Tu blog Tu blog

Este es tu altavoz

Archivo de la categoría ‘Preventorios’

Preventorios: «En ningún momento me sentí maltratada»

Por Mª Angeles.

Estuve el el Preventorio de Guadarrama durante tres meses: junio, julio y agosto de los años 1958, 1959 y 1961. Leyendo los artículos del jueves y viernes de vuestro periódico, me da la impresión de haber estado en otro preventorio porque en ningún momento me sentí maltratada. No voy a decir que no me dieran algún «azote» o «cachete» , pero también me lo daban en casa y  no quiero decir que en mi casa me pegaran, lo justo, porque no es como ahora que si miras mal a un niño te pueden decir que lo maltratas psicologicamente.

Yo tengo 60 años y a mi hijo también le di algún cachete y algún azote a tiempo, y no me arrepiento porque tanto él como yo somos muy alegres y muy guasones y no tenemos traumas por ningún lado. Recuerdo que un domingo al  mes venían nuestros padres y familia a visitarnos y pasar todo el día con nosotras, y después si venían otro domingo les dejaban vernos un buen rato.

Y otra cosa que yo al cura no lo veía nada mas que cuando decía la Misa y no se cruzaba con nosotras en ningún momento. Había 6 grandes salas donde estaban las camas y cada una era de un color, nos diferenciaban porque llevábamos una cinta en el pelo del color de la sala.

Yo recuerdo a las «Señoritas» con cariño y luego estaba la Directora que se llamaba la Sta. Isabel, muy estirada y con cara de rancia, pero casi no la veíamos, y la «dueña», que se llamaba la «Sta. Romana» que era lo mas cariñoso y amable que podía haber.

Yo fui recomendada por la hija del jefe de mi padre porque desde luego no me reclutó nadie. Las duchas eran cada domingo al levantarse, como en mi casa, que no teníamos bañera y nos bañábamos en un barreño enorme. Cada día te lavaban la cara y los dientes y listo, y la muda y el vestido también te lo cambiaban cuando te duchaban, y el cuello blanco que llevábamos también, que para que no lo perdiésemos nos lo prendíamos con un  imperdible que llevábamos  una gran ristra con patitos y tonterías colgando y que los comprábamos en un señor que tenia un quiosquito con muchas tonterías que nos gustaban.

Con el agua tampoco he tenido problemas, se daban 2 vasos obligados pero el resto lo podías beben en el  jardín sin problemas.Bueno espero que publiquéis algo de esto porque me da coraje que todo sea tal malo para la gente que os ha escrito.

Preventorios: «Estaban todo el día poniéndonos inyecciones»

Por Isabel.

Tengo 46 años y yo estuve en Guadarrama durante tres meses; de mayo a julio de 1972. Tenía 5 años cuando entré y allí hice los 6. Era muy pequeña y todavía me acuerdo de los meses tan horribles que pasé. El olor y el sabor a papilla quemada que te hacían desayunar, o como por las noches desnudas en el baño nos echaban un líquido por la cabeza para matarnos los piojos que olía fatal,como te obligaban a rezar, a ponerte de rodillas, a mantenerte siempre en silencio. Además cada una íbamos vestidas de un color.

Cogí la varicela y te metían con otras niñas que no la tenían para que se la pegaras; dos semanas estuve sin poder ver a mis padres porque me tenían en la enfermería encerrada.

Y lo que nunca se me olvidará es cuando mi madre me regaló por mi cumpleaños una tarjeta de felicitación de mi personaje de Disney preferido y una que la llamaban la «lechuga» me la quitó y me la rompió.

Me hacían dormir en un colchón el doble de grande que yo y no podía ni subirme. Cuando fui mayor me di cuenta de porque me habían metido allí mis padres, por la economía, pero para mí fue como si me hubieran abandonado. Estaban todo el día poniéndonos inyecciones y te daban mendrugos de pan duro con una naranja. Solo quería salir de allí. Mi madre y mis hermanos todavía se acuerdan de como lloraba cuando se iban y me dejaban allí. Te metían miedo hablándote de cosas horribles que les hacían por ahí a las niñas si no obedecías.

No lo olvidaré en la vida y, la verdad, me imagino que, como yo, habrá hoy muchas mujeres que eran niñas  y lo recordarán seguro. Lo que si me gustaría sería conseguir fotos, yo no tengo ninguna pero recuerdo que las hacían.

