El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El Tratado de Libre Comercio entre la UE y los EEUU (TTIP) y los alimentos

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Hoy me meto en jardín ajeno y sinceramente no sé como saldré de él. Quiero decir que hoy pretendo acercar hasta el blog un tema que desde luego sobrepasa las cuestiones estrictamente nutricionales, dietéticas o de seguridad alimentaria. Por lo menos las más técnicas. Pero que de un modo u otro las afecta de forma importante… tanto desde una perspectiva profesional como, sin duda alguna, personal; y por consiguiente, al menos en este último sentido, también te afectan a ti en la misma medida que a mí.

Me quiero referir a lo que se conoce como el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, (Transatlantic Trade and Investment Partnership, abreviado como TTIP) aunque la verdad sea dicha… conocerse, lo que dice conocerse, se conoce bastante poco.

Si tú eres de los que, como yo, se desayunó hace poco con la existencia de este Tratado te pongo al día brevemente de lo que buenamente he podido llegar saber. Aquí tienes la escasa información oficial que brinda la propia Comisión Europea desde su web. Es decir, informan de los avances en anteriores rondas de negociación pero no informan demasiado de su naturaleza y fines. Así pues me lanzo a la piscina y te lo explico yo.

En general este tratado (TTIP) pretende con sus negociaciones progresar en el libre comercio e inversiones entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (EEUU). En esas negociaciones las cuestiones alimentarias no son ni mucho menos el único de los temas a tratar pero sí, uno de los que más implicaciones tiene habida cuenta de las más que notables diferencias existentes en estas materias entre la UE y los EEUU.

Así dicho la verdad no suena nada de mal, es más, para los que somos lectores habituales de ciencia ficción el tema del libre comercio, por ejemplo de alimentos, en un planeta Tierra único sin mayores diferencias geopolíticas es algo observado como natural. Pero el caso es que no estamos hablando de ciencia ficción y quizá aun falta demasiado para ese utópico futuro. O al menos las actuales circunstancias hacen muy difícil imaginarse cómo se pueden salvar las diferencias abismales en cuestiones de producción, comercialización y etiquetado referidos a los alimentos entre ambas entidades.

Más en detalle, me refiero a que las normas… e incluso las políticas de la UE y los EEUU son diametralmente opuestas en estas cuestiones: el uso de pesticidas, de hormonas y antibióticos en la producción animal, la comercialización de alimentos irradiados, la de los transgénicos y el propio etiquetado de todas estas cuestiones son terriblemente diferentes entre Europa y Estados Unidos. Aquí se sigue una política mucho más garantista (en relación a proteger la salud de los ciudadanos) a partir del uso, en no importa que área de estas cuestiones del conocido como principio de precaución, a diferencia de en EEUU en donde su política al respecto de estas cuestiones es mucho más liberal. Para que se comprenda mejor, y entiéndase que es una frase hecha, en la UE no se permiten ni la mitad de la mitad de las cuestiones que en materia alimentaria se permiten en EEUU. Sin embargo, o precisamente por ello el TTIP pretende ser un cauce para limar esas diferencias y conseguir, de un modo u otro, que lo que se produce en un lado pueda ser comercializado sin mayores cortapisas en el otro y viceversa.

La cuestión no es baladí ya que en palabras de Justicia Alimentaria Global (VSF), uno de los sectores más críticos:

“el TTIP es una especie de tratado-ómnibus en el que viajan algunas de las normativas que más protegen a la ciudadanía y al medio ambiente y el destino de ese ómnibus es el desguace”

A este tenor, te sugiero muy encarecidamente que leas este extenso escrito de esta organización en el que concreta muchas de las cuestiones en juego ya comentadas.

Lo peor del asunto, lo más turbio… lo más conspiranoico si lo prefieres es que todo este tema parece estar orquestado, principalmente, por las grandes corporaciones alimentarias. Hasta el punto que ni siquiera los miembros del Parlamento Europeo pueden acceder a los borradores de las negociaciones… y de las organizaciones sociales o de la prensa ya mejor ni hablamos. Sin embargo, los que sí están muy bien enterados y forman parte de esas negociaciones son al parecer las organizaciones que representan a los intereses de las corporaciones que, ya desde el año 2012, están intercambiando información con los equipos negociadores sobre los temas clave del tratado. Un hecho que contraviene, por ejemplo y a modo de muestra el Convenio de Aarhus, un Convenio promovido por Naciones Unidas y firmado por la UE (no por los EEUU) que la compromete a garantizar el acceso a la información, a la participación y, si fuera necesario, a la justica ambiental.

Qué pequeños somos, que poco contamos y cuán alargada es la sombra del dinero. Yo lo dejo aquí… te lo dejo aquí, mejor dicho, para que saques tus propias conclusiones.

