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Ciencia Deluxe

Este fin de semana en Bilbao se ha celebrado el evento de divulgación científica Amazings Bilbao 2012 organizado por Naukas. Sin deshacer la maleta, y antes de tomar la píldora (¿la roja o la azul? nunca me acuerdo) que me devuelva al real world, en el que el gobierno de nuestro país recorta y ningunea a la Ciencia, me dispongo a escribir esta entrada para contaros lo que he vivido, afortunadamente, en primera persona. La Ciencia, aparte de su indudable función en el progreso y la mejora de la calidad de vida de todos nosotros, si se hace con ilusión, con ganas, con dedicación y con amor (sí, he dicho amor) puede ser, además, el mejor espectáculo del mundo.

Durante la comunicación de Gaussianos (por Wicho)

Durante dos días, pero sobre todo el sábado, por razones obvias, el auditorio del Paraninfo de la Universidad del País Vasco (500 plazas)  se llenó de espectadores dispuestos a aprender, pero sobre todo, a disfrutar escuchando hablar de Ciencia. De hecho, la organización tuvo que habilitar la sala Baroja del mismo inmueble, para que la gente que no encontró hueco, no ya en las butacas del auditorio, sino de pie en los pasillos del mismo, pudiera seguir por streaming las comunicaciones del evento. Hay que sumar además a todas las personas que siguieron el evento a través de la página de Naukas o de la EITB.

Alguien podría pensar  que aquello se llenó de nerds  que asistieron con seriedad a charlas científicas, que fue un acto aburrido para empollones. Pero si alguien hubiese estado en la puerta de la sala, con los ojos tapados y hubiera puesto la oreja, no habría acertado nunca qué tipo de espectáculo estaban disfrutando los de dentro. Por lo que a mí respecta, y por lo que vi a mi alrededor, los que allí estábamos, abríamos la boca y, por no  molestar, ahogábamos las exclamaciones de asombro a veces, nos reíamos a carcajadas otras, interrumpíamos con un merecido aplauso al divulgador de turno… estábamos disfrutando, gozando escuchando hablar de Ciencia. Fue un gran espectáculo, de estos de los que la gente sale sonriendo, satisfecha… feliz. Ay, feliz, si te alejabas un poco y mirabas las caras de la gente podías imaginar que las cosas no iban tan mal en este país…

Xurxo Mariño cocinando un caldo sináptico (por Uhandrea)

Como he dicho hubo muchos comunicaciones y muy buenas, pero dejenme resaltar el espectáculo de Xurxo Mariño y Vicente de Souza, Protón: La fascinante historia de una partícula inmortal… o casi. Un neurocientífico y un actor que, durante una hora que duró menos de lo habitual o eso me pareció, porque pasó volando, nos contaron de dónde vienen los protones que forman todo lo que somos, como decía el propio Xurxo, cada una de nosotros está formado por, literalmente, el corazón de una estrella que explotó como supernova hace millones de años. Creo que si lo pensáramos de vez en cuando nos ayudaría a relativizar un poco y a sentirnos mejor… Sinceramente, disfruté tanto como en cualquier espectáculo, por ejemplo, de Les Luthiers. Aquella hora estuvo llena de Ciencia y de humor, un trabajo hecho con profesionalidad, rigor científico, brillantez y amor (sí, otra vez he dicho amor), y nos recordaron, por ejemplo que el 666 es el número de la vida  puesto que el  carbono tiene 6 protones, 6 neutrones y 6 electrones y por lo tanto…

La vida es diabólicamente hermosa

@Cuent_Cuanticos

Y si esto gusta a tanta gente y, sobre todo, nos enseña a entender, un poco,  el Universo, nos permite acercarnos sin miedo a experimentos como los del LHC, a conocer cómo diseñar una vacuna,  o a salvar una vida en 10 minutos, ¿por qué los programadores de nuestras televisiones no ofrecen programas con estos ingredientes para que todo el mundo lo pueda difrutar? ¿Por qué programar tanta, con perdón, mierda?

Ésta soy yo (por Wicho)

Ahora es cuando les cuento una anécdota que cuento siempre que se habla sobre este tema. Hace unos meses estaba comiendo en la cafetería de la estación de una ciudad española, pequeña. Era el único sitio en la estación para comer y no tenía tiempo para ir a otro sitio. En 3 pantallas magníficas de televisión se proyectaba un programa, Hombre, mujeres y viceversa (no pongo enlace para no hacer spam de semejante porquería). No lo conocía, afortunadamente, pero asistí con estupor al lenguaje soez y a la exhibición de unos modales (por llamarlo de algún modo) desde todo punto de vista inapropiados para cualquier hora del día, desde luego, pero más aún a la hora del almuerzo en la que, por ejemplo, puede haber menores comiendo en el único bar de la estación. Entonces, pensé, si prohiben fumar en los bares porque es perjudicial para la salud, ¿por qué no prohíben este tipo de obscenidades en lugares públicos donde pueden haber niños? Traté de comer lo más rápido posible, enfadada e indignada y ¿sabéis qué? Al cabo de un rato, me descubrí embobada escuchando aquella basura. Fue entonces cuando me formulé la segunda pregunta: igual que yo me he embobado viendo esto debido al poder hipnótico de la caja tonta, ¿no deberíamos aprovechar ese poder hipnótico para emitir programas de ciencia, con un poco de imaginación y humor, y enganchar a la población librándonos de esta lacras?

