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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Al madridismo (leré), y a sus millones

Rilke dijo aquello de que no hay clases para los principiantes. En seguida exigen de uno lo más difícil. Es una especie de encadenamiento a la exigencia maldita. Hoy Dani Clark, un chico de 21 añitos y 2m12 que se pone rojo como un tomate cuando grita en las ayudas en los bloqueos y que difícilmente tiene mucho que hacer en un choque de trenes contra tiparracos como Dwight Howard, tenía una excelente cabronada programada en su existencia. A su lado, para comprometer a un equipo de fútbol que gasta 90 millones de euros en un vendedor de camisetas y se permite el lujo de dispendiar dinero en la plantilla más cara de la liga ACB, contaba Dani con la ayuda de otro chaval llamado Carlos, de 23, y con los brazos largos como los de un chimpancé. Ambos juegan en un equipo de patio de colegio. Es un equipo llevado como en una verdulería donde todos se conocen, arrastra pasiones entre críos de 4 años que juegan al lado de donde entrenan los mayores, se gestionan las cosas de aquella manera y si uno dice mú se entera medio colegio. Es lo que hay.

A este equipo la temporada se le resume en cuadrar las cuentas con Hacienda, dado que no tiene un equipo de fútbol o una diputación provincial o un gobierno regional que trama sus hilos con cajas de ahorro sin fondo, y en llegar a dos partidos o tres con el pulso tan críticamente alto que su afición corre el riesgo de morir como en Waco, en masse. Y uno de esos partidos es el habitual duelo, the derby, con el vecino rico. El del ídolo de los 90 millones o de los terrenos reconvertidos en rascacielos para rascarle los cojones al altísimo. Y con la era digital, os lo decía ayer, ha surgido un foro enorme, la peor expresión del absurdo, el talento llevado al máximo. La casa por la ventana, quizá.

Pues bien. Entre Dani y Chimpa, sumando 30 puntos, 15 rebotes, 8 asistencias, 4 robos y 39 de valoración ACB, han roto el juguete de los poderosos, han desmontado el escenario preparado por la televisión pública para redimir un mes crítico de la sección deficitaria del Real Madrid. Estudiantes sigue con 4 millones de deuda con Hacienda, pagos pendientes por parte de una entidad público-privada que se niega a abonarle derechos de imagen por el pabellón, está sin un pabellón fijo o propio, se le acaba de marchar un escolta tirador a USA porque tenia morriña, y tiene 4 jugadores salidos de la gripe A (cosas de compartir cancha con el colegio) y uno con un diagnóstico rarísimo que posiblemente lo mande a la prejubilación. Pero llegan los partidos contra el adorable Trampas y no sabe uno si las dificultades de Rilke se convierten en un muelle oxigenador o si esos ocho mil alocados de azul hacen tiritar los cables que sujetan la canasta (los otros dos mil de hoy eran madridistas infiltrados o aplaudientes). Llega un Pancho Jasen capitaneando la remontada y clava un melón desde 10 metros. Vamos, lo normal. A Vedia (aka Stephen Wozniak) se le ve comiéndose los muñones en el fondo Demencia con su palestino.

La prórroga es un encefalograma de un loco. Normalmente sirve para deshacer empates en el deporte pero esta noche ha servido para gritar alto y claro que somos un equipo de patio de colegio. Marco Jaric, un escolta NBA (Memphis Grizzlies) que el Madrid ha incorporado para remendar una línea exterior a base de pasta, falla un tiro libre y deja tiritando las cardiopatías de la grada con 78-80 para el vecino rico. Dani, el chico de aspecto de carabinero puesto al sol y los brazos enormes, el que se encoge de hombros como un zagal de las peliculas de Ken Loach cuando le animas, decide que su temporada de ostracismo se termina esta semana. Bote y arma el brazo a 6.50 del aro. Triple para machacar a una defensa abierta con demasiados hombres bajos (Prigioni, Bullock y Jaric) y ningún 4 pendiente del exterior.

82-80 y decibelios que salen por las juntas de soldadura del Arena hasta alcanzar en onda expansiva el Paseo de Extremadura, las putas de la Casa de Campo y hasta los pinares de la Zarzuela, donde se apiñan asustados los participantes de la casa del Gran Hermano Borbón ante cada estallido de algarabía en Madrid. No queda tiempo ni para pensar en la revolución, en derrocar los borbones o en reirse de ese equipo que descartó en verano a Jaric porque creía que estaría de vuelta de todo. No hay tiempo más que de intentar robar las últimas imágenes de los críos, de un cadete que jugaba en el Estu en 2003, de un inglés que vagaba perdido por Lugo hace escasamente dos temporadas.

Al madridismo, ya se sabe (leré), con sus millones, nos los pasamos … 

4 comentarios

  1. Dice ser Josu

    Brillante post!!!

    Llegué a tu blog buscando el running. He encontrado algo mas.

    Saludos, Josu

    30 diciembre 2009 | 12:50

  2. Dice ser Viking100%

    Que pasa, que estos equipos que presumen de no tener un duro sólo ven importantes los partidos contra el Madrid?? Si jugasen TODOS los partidos como juegan contra el Madrid ganarían siempre, pero claro… sólo importa ganar el partido dificil para justificar otras derrotas… lamentable.

    30 diciembre 2009 | 15:40

  3. Dice ser garbanzito

    El vikingo este es un crack al final un éxito lo convierten en un fracaso y en algo taimado… Pues yo voy a aplicar su misma lógica en el discurso… ¡Os fastidiais mujeres del mundo, no tenéis sexo conmigo porque me gusta más aguantarme…!.
    Estos tíos son unos fuera de serie

    30 diciembre 2009 | 20:33

  4. Dice ser Viking100%

    @garbanzito : Aplicar la misma lógica sería decir que cuando sales a intentar ligar a un bar, sólo te esfuerzas en ligarte a los pivones, de las normalitas pasas, y por eso, aunque una vez tengas la suerte de ligarte a un pivon, el 99% de las noches te vuelves a casa solito, por no esforzarte con las normalitas. Lo cual refuerza más si cabe lo que dije anteriormente, que los equipos pequeños/medianos sólo salen a dejarse los huevos contra los equipos GRANDES como el Madrid y a veces tienen la suerte de que les sale bien (o pillan a los grandes cansados porque en todos sus partidos, el rival sale al 150% contra ellos y es un sobreesfuerzo continuo).
    Lo que tu has dicho no tiene ningún sentido.

    31 diciembre 2009 | 08:45

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