Un blog acerca de todo lo que se sujeta sobre las columnas de un diario cualquiera. Por ejemplo, el nuestro

Entradas etiquetadas como ‘publicidad’

La portada del apagón que no llegó a ver la luz

Quienes sigan nuestra periódico impreso ya sabrán que sábados, domingos, además de unos cuantos días festivos, 20 minutos no sale a la calle. Esa peculiaridad de nuestro modelo de negocio, compartida por todos los diarios gratuitos, nos obliga a adelantar a las vísperas ciertas noticias previstas para esos días en que no tenemos edición, y que los periódicos de pago, que sí salen a diario, dan más ajustados en el tiempo. Es el caso, sin ir más lejos, del apagón a escala planetaria que se producirá a las 20.30 h. de mañana, sábado, pero que ya, hoy viernes, llevamos en portada en todas nuestras ediciones.

Podéis verlo (y ampliarlo, haciendo clic encima) en el bloque central de la portada de la derecha: es ese reloj, con la Tierra a modo de marca de agua en la esfera y las agujas en la hora del apagón, sobre un fondo de color negro. La idea del fotomontaje –hecho con precisión y paciencia de relojero por Paco Perea, coautor de este blog– está tomada directamente del titular, «La hora del planeta«, que está tomado a su vez del nombre oficial de la iniciativa. Y, sí, es cierto que no es un dechado de originalidad, pero ilustra suficientemente un tema que, una vez más, tiene muy difícil ilustración.

Y ahora, hablando de ilustración (o, mejor, de la falta de ella), mirad esta otra portada, con el bloque del apagón resuelto con sólo tipografía, un antetítulo que se va fundiendo con el negro de fondo hasta llegar al mismo titular de la otra versión.

A mí, particularmente, me gusta más este modelo, que tenía además el visto bueno de la dirección del diario, y que estuvo puesto en la página hasta prácticamente las ocho de la tarde de ayer. ¿Por qué no llegamos a darla, entonces? Cosas que pasan a veces con la publicidad: a esa misma hora nos percatamos de que el anuncio que iba a pie de página era prácticamente idéntico –un texto fino sobre una masa de color negro– a ese bloque estrictamente tipográfico que le teníamos reservado al apagón, que tuvimos que cambiar a todo correr por el que ha salido publicado finalmente.

¿Cuál de las dos portadas os gusta más? ¿La del fotomontaje o la tipográfica?

Pd. Ésta es la primera portada, creo, en la que no ilustramos el cambio de hora estacional con las inevitables agujas de reloj que avanzan o retroceden, según sea primavera u otoño, de las tres a las dos de la mañana. No sé si alguien las echará de menos. Yo no.

D. Velasco

Bendita publicidad

Benditos sean los anuncios. Lo digo totalmente en serio, sin asomo de la ironía que se me podría suponer siendo parte de un gremio que tradicionalmente ha considerado la publicidad como un fastidio necesario, un intruso que se nos presenta en la página para enriquecer al patrón, quitar espacio a los textos y las fotos y, de paso, deslucir los diseños. Así que insisto: bienvenida sea la publicidad que nos da de comer.

Dicho esto, he de decir también que no todos los anuncios afectan a las arcas de la empresa y al aspecto de las páginas por igual. Tenemos anuncios –avisos se les llamaba aquí hace tiempo y aún hoy en Latinoamérica– de todos los tamaños, precios y ubicaciones. Los hay horizontales, verticales y cuadrados; los hay grises y también de colores. No suele haberlos discretos; y es comprensible: lo que el anunciante pretende es que su publicidad sobresalga sobre todas las cosas que le acompañan en su misma página. Lo consigue casi siempre.

Es el caso de un anuncio que hemos dado en la portada de papel de hoy viernes, de pequeño tamaño y llamativos colores, que va justo debajo de una muy buena fotografía que ilustraba un muy recomendable perfil de Tom Waits con el que iniciamos una nueva serie semanal de recomendaciones culturales. El anuncio, digo, es pequeño en relación al tamaño de la fotografía, pero atrae la mirada sobre sí como un lamparón de vino tinto en la pechera de una camisa blanca. Y aunque, en principio, podría pensarse que queda lo bastante lejos de la imagen para no afectarla, lo cierto es que, sin ese color tan intenso en sus bajos, los negros que envuelven al ‘viejo Tom’ en su fotografía ganan en limpieza. Ved en esta prueba (la imagen inferior), falsa como un duro de madera, cómo la publicidad, de colores más apagados, compite mucho menos con la imagen principal.

Pero esto son sólo gajes menores del oficio, y hay que encajarlos con deportividad. No vamos a ser nosotros, tal y como está el patio, quienes pidamos a los anunciantes que, además de seguir poniendo aquí su publicidad, nos hagan anuncios que se queden en un discreto segundo plano de la página. O sea, anuncios que no parezcan anuncios.

Aunque ése, el de la publicidad que se trasviste de noticia, es un cantar del que nos ocuparemos otro día. Si alguien está interesado y prefiere leer algo bueno sobre el tema, y hacerlo ya mismo además, puede visitar este post en el blog de los siempre estupendos Cuatrotipos.

D. Velasco