Padre no hay mas que uno….

‘Anda, pues que se te dé bien. No sabía que ibas a correr el domingo’. En casa esto de las carreras ya no es algo ni medio normal. De hecho mi hermana y yo muchas veces tenemos las mismas como excusa para llamarnos y de paso preguntar por las cuestiones cotidianas. Ese ‘¡¿qué tal se ha dado?! es ya un saludo más que una pregunta formal. Mi padre cerraba ayer hilo celular con esa recomendación. Que se me diera bien.

Él fue quien nos metió en esto (y el nos tiene que sacar, digo a menudo en broma) a mi hermana pequeña y a mí. Había dejado el cabeza de familia los Sombra y los Rex, dos paquetes, y mientras se puso a comer pipas algo le debió pasar por la cabeza. En los lejanos 50 había participado en la enseñanza primaria allá en Avila en algunas carreras, con Isaac, con algunos más en el Parque de San Antonio. Por casa conserva una foto de ua llegada de una carrera en blanco y negro. También los recuerdos de sus días de maestro en el Pirineo berguedano y en llevar a los chicos a correr la Jean Bouin del 70 y del 71.

Así que embutido en unas bambas de loneta se lanzó, con un polo marrón y un pantalon azulete de furbolero, a trotar. Sus entendederas (como las de todos) pasan por días de crisis y se lanza por el arcén de la carretera de Burgos, desde S.S. de los Reyes hasta el circuito del Jarama, y regresar. Así prepara el MAPOMA de 1979, la segunda edición, y así se planta en meta con 5 horas. El héroe campaba por casa y contactaba con la gente del histórico CAP de Alcobendas. En lote, dos críos y padre. El carnet expedido en marzo del 81 ya daba cuenta oficial de las oficiosas participaciones en aquella carrera de Enero de 1980 en las fiestas de la Virgen de la Paz. Aquel gordete que cerraba carrera, congestionado, cuenta hoy en la Red de Redes las aventuras de un padre que ve normal y cotidiano que sus hijos corran maratones. También las coría el. De padre gato, hijos michines.

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