Preventorios: «Cuando eres pequeño no sabes si es que el mundo era así para todos»

Por l.carlos.

Yo también estuve allí. Hasta los 7 años. Me fui en junio 1975.

Quisiera deciros simplemente que, cuando eres pequeño, tu consciencia solo te permitía pensar como se dice ahora “eso es lo que hay”. No sabes si es que el mundo era así para todos. Luego cuando te das cuenta que no, es cuando realmente ves lo mal que lo pasamos todos. Por cierto, no solo  había chicas, yo soy varón. Estábamos mis tres hermanas y yo solito, ya que estábamos separados continuamente.

Animo a todas vosotras por hacer que se reconozca el sufrimiento en nuestra infancia.

Agradezco su interés por el asunto.

Preventorios: «tú no sabes lo que es sufrir»

Por Irene.

No escribe una víctima, sino la hija de una de ellas para denunciar el maltrato sufrido por aquellas niñas que son hoy mujeres, y aunque ella prefiere olvidar, yo he querido plasmar su historia en unas pocas lineas porque es muy triste haber crecido, tener una infancia feliz, y que un día se te ocurra quejarte por cualquier tontería y que tu madre te diga: «tu no sabes lo que es sufrir». A partir de aquella frase me contó su vida durante los meses de invierno, aunque no recuerda de que año, en un internado, que resulta ser el que aparece hoy en portada.

Recuerdo que me contaba el frío que pasó, pues en pleno invierno les obligaban a salir al patio, los sabañones que le salieron por querer ocultarse del frío, los tirones de pelo para ver si tenían piojos, los golpes, las vacunas sin sentido…

Solo se sentía a salvo en la Casa Blanca (la enfermería), a pesar de no poder recibir allí visitas; pues era el único lugar donde no la pegaban, y pasó allí bastante tiempo porque era una niña que comía muy poquito y de mucho vomitar, y aquellas personas no les entraba en la cabeza que darles de comer lo que habían vomitado no era una solución…

Me contó también sus noches allí, escuchando los tacones de las cuidadoras marchándose hacia sus casas, y ella allí preguntándose, ¿y yo por qué no me voy?. Y así día tras día hasta que mi abuela, su madre, la saco para pasar las Navidades en familia y ya no volvió nunca más.

Gracias por lo que están haciendo, ojalá podamos lograr algo entre todos, por lo menos saber qué les inyectaban que ha sido siempre lo que más me ha preocupado.

Preventorios: «De lo que más me acuerdo es de la sed, solo nos daban dos vasos de agua al día»

Por Paloma.

No me lo puedo creer, el otro día hablábamos mi hermana y yo del «veraneo» que pasamos allí. Tengo 57 años, si mal no recuerdo estuvimos en el año 65.

Las niñas estábamos identificadas por los colores de las diademas que llevábamos, que correspondían con los nombres de las habitaciones en que estábamos, rosa, amarilla, roja, azul, verde, naranja…

De lo que más me acuerdo es de la sed. Efectivamente, solo dos vasos de agua al día. Una fila de niñas y nos daban un vaso con agua que iban llenando de una tinaja de barro. Había días que me inventaba que me dolía la garganta, para que me dieran otro poco de agua para tragar la pastilla.

En las comidas tomábamos leche, leche, leche, caliente y horrible, algunas veces sabía a quemada, creo que es desde entonces que no puedo tomar leche sola y menos si no está helada.

Para desayunar, después del Cara al Sol, papilla….. ¡puaaaaaaaaaaaaajjjj!.

Bueno lo del Cara al Sol, no era tan raro, en el colegio también lo hacíamos.

Eso sí, todo el empeño es que engordásemos, no entiendo muy bien por qué, pero era todo un orgullo, decir que habías ganado peso, cuando te lo decían después de las revisiones médicas.

Cuando nos tocaba ducha, efectivamente una vez a la semana, era con agua fría, y las «señoritas» nos lavaban con estropajo de esparto.

Los padres podían venir a vernos solo un domingo de los tres meses que pasamos allí. Siempre se les recibía en la parte de delante, y se les enseñaba la Habitación Rosa que era la mejor.

