Los toros este año han ido bastante bien, al menos por lo que se lee en los periódicos, por el tono de los críticos que este año vienen menos pesimistas que en temporadas anteriores. Han reaparecido figuras y han surgido promesas, incluso dicen que los toros son menos desastrosos que antes. Pero para corridas decepcionantes las de la política, por ejemplo la de la pasada semana en el Congreso, que iba a girar sobre Europa, sobre el nuevo proyecto de actualización de los Tratados, pero que lo hizo sobre los soldados caídos en Líbano, casi sin margen de respeto al duelo. ¡Qué vergüenza de debate!
Pero la corrida política de la temporada será mañana por la tarde, en torno a las cinco, tras la réplica del jefe de la oposición al informe matutino del presidente. Rajoy y Zapatero preparan sus respectivas intervenciones, y las posteriores réplicas y dúplicas, con sus correspondientes efectos especiales y frases prefabricadas para distribuir en esos “argumentarios” que luego cada club de fans convierten en titulares.
¿Habrá sorpresas? Por lo que se lee en los medios no parece: por lo que se escucha en los estados mayores de ambos partidos, tampoco. Todos andan fijos en sus trincheras, como los contendientes de la gran guerra, confiando en el agotamiento del contrario.
Del debate interesa la apertura a los grupos minoritarios, a los nacionalistas que darán la gobernación a uno u otro partido tras las próximas elecciones.
Y del debate interesa el discurso que presente Zapatero respecto a su estrategia antiterrorista: ¿será capaz de explicarse? ¿le entenderán esos de los suyos que aun no han captado el mensaje? Porque a los que no va a convencer es a sus adversarios, diga lo que diga.