(En el vídeo se pueden seleccionar los subtítulos en español)

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Nota: quiero agradecer a @InfoHosteleria (habitual en los comentarios de este blog) el haberme puesto al corriente de este tema vía twitter.

Imagen: Ssolbergj vía Wikimedia Commons

Con un par: dimite más del 60% del Comité de Lactancia Materna a raíz de una campaña publicitaria

Lactancia materna

Hay cosas que le remueven las entrañas a uno. A cada cual lo suyo, eso es cierto, pero creo que los ejemplos palmarios sobre la integridad profesional (se cobre o no, más aun si es que sí) es una de ellas… y más aun cuando se tiene presente en la memoria la cotidiana y omnipresente carátula de la mayor parte de telediarios e informativos (a día de hoy, tristemente, parece que no hay que depender demasiado de la memoria sobre estos temas).

El caso que hoy os traigo es una cuestión de “dignidad… siempre dignidad” (dignity… always dignity es una frase mítica pronunciada por Gene Kelly al principio de la genial película “Cantando bajo la lluvia”, peli que recomiendo ver en familia en especial si tienes niños pequeños y/o te gustan los musicales del tipo “no plomazo”)

Bueno, manos a la obra, el caso que hoy os traigo es uno de esos, de los que se hacen buena la frase dignidad… siempre dignidad (son pocos pero haberlos haylos). Resulta que más del 60% de los miembros del Comité de Lactancia Materna pertenecientes a la Asociación Española de Pediatría (AEP) han decidido dimitir de su cargo cuando esta Asociación ha prestado su logo al avalar una publicidad de un producto sustitutivo de la lactancia materna de una conocidísima marca del sector alimentario. Una muestra de coherencia y valentía, una especie de “tú podrás hacer lo que quieras, pero no cuentes conmigo para ello”.

“El conflicto”

Por lo que sé (y que se me corrija en donde me equivoque)  en lo que llevamos de año el órgano de expresión científica de esta Asociación, la revista “Anales de Pediatría”, ha contratado en la contraportada de su versión editada, en todos sus números, el anuncio de una leche artificial destinada a los bebés nacidos por cesérea. En esta publicidad se da a entender que con esta fórmula láctea se reduce en un 46% el riesgo de infección gastrointestinal en el recién nacido (en este caso por cesárea). De esta forma se promueve la lactancia artificial por encima, al parecer, de la posibilidad de la lactancia materna. Una alternativa obviada, olvidada, ignorada, ninguneada y así, menospreciada, al estar ausente en el caso de los nacimientos por cesárea. La publicidad se acompaña, a toda página, de una impactante imagen en la que se ve “sacar” un feto, tirando de su cabeza desde la incisión en el abdomen de la madre, es decir de una cesárea en toda regla. La polémica (fotos aparte) viene cuando hay que responder a esta pregunta: ¿acaso los bebés nacidos por cesárea no tienen derecho a la mejor de sus opciones alimentarias que es, ya lo digo yo (y la OMS) la lactancia materna?

Al parecer, la reiterada publicidad con la inclusión mínima de un escueto faldón relativo a que la leche materna es el mejor alimento para el lactante en sus primeros meses de vida ha propiciado que más del 60% del colectivo que conforma el Comité de Lactancia Materna pertenecientes a la Asociación Española de Pediatría haya dicho que… ¡basta ya!

Basta ya, por ejemplo, de violar el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna que en su artículo 7.2 se cita textualmente que:

La información facilitada por los fabricantes y los distribuidores a los profesionales de la salud [recordemos que estamos ante el órgano de comunicación oficial de la AEP] a cerca de los productos comprendidos en las disposiciones del presente Código debe limitarse a datos científicos y objetivos y no llevará implícita ni suscitará la creencia de que la alimentación con biberón es equivalente o superior a la lactancia natural.

El caso es que tal y como se aprecia en la publicidad mencionada, la información que se ofrece aparenta ser totalmente partidista, dando a entender que ante una cesárea la alimentación del bebé a base de leche artificial (de la marca anunciante por supuesto) evitará en un 46% el riesgo de padecer una infección gastrointestinal. Al hacerlo de este modo omiten de manera se supone que intencionada, claramente tendenciosa y posiblemente contraria a la legalidad, el papel protector de la leche materna en este tipo de circunstancias.

Es triste, muy triste, pero resulta que los vínculos de la industria alimentaria con las asociaciones y sociedades científico-médicas son, con no poca frecuencia, motivo de vergüenza. Ya comenté en esta entrada que muchos de los avales que lucen algunos de los productos alimenticios son bochornosos. Afortunadamente, por detrás de Asociaciones de lustroso nombre y apellido hay personas (algunas) que deciden mantener una sobriedad profesional al margen de cualquier interés. Todo un espejo en el que buscar referencias.

Chapó por ellos.

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Imagen: Jomphong via freegigitalphotos.net