Por supuesto, todas las cartas que enviábamos o recibíamos pasaban primero por la Censura.

Había una pequeña tienda, en la que vendías algunas chuches o tebeos o cosas por el estilo. Supongo que luego se lo cobrarían a los padres, porque no creo que nos dejaran tener dinero.

A mí, sinceramente, nunca me han castigado físicamente. Insultarme o ridiculizarme, sí, por supuesto.

Había una niña portuguesa, con las que las monitoras se metían y se reían de ella todo el rato, porque no entendía bien el español.

Lo que sí es verdad, es que me castigaban a escribir chiquicientas veces, la frase con «No volveré ha hacer…» pero, claro, no dejaba de ser una cría, y descubrí que en las habitaciones había un arcón con castigos hechos por otras niñas, y los cogía.

Nunca olvidaré a la Señorita Engracia, pero no con cariño precisamente, lo siento.

Creo que sería capaz de escribir montones de páginas. Parece mentira como se me ha quedado grabada la famosa experiencia.

Preventorios: «La cuidadora me ponía de pie y con la cuchara me daba los vómitos»

Por Ángela.

Yo estuve con mi hermana, tenía 10 años y mi hermana 6. En los años 60. Fue un trauma, estábamos en la sala malva, no puedo recordar nada bueno, nos fuimos al mes, fue terrible. Me acuerdo de casi todo, pero de las cuidadoras no recuerdo sus caras ni nada, solo a la que teníamos en nuestra sala que se llamaba Enriqueta y era mayor, mas que ninguna de ellas.

Mi cama estaba junto a una ventana, esta tenía el cristal roto y por las noches hacía mucho frío, fue en el mes de diciembre y estaba nevado. Cuando vinieron mis padres a visitarnos se  lo dijimos, mi padre fue a hablar con la cuidadora y le dijeron que era mentira. Cuando fuimos a acostarnos por la noche menuda me tenía preparada, me puso de mentirosa y del miedo que tenía no le señale el cristal roto.

Me acuerdo de la comida tan malísima,la leche en polvo que estaba amarga. Yo creo que eso no era leche o que la mezclarían con algo. Yo vomitaba casi todos los días, y la cuidadora me ponía de pie y con la cuchara me daba los vómitos, era horrible. Después me castigaban a comer con las pequeñas, pero no en una mesa, si no pegada a la ventana, allí por lo menos estaba tranquila.

El patio también era un suplicio cuando nos hacían ponernos en corro y dar vueltas en una dirección y en otra  muertas de frío. Una niña y yo estábamos planeando como fugarnos de allí, pero mi hermana era mas pequeña y no nos atrevimos.

Yo solo quería que llegara la hora del rosario, me lo aprendí enterito, letanía en latín incluida. Son tantas cosas que pasaron… Es una pena que fuera con tanta ilusión y que me haya marcado mi vid. Esto no lo he contado nunca, nada mas a mis padres y a mi marido. Ellos nunca pensaron que era como fue. Así que ahora que ha salido todo esto me alegro, pues ahora he podido contarlo. Muchas gracias por haberlo sacado.

Preventorios: «Nos empujaban la cabeza dentro del cubo y la monja te pisaba»

Por Pedro.

Mi nombre es Pedro, tengo en la actualidad 55 años. Yo estuve en el preventorio de Savinosa Tarragona  sobre los años 1965 al 1967. Había varias cosas que me dejaron muy marcado, entre ellas una era que a la hora de lavarnos la cabeza con el mismo cubo para todos el agua estaba helada. Nos ponían de rodillas y nos empujaban la cabeza dentro y la monja te pisaba con el pie hasta que ella lo creía conveniente. Si te hacías pis en la cama te paseaban con el culo al aire,  recuerdo muchos malos momentos de aquella época.

Lamentablemente no guardo ninguna fotografía de aquella época, solo guardo muy malos recuerdos. Muchas gracias por su interés en destapar estos casos tan crueles con unos niños tan pequeños y solos sin sus padres ni nadie para protegerles.

Preventorios: «El paso por aquel infierno nos dejo traumatizadas a las tres para toda nuestra vida»

Por Belén y Ángeles Serrano Lopéz, hermanas.

