periódico.

De toda esta modélica historia lo que a mí más me llama la atención, y supongo que a vosotros también, es la afirmación de poder dar de comer a su hijo y alimentarse ella misma con un presupuesto semanal de 11 euros ¿cómo es esto posible? ¿se podría hacer lo mismo en España?

Spain is different (y no para lo bueno precisamente en esto)

Jack MonroeSin quitarle un ápice al mérito que tiene Jack, opino que las circunstancias que le han posibilitado ajustar tanto el presupuesto no son las mismas que en España. Yo no he vivido en el Reino Unido y por lo tanto no tengo elementos para ponderar las diferentes circunstancias entre España y el Reino Unido. Sin embargo, sí que cuento con el testimonio de personas muy cercanas a mí que me han dado su opinión y sus razones para pensar que aquí esto no sería posible o al menos no a tan bajo coste. Mi compañero en la Universidad David Flores que ha vivido y trabado bastantes años en el Reino Unido me comenta que las políticas de precios y ofertas de alimentos en este país son completamente diferentes a las españolas. Sin ir más lejos, allí es práctica habitual lo que se conoce como reduce to clear una especie de “rebajas por liquidación” o más bien “chollos hasta que se acaben” en la que se ponen a la venta auténticos ofertones de alimentos a un precio simbólico, rayando en lo ridículo, de aquellos productos que están próximos a caducar o con la fecha de consumo preferente muy cercana. De esta forma es fácil encontrar paquetes de pan de molde al precio de 10 céntimos, fruta embolsada a 15, productos perecederos (carnes, pescados, lácteos, etcétera) a precios casi insignificantes.

Se hace así para no tener que tirar comida y para que ello además no suponga un gasto extra de logística. De este modo, me comenta mi compañero, no es infrecuente ver determinadas cadenas de supermercados atestados de gente a las 10 de la noche (ten en cuenta el país del que estamos hablando) haciendo acopio de todos estos productos que luego congelan.

Porque esa es otra, no es solo el país sino también la cultura. En el Reino Unido existe una “cultura del congelador” mucho más extendida que aquí, en donde somos mucho más reacios a congelar alimentos creyendo muy habitualmente que estos “pierden propiedades”

Además está el tema del coste de los alquileres, la electricidad y el gas… nada que ver con los españoles considerablemente más caros (al menos eso me cuenta David)

Por último está el tema del poder adquisitivo, con diferencias considerables entre ambos países. David, que volvió a España en 2008, me cuenta que actualmente se gasta un porcentaje muy superior de sus actuales ingresos en la cesta de la compra que el que se gastaba en el Reino Unido hace 5 o incluso 10 años.

En resumen, e insisto que haciendo todo el aprecio posible a la labor de Jack Monroe que cuenta con toda mi admiración, partiendo de la base de que tenemos una cultura bastante derrochona. Me refiero a todo en general y al tema de la alimentación en particular. Estoy convencido que Jack, tanto en su blog como en su libro y artículos puede aportarnos algunas ideas útiles para tratar de rentabilizar mejor nuestros recursos, pero soy un tanto escéptico cuando el límite se pone en 11 euros por semana en alimentación para una madre y su hijo. Y más aun cuando ese presupuesto incluya el alimentarse de una forma más o menos saludable.

Y vosotros ¿qué opináis, dónde y cómo ahorráis, dónde está el límite inferior semanal de gasto para alimentarse una familia? De momento os dejo con un vídeo suyo (lo cierto es que esas hamburguesas vegetales no tienen ninguna mala pinta)

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Temporada de patos, temporada de conejos, ¿temporada de turrones?

Los ojos se me debieron poner como platos el otro día, el sábado 20, cuando entré en un supermercado próximo a mi domicilio y me vi toda lo oferta turronera ya dispuesta para su venta cara a la próxima actual campaña navideña. Lo primero que pensé es que me había equivocado de día… no puede ser, ¿ya?, pero ¿es que otros años no esperaban al menos a dejar pasar el infame Halloween para comenzar con este tema? (en mi casa a Halloween lo llamamos “todos los santos”, somos así de originales). Yo creía que así era, pero este año al parecer se lo han tomado con más prisas. Fue tal mi asombro que inmediatamente twitteé mi “hallazgo” con foto ad hoc que ilustraba los lineales y pasillos del supermercado.

La segunda explicación más lógica que encontré fue que la empresa del supermercado había decidido comenzar primero, ya saben aquello de que quien golpea primero golpea dos veces, pero va y resulta que no. A los pocos minutos de twittear mi asombro fueron varios los que me hicieron saber, fotos incluidas, que en sus respectivas localidades y en otras empresas de distribución de alimentos ya habían empezado con la campaña turronera-laminera hacía semanas, había uno que afirmaba que para el día 8 de octubre ya habían colocado todo el tema en su “super”.