Ya, ya sé que estoy gritando en el desierto y que en el momento histórico que estamos viviendo esto no puede hacer más que empeorar… No creo que ningún político se esté planteando favorecer la organización de eventos como éste a lo largo y ancho de la geografía española… si fuera un aeropuerto…

Pero aún me queda el buen sabor de boca del evento y quiero aprovechar estas últimas líneas para dar mi enhorabuena y expresar mi agradecimiento a los organizadores del evento y a todos sus colaboradores, ¡muchas gracias!

Donde hay Ciencia, hay esperanza.

Foto de familia de Naukas en la que falta Wicho que fue el fotógrafo

 

P.S. Por cierto, al final del evento se entregaron los Premios Tesla 2012 de divulgación científica y nos llevamos uno, el tercero, por esta entrada sobre Voronoi 🙂

De izquierda a derecha, @ScientiaJMLN (2º puesto), @jlblancoc (1º puesto) y yo (3º puesto)  (por PlanetaSapiens)

 

 

 

 

 

 

 

 

Japón, mira que está lejos Japón…

Hace unos días me preguntaba una periodista por qué en nuestro país el nivel de matemáticas de nuestros estudiantes era tan bajo comparado con el de otros países. Con la siguiente pregunta me sugería casi la respuesta: ¿no sería que los maestros y profesores de matemáticas no saben hacerlo bien?

No me pude reprimir. Me hace mucha gracia el hecho de que cuando la selección nacional de fútbol gana una competición todos nos sintamos campeones del mundo y que cuando falla el sistema educativo los únicos responsables sean los profesores.

¿Qué hay de la responsabilidad en este asunto del resto de la sociedad? Y no sólo de las familias de nuestros estudiantes, sino de todos los que formamos parte de ella. Porque no es difícil, maldita la gracia que me hace, que algunos padres afirmen, enfrente de sus hijos, que las matemáticas son difíciles, odiosas e ¡inútiles! Pero también es verdad que ningún niño puede intuir de la información que le rodea algo mejor de las ciencias, en general o de las matemáticas, en particular. Sin embargo, sí que quisieran, por poner un ejemplo, jugar como Messi (que el chiquillo juega pa chillarle, todo hay que decirlo), cuando, posiblemente, llegar a hacerlo así sea mucho más difícil y complicado que resolver una integral por partes.Y no, no  sólo quieren ser como el jugador argentino, tienen ejemplos más cercanos y asequibles. Me contó  un compañero, profesor de secundaria,  que cierto día uno de sus alumnos le argumentaba que no necesitaba saber dividir polinomios porque su primo, albañil, no sabía hacerlo y tenía un coche mejor que el de él, el de mi compañero digo. Con esta tela, ¿qué traje se puede hacer uno?  No sé cuál sería la solución de un problema tan serio, qué más quisiera yo…

En ese momento, volé hacia Japón y me llevé a la periodista de la mano. Hace unos años, paseando por Kioto con Jin Akiyama, observaba cómo grupos de adolescentes se acercaban a él y entre grititos y tímidas risitas, les ofrecían sus cuadernos y libros para que Akiyama sensei se los firmara. Para mí fue alucinante, porque Jin no es futbolista, no ha estado nunca en ninguna casa de ésas que te echan por no sé qué razones, no ha tenido ningún idilio, que yo sepa, con ningún torero. No. Jin es matemático y desde 1991 tiene un programa en una de las cadenas de televisión más importantes de Japón sobre ¿qué? Sí, sobre matemáticas y es uno de los hombres más famosos del país del sol naciente sólo por eso. Además de eso, es profesor en la Universidad e investigador, hecho por el que yo le conozco.

Una de las autoras de este blog con Jin Akiyama en Alcalá de Henares, en 2011

Pero no sólo tiene su programa de divulgación de matemáticas en la NHK, también hace radio, aparece como personaje invitado en series de televisión, en algún manga…¡hasta  juegos para la Nintendo DS!

  

Parte del secreto de este éxito en divulgación es sin duda que Jin, aparte de matemático, es un artista, un verdadero showman. No comparte nada, en cuanto a personalidad se refiere, con los matemáticos que, posiblemente, más gente conoce como  John Nash (de Una mente maravillosa) o Grigori Perelman (que rechazó un millón de dólares de premio). Estos dos son dos ejemplos, a mi parecer de la imagen que tiene gran parte de la sociedad de los matemáticos. Y, lamentablemente, ninguno de los dos son populares por sus maravillosas aportaciones a las matemáticas sino por su carácter, digamos, especial.

Pero…

¿Se imaginan un fenómeno parecido en nuestro país? ¿Un programa de divulgación matemática en horario de máxima audiencia? ¿Adolescentes persiguiendo a un profesor de matemáticas para pedirle un autógrafo?

Japón, pero mira que está lejos Japón…