Un blog acerca de todo lo que se sujeta sobre las columnas de un diario cualquiera. Por ejemplo, el nuestro

Textos ilustrados, textos ilustrativos, textos sin ilustración

Perdón por el juego de palabras, pero es que el tema de hoy va de eso: de palabras. De texto, mucho, y sólo texto. Pero de su empiece, nada más.

Dice Milan Kundera, en uno de sus muchos ensayos dedicados a la novela, que el arranque de un texto es un contrato que quien escribe le ofrece al lector. Si el escritor checo está en lo cierto, hoy en este ‘post’ damos a firmar uno irrechazable. Y no por este texto introductorio, desde luego, sino gracias al que encabeza con grandes caracteres minúsculos esta página de aquí debajo:

Estas líneas entrecomilladas, las primeras de El túnel de Ernesto Sábato, introducen un reportaje en el que se recuerdan los más célebres arranques de novela, de Clarin a Ian McEwan, pasando por Nabokov o García Márquez, con el que abríamos este pasado viernes la sección de La Revista. El tema es tan interesante como la lista de escritores mencionados, pero tiene un pequeño problema desde el punto de vista del diseño: es muy difícil de ilustrar, especialmente si se pretenden evitar las típicas fotos genéricas o de recurso (alguien leyendo o escribiendo, una pila de libros…) que en 20 minutos intentamos por norma no utilizar.

Paula Arenas, la redactora que firma el texto, proponía para ello buscar los inicios de esos textos en sus páginas de una edición cualquiera, y hacer con ellas un montaje en abanico; de una solución similar era partidario Rubén Ruiz, el responsable de la sección, quien sugería algo parecido a lo que ha salido publicado, pero que jugara con texturas o colores que recordaran al papel ahuesado al que asociamos los libros de narrativa.

La página, finalmente, quedó impresa como se la puede ver aquí, sin otra ilustración ni recurso gráfico que los caracteres que componen la primera frase de la novela de Sábato, el signo tipográfico de omisión de texto (los puntos suspensivos entre corchetes) y unos asteriscos entre los párrafos del cuerpo de texto, en el que las citas van en rojo y engordados con una negrita. Este tipo de recursos, tratar la tipografía como ilustración, tiene partidarios entusiastas y severos detractores. A los primeros, la solución les parecerá una forma elegante de salvar una página en la que poco pueden aportar las imágenes; a los segundos, una aberración o –en el mejor de los casos– una extravagancia que desvía hacia la forma la atención que debería recaer sólo sobre el contenido.

¿A ti qué te parece? ¿Te empacha o distrae un uso tan intensivo de la tipografía? ¿Crees que una imagen vale más que mil palabras, incluso cuando éstas están tomadas, nada menos, de Lolita, La Regenta o Cien años de soledad?

D. Velasco

4 comentarios

  1. TENEMOS YA AL PUTO COPYEN TETAS EN PLAY BOYhttp://comielotrodia.wordpress.com

    14 marzo 2009 | 17:56

  2. Dice ser armstrongfla

    A mí me parece interesante y muy logrado el reportaje en sí, la idea. La tipografía como imagen como mínimo, atrevida.He guardado la hoja.Enhorabuena!!!Armstrongfl

    14 marzo 2009 | 19:14

  3. Dice ser antonio larrosa

    Como estoy acostumbrado a escribir varias narraciones cortas al mes , no me preocupo gran cosa del inicio . Donde intento poner énfasis en el final pues muchoe lectores creen que he dejado el tema a medias.Clica sobre mi nombre

    14 marzo 2009 | 20:54

  4. Dice ser réich

    Las imágenes sobraban. Está perfecto así.

    14 marzo 2009 | 22:25

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