Este tipo de iniciativas no son gratis, tienen algunas consecuencias que si no se presta atención podrían pasarse por alto.

La primera

Afecta a todo el mundo y tiene una cierta relación con la entrada de ayer y las fechas de caducidad y de consumo preferente. Y tiene que ver con el hecho de que sea típico que en navidad incluyamos los turrones como elemento característico (al menos en nuestro país). Hace muchos años, cuando los sistemas de recolección, elaboración y comercialización de este tipo de productos se hacían de otra forma, sin tanto medio de transporte ni tanto proceso industrial, sucedía que era a mediados del mes de diciembre cuando los primeros turrones de temporada llegaban a los comercios… no antes. Pero eso ya no es así (aunque las almendras sigan estando sujetas a la misma temporalidad que antaño), y ahora además contamos con fechas de caducidad y de consumo preferente, que antes no.

Un pequeño garbeo el sábado pasado por los pasillos en los que estaban colocados los turrones y demás, y un escueto reportaje fotográfico, móvil en mano (disculpen la calidad de las fotos), puso en evidencia que varios de los productos que se estaban poniendo ahora a la venta, eran de la temporada pasada. Algo fácilmente comprobable al observar que las fechas de consumo preferente indicaban una “caducidad” entre los meses de marzo y mayo de 2013.

 

 

Normalmente, un producto de este tipo recién salido de la empresa que lo elabora suele portar por sus características una fecha de consumo preferente de entre un año y año y medio a partir de ese día. Algo que fácilmente comprobé al constatar la fecha de consumo preferente de una tableta de chocolate con almendras que está continuamente a la venta y no depende de la estacionalidad navideña y que era de marzo de 2014.

 

Así pues la primera consecuencia de este acelerón turronero-navideño es que durante el mismo se ponen a la venta algunos productos que no son de esta temporada. ¡ojo! no quiero decir que no se pueda hacer o que estén peores, lo que digo es que estos productos a buen seguro no estarán elaborados con los frutos secos de esta temporada y que con bastante probabilidad su fecha de consumo preferente será más breve que aquellos que adquiramos más cerca de la navidad propiamente dicha.

 La segunda

Tiene relación con el “para qué”. ¿Para qué tanta prisa? la respuesta es sencilla, para que consumamos más de estos productos. Sin ir más lejos el mismo sábado del que les hablo, tras realizar mi compra y ya en el pasillo de las cajas para pagar, pude comprobar el carro de la compra de otra persona (no me digan que ustedes no lo han hecho nunca). Aunque no conozco personalmente a la mujer en cuestión es fácil reconocerla, supongo que vive cerca ya que coincido con ella frecuentemente en el súper y… se deja ver: De edad indefinida (yo le hecho entre 35 y 45 años) y un peso que rondará los 140 a 160kg (soy bueno como “cubero” pero llegados ciertos límites la precisión se hace difícil). Pues bien, su carro entre otros elementos (había que verlo) contenía 8 tabletas de turrones diversos y dos cajas, nada despreciables en su tamaño, de bombones y similares (estuve a punto de hacer una foto pero la discreción y el preservar su anonimato me lo impidieron). ¿Alguien tiene alguna duda a cerca de si esta mujer estaba adelantando su compra a las navidades o de si se estaba aprovechando de la anacrónica oferta turronera para darse un homenaje? Yo desde luego no tengo la seguridad, pero si tuviera que apostar a alguna de las dos posibilidades lo haría con los ojos cerrados.

Es decir ¿para qué esta oferta tan pronto? Es evidente que la presencia en los lineales de un determinado producto no obliga a que los compremos, pero desde luego no ayuda nada a realizar elecciones más acertadas. Está claro que a la mujer a la que me refiero y que he usado como auténtico ejemplo no le ayuda en nada. Recordemos que este tipo de alimentos si hubiera que ponerlos en la pirámide la alimentación saludable, estarían en la cúspide lo que implica que su consumo se recomienda que sea ocasional y en pequeñas cantidades.
http://youtu.be/EwlYnydhN2g
Por mi parte y pese a lo dicho, este pasado mes de agosto y en la localidad de Cambrils compré tres tabletas de un turrón excepcional a un precio magnífico y que caducarán el próximo mes de marzo. Lo compré en lo que sí fue un gesto de adelantar algo las compras, por lo menos las de este elemento… Sé que no están elaboradas con las almendras de este año, ya digo que no pasa gran cosa, pero ahí están, nos quedan dos tabletas y media y a buen seguro que la mayor parte de ellas llegarán a ver estas navidades.