Un blog acerca de todo lo que se sujeta sobre las columnas de un diario cualquiera. Por ejemplo, el nuestro

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Dos columnas para la muerte de Ortega

El País, en El Acento, ese desenfadado y casi siempre interesante editorialillo diario, este pasado viernes:

Días antes [del fallecimiento de Ortega y Gasset], el Ministerio de Información había remitido una nota a la prensa en la que, «ante la posible contingencia» de la muerte del autor de La rebelión de las masas, ordenaba titular la noticia a dos columnas, como máximo, y, sobre todo, no llamarle «maestro».

El artículo utiliza la anécdota para ilustrar la conversión al catolicismo del fundador del Partido Comunista italiano, pero la instrucción del Ministerio de Información, ese «a dos columnas, como máximo», es ilustrativa también de una forma de componer gráficamente las noticias muy arraigada en los periódicos de hace tiempo: el uso tasado del ancho, medido en columnas, para denotar la importancia que se le concede a una determinada noticia.

Aunque en el texto se menciona al católico diario Ya (la portada de la imagen, compuesta a siete columnas, es de 1965), no es necesario remontarse a la antañona y muy intervenida prensa del franquismo para encontrar ejemplos de esa manera de poner las noticias en página. El propio El País, sin ir más lejos, era la referencia dominante de este tipo de diarios llamados (por oposición a los que los manuales llamaban desdeñosamente amarillos, sensacionalistas o populares) como valorativos o interpretativos, que concedían a cada noticia un espacio escrupulosamente derivado de su relevancia informativa. Hoy día ningún periódico español –tampoco El País– hace un uso tan rígido del columnaje, y a la ecuación del ancho de las noticias se le suelen añadir otro tipo de factores quizá más prosaicos: el emplazamiento de la noticia dentro de una u otra sección, el ancho al que se hayan titulado la página anterior y la siguiente, que la información lleve o no lleve foto y que ésta sea horizontal o vertical, etc. Esto ocurre en páginas interiores, pero vale también para las portadas. En las de 20 minutos tenemos un esquema fijo, y nuestros titulares de apertura sólo rebasan cuatro de las cinco columnas en que se divide nuestra retícula en ocasiones muy especiales.

Pero, ¿qué hacer cuando la noticia es tan excepcional que el ancho de todas las columnas disponibles resulta insuficiente para evidenciar la importancia de una noticia? Pues, generalmente, subir el cuerpo. lo subió hasta el 96 que tiene reservado para las grandes ocasiones; más recientemente, The Telegraph, de Calcuta, lo ha hecho hasta bastante más allá del 720 que permite el programa de referencia de maquetación, como contaba, tan bien como suele, Herminio Javier Fernández en su blog CuatroTipos.

D. Velasco

Títulos con gasolina

«Las petroleras descartan alzas en el precio final de los combustibles para compensar la caída de la cuota estatal de estabilización»

Más o menos así podría titular un diario español esta noticia, sacada de la edición de este pasado viernes del diario Perú 21, donde la encabezan con un enunciado lacónico y críptico a partes iguales: «Gasolinas no subirían».

Dos maneras diferentes de titular que, aparte de contar algo parecido de forma completamente distinta, requieren hechuras tipográficas y de diseño distintas. La forma peruana –podría generalizarse y decir que de toda la América de habla hispana– necesita tipos contundentes, con mucho peso y anchura, mientras que la otra, la española, más explicativa, pide cuerpos de letra menores y fuentes más condensadas para meter más caracteres por cada línea de composición.

Tener en cuenta estos condicionantes cuando estás trabajando en un nuevo diseño para un diario o su remodelación, aparte de conveniente, resulta sencillo, excepto si ese diario está escrito en un idioma incomprensible, especialmente si esa lengua emplea caracteres no latinos, como los de los alfabetos cirílico, chino o arábigo. En ese caso, diría yo, sólo de chiripa podría armarse un diseño medianamente consistente. Lo más probable es que pusiéramos al redactor de ese hipotético periódico en un aprieto similar al que, para un redactor de I Congreso Mundial de Prensa Gratuita, celebrado en Madrid. Triviño, además de desgranar sus teorías sobre el diseño como factor de calidad en la prensa gratuita, enseñó un buen muestrario de los rediseños que ha realizado para diarios de EE UU (The New York Post), Inglaterra (The London Paper) y Dubai. En este opulento emirato se edita The New Emarat Al Youm, y de esta guisa lo dejaron Triviño y su equipo tras el rediseño que le hicieron en enero de este mismo año.

¿Qué os parece? ¿Tiene buena pinta? Yo diría que sí, que es colorido, visualmente atractivo, que parece estar bien digramado, bien jerarquizado, etc, etc, pero diría también que me reconozco incapaz de opinar sobre el diseño de un periódico si no puedo leerlo, como es el caso. Es más: mi nulo conocimiento del árabe no me permite saber siquiera cómo titularía el Emarat si, en el improbable caso de que el encarecimiento de los combustibles fuera un problema en Dubai, tuviera que dar la noticia cuyo titular abre este post. A la vista del tamaño de sus tipografías me atrevería a decir que lo harían a la peruana. ¿Hay alguien en la sala con conocimientos de árabe que pueda decir si estoy o no en lo cierto?

D. Velasco

«España rompe el maleficio»

La selección ha conjurado el maleficio que la condena a caer en cuartos y, de paso, ha neutralizado por un día la riqueza de matices con la que la prensa española acostumbra a tratar éste y otros asuntos. Todos los periódicos del país han dedicado el espacio central de su portada, cómo no, al triunfo de la selección española, pero la inmensa mayoría de ellos, además, ha titulado la hazaña jugando con una misma idea, el fin del sino maldito: «Casillas rompe el maleficio» (El Mundo y el extremeño Hoy), «Acabó la maldición» (Ideal de Granada), «Acaba la maldición» (Levante-EMV), «España acaba con la maldición» (Diario de Ibiza), «Fin a la maldición» (La Verdad de Murcia), «Adiós al maleficio» (La Voz de Cádiz), «España rompe el gafe» (Sur, de Málaga)… Hay unas cuantas variaciones más sobre el mismo tema, pero «España rompe el maleficio» es, con diferencia, la que más se repite. Así titulan Público, La Provincia/Diario de Las Palmas, El Comercio de Asturias, La Nueva España, también de Asturias, El Heraldo de Aragón y el de Soria, Diario de navarra, El Diario Vasco, y también, aunque con ligeras variaciones, El Mundo y La Razón.

Todos estos diarios, curiosamente, tienen dos cosas en común: son generalistas y de pago. Ninguno de los gratuitos ni de los deportivos hemos titulado de forma parecida a nuestros primos del quiosco, aunque por los pelos: ésta de la izquierda es la portada que hemos dado hoy en todas las ediciones de 20 minutos, pero, durante unos diez minutos, más o menos, la que está debajo es la versión que íbamos a dar por buena. El bloque de la Eurocopa tenía, como se ve, una segunda línea de titular… ¡con la maldita maldición incluida!, que finalmente suprimimos para hacerle hueco a una foto de Casillas, más vertical, recién servida por las agencias. La fotografía, con el guardameta a lo Robert De Niro en Toro Salvaje, tiene más fuerza que la que habíamos puesto inicialmente y, mira por dónde, se llevó por delante una idea que anoche debía de estar flotando como un virus por todas las redacciones españolas y que hoy se ha convertido en un lugar común a cuerpo 60. Un nuevo milagro de San Iker.

D. Velasco