El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

¿Por dónde se agarra una sartén? Hoy cocinamos menos que ayer

No seré yo quien diga que tras los problemas nutricionales que acogotan a nuestra sociedad, más en concreto, tras la obesidad, hay un problema de pérdida de habilidades culinarias por parte de los ciudadanos. No diré yo que si todos supiéramos cocinar no habría obesos y obesas o no, al menos, con la prevalencia con la que se presenta esta circunstancia en nuestras vidas.

Y no lo digo porque es difícil, además de terriblemente arriesgado, hacer este tipo de asociaciones “causales” a partir de la mera observación, y por tanto no lo voy a hacer. Pero déjenme decir, eso sí, lo que me pide el cuerpo, que no es otra cosa que transmitir la sensación que se me queda desde esta humilde, pero cada vez más sólida atalaya desde la que observo estas cuestiones.

Creo que si prestáramos un poco más atención a las cuestiones culinarias otro gallo nos cantaría, digamos que otro gallo con mejor voz. No pretendo desairar a nadie y, mucho menos al colectivo del género femenino, pero uno de los cambios más radicales que se han producido desde, por ejemplo, hace medio siglo hasta esta parte es que ha desaparecido la ineludible figura que en el marco de una familia, casa u hogar se encargaba de comprar de forma adecuada, preparar los alimentos, cocinar, articular los menús a lo largo del tiempo y, como no de dispensar dichas viandas. Que ésa figura de la que hablo fuese encarnada de forma sistemática por una mujer es a lo que no encuentro mucho sentido. Pero todavía se lo encuentro menos a que su ausencia haya implicado, en general, un cese en la realización de las funciones mencionadas. Lo que quiero decir es que con todo el espíritu de caricaturizar la realidad sin malicia alguna, hoy la gente se casa o se arrejunta y resulta que ni él ni ella (o ni él ni él, o ni ella ni ella) saben por dónde se agarra una sartén. Y así el rutinario e ineludible trámite de la comida diaria es solucionado en el comedor de la empresa, con algún chupi plato preparado ready-to-eat adquirido en el súper de la esquina o con un telefonazo a Thunderpizza o similar.

Les pongo un par de ejemplos. El primero se trata de una cutre encuesta relámpago -a mano alzada- que hice la semana pasada entre 50 alumnos de la universidad. Los estudiantes: de enfermería; el curso: 2º; la pregunta: ¿quién sabía hacer un huevo pasado por agua?; la respuesta: 6 manos arriba. Un pelín desconcertado por el resultado, repetí quiénes de verdad sabían hacer un huevo pasado por agua, y la respuesta, la misma, 6 de entre 50 estudiantes universitarios de unos 21 años de media sabían hacer un huevo pasado por agua. Vaya desde aquí un cariñoso saludo a estos estudiantes.

El segundo ejemplo más mediático. La televisión: “Canal Extremadura”; el programa: “La tarde de Extremadura”; actores: un cocinero profesional y una reportera… una reportera, sin más; la cuestión: rebozar merluza. El resultado el que sigue

Una realidad de difícil solución ya que que mientras así andamos nosotros, no se facilita para nada, más bien al contrario, que las cosas cambien. Las transformaciones acaecidas en los «tiempos modernos» en relación a las jornadas laborales y escolares, la lejanía de puestos de trabajo y colegios con respecto al lugar de residencia, etc. favorece que cada cual coma fuera de casa, que nuestros hijos no vean cocinar, cocinar de verdad y que, por tanto, en este sentido el futuro no sea demasiado halagüeño. Siempre hay excepciones, sólo quería hacer destacar este hecho que en mi opinión representa una tendencia general.

Y hablando de «Tiempos modernos» no me resisto a dejarles este ilustrativo clásico. Un fenómeno.

Y por cierto, no me confundan, no. No soy de los que propondría una vuelta a las cavernas con niños, niñas y mamás cavernícolas y aguerridos papás cazadores de mamuts. No van por ahí los tiros. Quizá un poco más de tiempo familiar, cuando se disponga de él, e interés parental (tanto del padre como de la madre) sobre estas cuestiones que hoy se mirán con cierto desdén y como «menores» (cuando no lo son) serían parte de la solución.

7 comentarios

  1. Dice ser Ravioli

    Quien no cocina, no sabe disfrutar de la comida. http://www.ravioli.es

    26 marzo 2012 | 12:02

  2. Dice ser Yolanda

    Primero querría agradecer el tiempo que dedicas a escribir este blog, me parece muy interesante.

    Aunque no te quito la razón sobre lo que mencionas en este post tengo que decir que también esta el caso contrario, las mamás que cocinan a la «antigua».

    Yo desde siempre he tenido sobrepeso y en mi casa se comía muy casero, pero claro los cocidos con tocino, los macarrones con carne y chorizo, todo con mucho aceite de oliva virgen extra, riquisimo y saludable pero con muchisimas calorias.

    26 marzo 2012 | 12:36

  3. Dice ser manuel

    Por el volante ¿no?, a no ser que sea automática…. digo yo.

    26 marzo 2012 | 14:44

  4. Dice ser Tia de Sobrino

    Pues yo si pienso q no se cocina y se come fatal pero no se si eso tiene que ver con la obesidad o no
    Una vez en casa de una amiga me dijo te quedas a comer?voy a hacer pasta. Antes de q me diera tiempo a responder saco dos sobres de pasta precocinada y me dio a elegir. … No me quede a comer, no puedo con esa comida.
    De todas formas no creo q sea tanto cuestion de tiempo como de habitos…como casi todo

    26 marzo 2012 | 15:50

  5. Dice ser Carla

    Vale, vale… pero también se pueden mirar este asunto desde otro lado. Ahora hay muchos más hombres que han cogido gusto a la cocina. Hay decenas de programas de televisión de todo tipo en los que siempre hay un apartado importante para la cocina…

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    26 marzo 2012 | 16:04

  6. Dice ser Paz

    Nunca ha habido más información que ahora. Así que no hay excusa para no comer saludable.
    De todos modos, antiguamente, vale que se cocinaba en casa, pero como todo en la vida, quien quería aprender, aprendía y quien no no. Y a los que no les gustaba cocinar antes no tenían la opción de las comidas preparadas, y se cocerían cualquier cosa, o harían siempre la misma comida con lo que tampoco muy saludable no sería.

    26 marzo 2012 | 19:03

  7. Dice ser Mi dieta cojea

    Siempre que se señalan este tipo de cuestiones la gente sale a la defensiva con el argumento «es que no me voy a poner a hacer un cocido».
    No estamos hablando de hacer una olla a turnos casera.

    Lo preocupante es la separación tan brutal que hay entre la costumbre culinaria, y ya no digamos de la compra…

    Veinteñerxs que no se saben hacer una tortilla francesa, o que directamente no conocen el nombre de las verduras típicas. Si sumamos a que la gente no sabe pelar la fruta y le de palo pesarla en el super o pedirla en una tienda… catástrofre a la vuelta de la esquina.

    26 marzo 2012 | 19:50

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