Nosotras todavía hoy, siendo mujeres de 46 y47 años, recordamos los insultos, las tortas por cualquier cosa, el frío que pasamos en ese patio en pleno invierno en la sierra con unos vestiditos sin mangas y unas zapatillas de caucho y esparto.

Somos las hermanas Serrano, también estuvimos en el preventorio de Guadarrama. Estuvimos desde el 69-70 hasta 73-74. Al leer vuestro 20 minutos de hoy 13/09/12 hemos recordado todo lo que pasamos en aquel colegio. Actualmente vivimos en la zona sur de Madrid (Leganés 28917). Todo lo que dicen las compañeras es cierto vivimos esos malos tratos y vejaciones hacia niñas de 5 y 6 años que éramos. Nos acordamos de las profesoras de Maite, Sofía, Juani, Eliana ect. Allí hicimos la comunión vestidas de monjas, siempre nos acordaremos de lo mal que lo pasamos.

Yo soy Belén, recuerdo que un día jugando con una compañera ella se cayó y se rompió un brazo. Me acuerdo de su nombre, se llamaba Antonia, pero si me acuerdo de ella es por la paliza que me dieron por romperle yo el brazo según las cuidadoras. Entonces yo tendría unos 6 años. También me acuerdo del día de nuestra comunión, mi hermana pequeña tenía unos cinco años, ella era demasiado pequeña para hacer la comunión pero por petición de mi madre nos dejaron hacerla juntas, se mareó en medio de la ceremonia por los nervios y la apartaron del grupo de niñas que tomaban la comunión, a rastras como si fuera un perro con su minivestido de monjita puesto, yo al verlo me puse a llorar y llegó nuestra maravillosa cuidadora MAITE y me arrastró a mí también junto con mi hermanita.

Tenemos otra hermana que también estuvo internada en el preventorio infantil de Guadarrama, pero ella no quiere ni acordarse de todo aquello, en el fondo creo que el paso por aquel infierno nos dejo traumatizadas a las tres para toda nuestra vida.

Gracias por escuchar las voces de todas esas niñas. Gracias por darnos voz para contar algo tan duro como fue ese infierno, hoy somos nosotras las madres y os podemos asegurar que jamas llevaríamos a nuestros hijos a un sitio así.

Preventorios: «La segunda vez, con 10 años, no aguanté: dejé de comer y me sacaron»

Por Marina, de Madrid.

Hoy me han vuelto a la memoria unas sensaciones que creía que estaban olvidadas, pero después de oír los testimonios de esas mujeres, los miedos de aquellos tiempos vividos en esos campos de concetración han vuelto a mi memoria.
Yo recuerdo el día que llegabas, te rapaban el pelo y te espolvoreaban la cabeza con algún matarratas, al menos ese era su olor. Mi paso por Guadarrama, quizás fue menos traumático que para otras mujeres, aunque también me castigaron. Un día, oyendo misa, otra niña y yo nos pusimos a jugar con unos boliches de adorno que tenían los bancos de la capilla sin darnos cuenta de que nos estaba obsevando la carcelera ( Julita ). Nos castigó a que chupásemos el boliche durante una semana. Nos tragamos todo el barniz de la madera. La primera vez  que fui tenía 6 años, y a los tres meses me marché. La segunda vez, con 10 años, no aguanté: dejé de comer y me sacaron de allí. Nunca le dije a mis padres que me amenazaron para que no contase nada. Me llamo Marina y tengo 64 años.

Preventorios: «Fue instinto de supervivencia; pero lo vi y me quedó en el recuerdo»

Por Josefa de los Santos, de Sevilla.

Tengo  61 años. Con 8 o 9 años estuve en esa institución y todo lo que cuentan es verdad. Yo no recibí castigos porque el propio miedo hizo que no me señalara en nada. Fue el instinto de supervivencia; pero lo vi y me quedó en el recuerdo. Éramos de Sevilla y nuestra estancia era de 6 meses, por lo que se nos hizo más largo y penoso, aunque había que aguantar. Quisiera poder ponerme en contacto con compañeras e intercambiar recuerdos, quién sabe si alguien se acordará de mí. Mi mejor amiga, Rubi Jiménez, dos hermanas de Segovia, Pilar y Mª Luisa… me estuve escribiendo con ellas.

Gracias por divulgar algo que está en nuestra memoria. Nadie quiso saber nada del asunto gracias al Régimen.