La gente de Rosy Runrún La gente de Rosy Runrún

Corazón, corazón; corazón pinturero.

Sobre la rentable reconciliación de Ana Obregón y Antonia Dell’Atte

Las Navidades propician las reconciliaciones. Claro que, como yo digo, si la reconciliación tiene el aliciente de un jugoso cheque o una transferencia bancaria como añadido, es un poquito más fácil. Perdonar es bueno para el alma y, en algunos casos, para el bolsillo. Si les preguntaran a Ana Obregón y Antonia Dell’Atte, dirían que lo afirmo es verdad.

La reconciliación más esperada © Gtres

La reconciliación más esperada © Gtres

Mucha gente sitúa el inicio de los ‘cara a cara’ del corazón en los tiempos de Tómbola, pero todavía antes que eso existió otro que se llamaba La máquina de la verdad. En la máquina de la verdad ya estaba Karmele Marchante, por ejemplo, que en aquellos momentos era una crack en lo suyo y una periodista de éxito. Y allí fue un día Anotnia Dell’Atte, impetuosa y brava, para lanzar cuchillos, sapos y culebras sobre el nombre de Ana Obregón. Se armó bien gorda. Los periodistas preguntaban, juzgaban y acusaban, ella añadía, gritos, chascarrillos, aplausos del público como si estuviera delante de unas fieras y, como colofón, el detector de mentiras. Es decir: Sálvame pero en interesante.

Aquellos maravillosos años...

Aquellos maravillosos años…

Muchos años después, no sé si 25 como explica Hola, nos llega jugosa la noticia de la reconciliación, de la que yo me enteré ayer por la tarde, mientras buscaba consuelo con mi íntima Mariví sobre el hecho de que ninguno de mis pretendientes me hubiera regalado nada por Reyes. No es justo. Pero hablábamos de Ana Obregón. Me tomaba yo el roscón con nata en mi único día de vacaciones cuando mi amiga tuvo la feliz idea de sacar el Hola del bolso: “Las eternas enemigas firman la paz tras 25 años en guerra”. Jopé, y eso que se supone que Hola no es sensacionalista. Tanto como una guerra…

hola-obregon1-zNo podíamos creerlo, claro: Es como si Aznar y Zapatero se van de pronto a jugar juntos al paddle. No se entiende ni se comprende, pero Antonia explica en la entrevista:
«La muerte de mi suegra nos unió. Acudimos a la iglesia para acompañar a nuestros hijos y a la familia, y, de repente… allí, en media de aquella tristeza enorme, las dos nos abrazamos».

El espíritu santo las unió, por tanto. Porque una vez que ya se habían abrazado se dijeron: “Total, si la vida son dos días, ¿para qué vamos a seguir mosqueadas?” Esta es mi interpretación, pero no me negaréis que no tiene más sentido.

Parece todo pactadísimo: Ana aclara que ella nunca, jamás, jamás, quiso hacer daño a Antonia al salir con Alessandro. Y las dos están de acuerdos que ha sido lo mejor de cara a sus dos hijos. Y dicen que no son íntimas amigas pero sí amigas, y así se quedan tan anchas sonriendo a cámara en ese sorprendente reportaje de unas diez páginas.

Me gusta lo que dice Antonia: «No se puede vivir con odio. Se trataba de perdonar y olvidar». Y añade: «Alessandro está encantado con que hayamos enterrado el hacha de guerra. Nuestra reconciliación le da paz. Somos las madres de sus dos hijos y se abre el camino de la armonía para todos».

Si es que todo eso está muy bien pero, ¿a santo de qué tenían que hacerlo públicamente? Antonia también lo aclara: “Nuestras peleas hayan estado en la prensa durante un cuarto de siglo, pensamos que nuestra reconciliación también debía ser pública”. Y, claro, puestas a hacerlo público, pues mejor en el Hola vía jugosa exclusiva que en un Twitter o en un post de Facebook o un comunicado.

Qué queréis que os diga, así hasta yo perdono a todos esos pretendientes que no me han regalado nada por reyes… No hay derecho.

1 comentario

  1. Dice ser Jj

    Pues igual que todo lo que sucede en los programas del corazón: aunque haya peleas o reconciliaciones ¿hace falta ir a la tele a contarlo o discutir precisamente en directo?
    Son todo todito montajes, sobre todo si es gente sin oficio ni beneficio.

    07 enero 2016 | 15:59

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